Cómo usar escenarios climáticos para aumentar la resiliencia de las carteras de inversión
Los inversores deben reconocer el impacto material del cambio climático en las carteras de inversión. Image: Unsplash/Marcus Winkler
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- Los inversores deben evaluar el impacto del cambio climático en las inversiones y determinar la estrategia adecuada para aumentar la resiliencia de su cartera.
- La GIC y sus socios han desarrollado un conjunto de escenarios climáticos para trazar y someter a pruebas de estrés las carteras frente a posibles trayectorias futuras, así como un conjunto de indicadores climáticos para evaluar la probabilidad de cada escenario.
- El análisis basado en los conjuntos de escenarios y señales más recientes es claro: debemos esperar una mayor volatilidad e incertidumbre continua, un aumento de los riesgos físicos y de transición, y cambios disruptivos en el horizonte.
La dura advertencia del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas en su reciente informe fue clara: aunque ya se dispone de muchas soluciones de mitigación y adaptación al clima, la ventana de oportunidad para cumplir los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global muy por debajo de 2ºC se está cerrando rápidamente.
Sin una reducción drástica e inmediata de las emisiones, corremos el riesgo de dañar irreversiblemente nuestro planeta, así como las comunidades y la biodiversidad que lo habitan.
Como inversores a largo plazo, reconocemos el impacto material del cambio climático en las carteras de inversión. Sin embargo, el proceso de determinar la estrategia adecuada para aumentar la resiliencia de las carteras al cambio climático no es sencillo. La incertidumbre sobre cómo evolucionan los riesgos climáticos y sus implicaciones para las condiciones macroeconómicas y de mercado complica el panorama.
El análisis de escenarios climáticos ofrece a los inversores a largo plazo un enfoque sistemático para sortear esta incertidumbre. En GIC nos hemos asociado con Ortec Finance y Cambridge Econometrics para desarrollar un conjunto de escenarios climáticos con el fin de trazar y poner a prueba nuestra cartera frente a posibles trayectorias futuras.
Aparte de los dos escenarios que reflejan los resultados binarios de una transición neta cero exitosa o una transición fallida, diseñamos dos escenarios a medida para tener en cuenta los matices asociados a la elaboración de políticas climáticas y las respuestas del mercado a los riesgos climáticos.
Nuestros escenarios personalizados van un paso más allá que la mayoría de los escenarios climáticos convencionales, ya que examinan si los mercados valoran los futuros riesgos climáticos de forma disruptiva e incorporan la posibilidad de que los mercados reaccionen de forma exagerada, lo que provocaría crisis de confianza.
Además, hemos creado un conjunto de indicadores para evaluar la probabilidad de los distintos escenarios. Nuestro análisis, basado en los conjuntos de escenarios y señales más recientes, es claro: cabe esperar una mayor volatilidad, una incertidumbre continua, un aumento de los riesgos físicos y de transición, y cambios disruptivos en el horizonte.
Nuestros dos escenarios incluyen el más optimista, Cero Neto (Net Zero, NZ), en el que las políticas climáticas se introducen de forma temprana y ordenada, permitiendo al mundo alcanzar el cero neto en 2050. En el extremo opuesto del espectro se ubica el escenario más pesimista de Transición fallida (Failed Transition, FT), que prevé que no se adopten más medidas políticas y que se produzcan graves impactos físicos relacionados con el clima, ya que la temperatura media mundial aumentará más de 4 ºC por encima de los niveles preindustriales en 2100.
El escenario de Transición Desordenada Retardada (Delayed Disorderly Transition, DDT) describe un mundo que tarda en aplicar políticas climáticas hasta que un aumento de las perturbaciones meteorológicas extremas hace que aumente la presión pública, obligando a los gobiernos a actuar. Debido al retraso, se ejecutan medidas mucho más drásticas en un periodo de tiempo mucho más corto. Mientras el calentamiento global se mantiene por debajo de los 2ºC, los mercados reaccionan de forma exagerada a estos choques climáticos y políticos extremos antes de que el choque de sentimientos se disipe y los mercados se recuperen.
En el escenario Demasiado Poco y Demasiado Tarde (Too Little Too Late, TLTL), los responsables políticos también se demoran en la promulgación de políticas climáticas y sólo responden a la presión pública tras una serie de fenómenos meteorológicos extremos. A diferencia de lo que ocurre en la Transición Desordenada Retardada, estas respuestas políticas no se producen a tiempo ni son de suficiente magnitud, lo que da lugar a un calentamiento global de 2-3 ºC en 2100. En este escenario también aumenta la volatilidad de los mercados como resultado de múltiples crisis climáticas extremas y cambios políticos.
