Cómo manejar una crisis personal o de poderes en el trabajo
¿Alguna vez has llorado o te han dado ganas de llorar en una junta? ¿Has explotado de enojo en medio de una discusión con tu jefe o alguno de tus compañeros? ¿Has sido parte de una lucha de poder entre áreas? Si tu respuesta es sí, en alguna o todas las anteriores, significa que has estado, estás o estarás en medio de una crisis personal o emocional y necesitas iniciar un plan de contención para prevenirla o mitigarla.
Una estrategia de manejo de crisis resulta indispensable para toda empresa, debido a los estragos que ésta puede generar, especialmente, en su imagen y reputación. Así también, es importante que cada colaborador y líder tenga un plan personal para el manejo de situaciones críticas y de conflicto.
Cuando una situación se sale de control y nuestras reacciones a ésta no son las más adecuadas, también estamos creando un impacto significativamente negativo en nuestra imagen, la percepción que otros tienen de nosotros y la forma en que actuarán a partir de ésta.
Esta es la razón por la que no debemos echar en saco roto la creación de un plan formal para autogestionarnos y evitar caer en crisis que afectarán nuestro desempeño y relaciones. Es decir, no será válido que nos justifiquemos y defendamos con un simple: “así soy yo y a quien le parezca bien” o el típico “no soy monedita de oro”.
A continuación, te presento un plan de acción dividido en 3 etapas principales:
1. Fase preventiva
Si bien es cierto que las crisis son una excelente oportunidad de aprendizaje, cambio y crecimiento, también lo es que a veces nos generan costos muy altos y que lo mejor será prevenirlas en la medida de lo posible.
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Principales puntos para evitar la crisis:
Autoconocimiento:El primer paso para prevenir una crisis personal es estar conscientes de quiénes somos y la forma en que observamos las cosas, tener claridad en nuestras metas, prioridades, emociones, valores, creencias y entender qué es aquello que nos gusta y nos disgusta sobre nosotros mismos y sobre los demás. El autoconocimiento es una fuente inagotable de fortaleza y seguridad ante las crisis, conflictos y/o desafíos.Detectar situaciones de riesgo: Establecer nuestros propios límites y entender que situaciones pueden desembocar en un verdadero caos. Por ejemplo, si yo sé que soy una persona impulsiva lo mejor será que pida un tiempo fuera en medio de una discusión que comienza a acalorarse y me dé un poco de espacio para tranquilizarme y resolverlo más tarde con mayor efectividad.Balance de pérdidas y ganancias:Tener consciencia sobre los costos que conllevará caer en una crisis. Como dicen por ahí: “uno debe elegir sus batallas”. Muchas veces la claridad sobre lo mucho que hay por perder y lo poco que nos redituará una discusión o pelea es la clave para encaminar nuestras acciones hacia un plano más constructivo y estratégico.2. Fase de Acción
No importa cuánto nos esforcemos por evitarlas, la interacción con otros conlleva riesgos de conflictos y diferencias. Es por eso por lo que debemos estar preparados para hacerles frente.
Entiende la situación: Lo primero es tomar un poco de distancia (física y emocional) para tener una mejor perspectiva de lo que está sucediendo contigo y con los demás involucrados. ¿Qué pasó (en términos de hechos concretos y no de juicios de valor)? ¿Qué originó el conflicto? ¿Cuál es tu rol y responsabilidad en el mismo?Genera una postura:Una vez que tienes mayor claridad de la situación de crisis, planea tu respuesta ante la misma procurando enfocarte en las soluciones y no en el problema.Plan de acción:Identifica quienes son los actores principales de la crisis y concreta una serie de conversaciones con los mismos para limpiar la escena. Dichas conversaciones deberán incluir reclamos, peticiones, propuestas, y promesas que generen nuevos acuerdos y se puedan revertir los daños causados. Es importante que actúes de manera ágil y oportuna para evitar que la crisis vaya en aumento.3. Fase de seguimiento
Esta última etapa será la clave para prevenir futuras crisis. El seguimiento a los acuerdos generados es indispensable para fortalecer la relación que se vio vulnerada, así como para ajustar los planes en el camino en caso de que alguno de éstos no haya funcionado del todo.
Por último, el punto más valioso: registrar los aprendizajes obtenidos y la manera en que serán aplicados de aquí en adelante para la mejora continua de nuestro desempeño y de la interacción que mantenemos con los demás.
Cuando auto gestionamos nuestras crisis tomamos control de nosotros mismos y de las circunstancias, dejamos de quejarnos por el nefasto trabajo que tenemos, el jefe villano, el equipo incompetente o los compañeros envidiosos y “malvibrosos”, para darnos cuenta de que no somos responsables de todo lo que nos pasa, pero sí de la forma en que reaccionamos ante esto.
Tal como dijo alguna vez Albert Einstein: “Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
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Leila Takayama
13 de diciembre de 2024