Cinco preguntas clave (y dos pistas) para entender el futuro del trabajo
Image: REUTERS/Yuriko Nakao
stamos inmersos en un conjunto de tendencias sociales, demográficas, económicas y tecnológicas que impactan y reconfiguran profundamente las relaciones laborales y el futuro del trabajo.
Aquel mundo laboral predecible, en el que cada pregunta tenía su respuesta correcta, ya fue. Se esfumó. En el ejercicio actual de anticipar los nuevos escenarios laborales lo importante no es centrarse en tener las respuestas correctas sino centrarse en las nuevas preguntas que debemos abordar.
Lo bueno es que no hay expertos. Todos somos novatos en estos nuevos escenarios. Ser novatos debería hacernos humildes y saber disfrutar de la exploración. Con una mirada fresca, dejando atrás certezas y marcos mentales que pueden limitar nuestra capacidad de ver lo que tenemos frente a nuestros ojos.
Me gustaría, humildemente, compartir algunos de los aprendizajes y preguntas interesantes que he encontrado durante mi propia exploración del futuro de trabajo durante 2018.
Para centrar el tema me quedo con la reflexión de Esko Kilpi: “La idea central detrás del trabajo no va a cambiar. El trabajo es siempre resolver los problemas de los demás”. ¡Aceptando esta definición no tenemos que preocuparnos por el futuro del trabajo! ¡Los problemas de los demás son infinitos! Podemos incluir en el debate de manera natural el trabajo no productivo, el trabajo de los cuidados y las contribuciones de las personas a su entorno social, entre otros trabajos que a menudo no se consideran y sin los cuales nuestra sociedad colapsaría.
En inglés se usa el término gig economy. Me ha gustado la traducción al castellano que propone la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En documentos recientes donde hablan de “trabajo esporádico o intermitente”. Bajo este paraguas tan amplio podemos estudiar los derechos y las necesidades de los trabajadores independientes y con trabajos intermitentes en su conjunto, con plataformas digitales o sin plataformas digitales de por medio. En América Latina varios gobiernos ya han visto que pueden usar el debate sobre la gig economy para formalizar otros sectores que comparten características aunque no usen plataformas.
Con una visión de gig economy similar a la de la OIT, la agencia Staffing Industry Analysts (SIA) publica que la gig economy tiene un valor de 3.709.000 millones de dólares americanos.Llegan a esta cifra al agregar el human cloud (trabajo mediante plataformas laborales online u offline), agencias de colocación (mayoritariamente analógicas), trabajadores independientes empleados en trabajos de corta duración (restaurantes, tiendas, etc.), autónomos con contratos por proyecto o resultados, etc.
El human cloud (Uber, Lyft, Didi, UpWork, Freelancer, etc.) aporta “solo” 82.000 millones al total de la gig economyentendida de esta manera.
Así pues, la macrotendencia por el momento no es aún la plataformización del trabajo (el uso de plataformas sigue siendo bajo), sino que el trabajo se hace “intermitente” para un número creciente y diverso de personas. El reto es complejo, ya que el sistema laboral actual se diseñó bajo la premisa principal de trabajos permanentes.
No es el futuro del trabajo lo que nos debe interesar. Lo que debemos cuestionar es el futuro de los trabajadores independientes, sus derechos y sus necesidades como personas con relaciones laborales intermitentes e ingresos fluctuantes. Es relevante el uso del plural, “trabajadores independientes”, y no “trabajador independiente”. La calidad de la experiencia laboral es muy diferente para los trabajadores independientes aislados que para los trabajadores independientes agrupados.
Si vamos unos años más adelante y factorizamos la automatización mediante robots e inteligencias artificiales especializadas, parece que vamos a un mundo con menos trabajo productivo realizado por humanos. En este escenario, la pregunta no será la distribución del trabajo disponible sino la distribución de las rentas empresariales vs. Las rentas del trabajo en el conjunto de la sociedad. La menor contribución de los salarios al PIB total de muchos países ya es una realidad, la automatización va a hacerlo mucho más evidente y dramático incrementando la desigualdad.
En resumen: es el futuro de los ingresos acerca de lo que tenemos que preguntar en realidad. Iniciativas como The Economic Security Project en Estados Unidos ya han empezado. Todo el debate de las rentas básicas, rentas mínimas garantizadas, etc. también encajan en este ámbito. La definición de trabajo de Esko Kilpi toma de nuevo importancia para enfocar esta exploración.