Cero Neto, Transición Fallida y Transición Desordenada Retardada coinciden con los escenarios desarrollados por la red por un sistema financiero más ecológico, Network for Greening the Financial System (NGFS). Sin embargo, aunque la NGFS ya ha debatido los beneficios de "demasiado poco, demasiado tarde", la GIC es la primera en desarrollarlo como escenario para el análisis de carteras.
Decidimos explorar este escenario altamente perturbador porque creemos que los inversores deberían considerar la posibilidad de medidas políticas insuficientes y riesgos físicos crecientes en el futuro. Esto es especialmente relevante, ya que el último informe de la ONU sobre la brecha de emisiones prevé que el resultado de la temperatura en 2100 oscilará entre 2,4 ºC y 2,8 ºC en función de los compromisos políticos ya anunciados.
Tras calibrar los diversos factores que pueden influir en el cambio climático, utilizamos el modelo ClimateMAPS de Ortec Finance para evaluar su impacto en indicadores macroeconómicos como el crecimiento del producto interior bruto (PIB), la inflación y la rentabilidad de los activos financieros.
Prepararse, no predecir
Además de examinar los entornos económicos y de inversión plausibles en cada uno de los escenarios, creamos una serie de indicadores de señalización climática (climate signposts) para proporcionar una valoración de las probabilidades relativas de estos escenarios.
Las señales incorporan sistemáticamente una serie de indicadores históricos y prospectivos, como compromisos y medidas gubernamentales y empresariales en materia de cambio climático, tecnología y niveles actuales de emisiones de carbono.
Nuestros indicios más recientes apuntan a que el escenario más probable es "demasiado poco, demasiado tarde", seguido de "transición fallida", "transición desordenada retrasada" y "cero neto". Sin embargo, es importante señalar que ninguno de los escenarios tiene una probabilidad superior al 50%, lo que pone de relieve la gran incertidumbre que deben afrontar los inversores.
Mayor volatilidad, mayor incertidumbre
Así pues, los inversores deben prepararse para una mayor volatilidad macroeconómica y de los mercados, ya que los riesgos físicos, de transición y de mercado podrían evolucionar de forma disruptiva. Por ejemplo, en los escenarios de Transición Desordenada Retrasada y Demasiado Poco Demasiado Tarde, las respuestas políticas bruscas a la aparición de perturbaciones meteorológicas extremas harán que tanto el PIB como la inflación fluctúen ampliamente.
Además, los inversores deben adoptar un enfoque equilibrado para gestionar tanto los riesgos de transición como los físicos, dada la considerable incertidumbre sobre qué escenario acabaría materializándose. También es importante no optimizar sólo para un escenario concreto debido a la gama de posibles resultados.
En tercer lugar, es probable que la beta que mide la volatilidad y riesgo sistemático del mercado se vea afectada negativamente por los factores relacionados con el clima, especialmente los riesgos físicos a largo plazo. Los efectos sobre el crecimiento y la rentabilidad varían mucho según los escenarios, los países y los sectores.
Una hipotética cartera mundial compuesta por un 60% de renta variable y un 40% de renta fija seguirá generando rendimientos positivos durante un periodo de 40 años. Sin embargo, el rendimiento será muy inferior: el cambio climático reducirá la rentabilidad entre un 10% y casi un 40%.
Sin embargo, también existe un potencial alcista: los mercados de renta variable con baja exposición a los servicios públicos con bajas emisiones de carbono, como los de los mercados emergentes, tienen potencial para obtener mejores resultados.
Limitaciones del los modelos actuales
Una de las limitaciones de la mayoría de los modelos financieros actuales relacionados con el clima es que no son capaces de captar plenamente las ventajas de las soluciones de descarbonización, ya que las empresas con las tecnologías climáticas necesarias pueden no existir todavía o estar en fases tempranas de desarrollo.
El gasto en adaptación al clima y las oportunidades de inversión resultantes es un área adicional que los modelos climáticos aún no han incorporado plenamente.
¿Qué está haciendo el Foro Económico Mundial en relación con el cambio climático?
En última instancia, los inversores deben gestionar sus carteras con agilidad e integrar tanto los riesgos climáticos como las oportunidades en el proceso de inversión, desde la asignación descendente de activos y la gestión de riesgos hasta la selección ascendente de valores.
Estos escenarios y indicadores de señalización climática no pretenden predecir el futuro, pero nos ayudarán a prepararnos para la transición que se avecina. Sólo esperamos que no sea demasiado poco ni demasiado tarde.
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