La mayor parte del debate acerca de las plataformas se centra en la dicotomía empleado vs. trabajador independiente. Esta categorización y los beneficios sociales adjuntos han sido heredados de otra época y nos encorseta para proponer otras soluciones. “Hay derechos como la protección de la salud, la prohibición de discriminación, la protección de datos o el derecho a organizarse y defenderse colectivamente, por poner sólo algunos ejemplos, que deben estar por encima del estatuto jurídico”, escribe Luz Rodríguez. Centrando el debate en la protección de las personas trabajadoras en general y avanzaremos más y mejor. Cada vez más académicos y gobiernos apuntan en esta dirección. En España creo que podemos esperar alguna novedad al respecto a inicios de 2019.
Superada (o ignorada) la dicotomía me gusta mucho la aproximación del Think Tank RSA en el informe 7 portraits of modern work in the UK. ¡Los ejes se centran en la persona y no en las leyes! La experiencia laboral en el eje vertical y la seguridad económica en el eje horizontal. Aquí tenemos grupos de trabajadores más interesantes.
Para comprender la diversidad de situaciones del trabajo independiente recomiendo el libro Gigged: The End of the Job and the Future of Work, de lo mejor que he leído este año. Por su lado, el libro Uberland: How Algorithms Are Rewriting the Rules of Work nos habla de la experiencia de tener a un algoritmo como jefe.
Si la tecnología está reconfigurando las relaciones laborales, ¿cómo puede esta misma tecnología ayudar a respetar los derechos y a cubrir las necesidades de los trabajadores independientes e intermitentes? Esta categoría emergente de startups centradas en el apoyo a los trabajadores independientes recibe el nombre de WorkerTech. Representación colectiva (Organise), seguros (Zego), formación (DWDI), impuestos y administración (SmartIB), etc.
Para profundizar en WorkerTech recomiendo mi propia charla en Colaboramerica Medellin y el Whitepaper de Inline Policy sobre el tema.
Inspirados por el Fair Trade, desde el Oxford Internet Institute han promovido la creación del movimiento Fair Work centrado sobre todo en las prácticas del trabajo 100% online, el crowd work. Este 2018 se han debatido los principios básicos y la estrategia para que esto se convierta en un sello de calidad para las plataformas.
“Should we treat data as labor? Let’s open up the discussion”. Frente a la narrativa actual de considerar a los datos como un capital de las empresas, los autores nos retan a reflexionar acerca del impacto de considerar la generación de datos, que en el fondo alimentan a los sistemas de inteligencia artificial y a los algoritmos, como un trabajo por parte de los usuarios.
Como trabajadores de datos tendremos ciertos derechos garantizados, será una labor que dignificará nuestras actividades digitales, nadie pondrá en duda nuestra contribución al sistema de datos para recibir algún tipo de renta incondicional, tendremos cooperativas de datos, tendremos sindicatos o agrupaciones de trabajadores de datos, etc. Suena interesante o incluso imprescindible ¿no?
En resumen, para seguir explorando el “futuro del trabajo” en 2019:
- Definamos el trabajo como “resolver problemas de los otros” para debates mucho más profundos e inclusivos.
- Pensemos la “gig economy” como “trabajo intermitente” (con o sin plataformas). Usemos el tirón mediático de las plataformas laborales para hablar del trabajo precario e informal en su conjunto.
- Futuro de los trabajadores (2019) --> Futuro de los ingresos (2021).
- Centremos el debate en los derechos y necesidades de las personas trabajadoras independientemente del tipo de relación laboral que tengan. ¿Qué experiencia laboral tiene la persona? ¿Qué seguridad económicatiene?
- Para garantizar estos derechos y cubrir estas necesidades, usemos la tecnología para hacerlo de manera eficiente y escalable. Pongamos de moda el WorkerTech en España también.
Sigamos haciendo nuevas y valientes preguntas. Si las preguntas son suficientemente buenas nadie va a tener las respuestas, pero todos tendremos un sentimiento de responsabilidad compartida para buscarlas. ¿Quién se apunta?
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22 de octubre de 2024