¿Cómo puede contribuir la tecnología a un enfoque holístico que garantice la inclusión?

Desde sus humildes pero trascendentales comienzos como telegrafía inalámbrica en 1901, las telecomunicaciones y su evolución hacia las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han llevado a la civilización a un viaje increíble, que nos está acelerando hacia el mundo inteligente.

Y hoy en día, con la suma total del conocimiento humano al alcance de la mano junto con los rápidos avances de las tecnologías digitales, es fácil centrarse en nuestros avances tecnológicos y en hacia dónde nos dirigimos, especialmente para los que trabajamos en el sector de las TIC.

Pero aunque gran parte del mundo lleva décadas en el viaje digital, un número significativo aún no ha salido de la estación.

Unos 2700 millones de la población mundial permanecen desconectados, la mayoría de ellos en uno de los 46 países menos adelantados (PMA) designados por la ONU. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), los PMA son también los menos conectados, con sólo un 36% de personas en línea, frente a una media mundial del 66%.

El 17 de mayo, Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información de este año, la UIT llama la atención sobre esta creciente disparidad con un llamamiento a potenciar las TIC en los PMA.

Este tema tiene especial resonancia por dos razones principales:

Uno, no se centra en lo lejos que hemos llegado con las tecnologías de información y telecomunicación, sino en lo que aún nos queda por hacer. La brecha entre las economías desarrolladas y los PMA es cada vez mayor, una tendencia que no sólo limita a las personas y las comunidades, sino que también merma las capacidades nacionales para prosperar en la era económica digital.

En segundo lugar, sitúa la capacitación como concepto clave. La conectividad y la tecnología digital por sí solas no pueden salvar la brecha. En su lugar, debemos adoptar un enfoque holístico que se centre en el valor que la tecnología aporta a las personas y las naciones, más que en la propia tecnología.

¿Cómo lo hacemos en la práctica?

El primer paso es el cambio de enfoque que ya está en marcha en la industria de las TIC. Las colaboraciones más amplias y el enfoque más holístico que estamos viendo entre gobiernos, organizaciones, proveedores de servicios y la industria de las TIC van en la dirección correcta. Entre los ejemplos se incluyen muchas iniciativas en las que participa Huawei, como la Alianza Edison del Foro Económico Mundial, Partner2Connect de la UIT y la Coalición Mundial por la Educación de la UNESCO, así como compromisos más amplios de toda la industria liderados por organizaciones como GSMA.

Muchos de los proyectos de estas iniciativas reconocen que la falta de conectividad se ve agravada por otros muchos problemas. Además de la falta de infraestructuras digitales y la asequibilidad, un enfoque holístico del desarrollo sostenible debe tener en cuenta factores como las competencias digitales, la brecha de género en la concienciación y adopción de las TIC, la brecha urbano-rural y la exclusión financiera.

Nuestro compromiso con la iniciativa Partner2Connect (P2C) de la UIT, por ejemplo, pretende conectar a 120 millones de personas en zonas remotas de más de 80 países para 2025. Pero una parte fundamental de la iniciativa consiste en proporcionar acceso a más información y competencias, mejores servicios, mayores oportunidades de negocio y las capacidades TIC necesarias para prosperar en la economía digital. En Camboya, país piloto mundial del P2C de la UIT, estamos trabajando con el gobierno y las universidades para ofrecer 10 000 oportunidades de formación a profesionales de las TIC en los próximos cinco años.

El proyecto Smart Village Pakistan también es un buen ejemplo de enfoque polifacético. Dirigido por el gobierno pakistaní en colaboración con el UIT-D, el Fondo para el Servicio Universal y Huawei, el objetivo principal del proyecto es mejorar la calidad de vida de los habitantes de aldeas remotas.

Apoyada en la conectividad móvil, la verdadera magia se produce a través de la prestación de servicios digitales adaptados a las necesidades locales específicas y la formación para utilizar estos servicios.

Lanzado a principios de este año, el proyecto piloto de la aldea de Gokina se centra en la cibersalud, la cibereducación, el espíritu empresarial, las competencias digitales y la adopción de las TIC por parte de niñas y mujeres. Por ejemplo, tras una evaluación de necesidades que detectó la falta de profesores de ciencias, sobre todo en el instituto femenino local, un proveedor local de educación electrónica creó una plataforma para impartir tres clases de ciencias al día a más de 100 estudiantes, con el objetivo de animar a más niñas a cursar materias STEM.

La exclusión financiera también es frecuente en los PMA, donde alrededor del 17,5% de la población mundial carece de servicios bancarios. En Bangladesh, la cifra es significativamente más alta, el 47%. Lanzada en 2011 por el Banco de Bangladesh, con la incorporación de Huawei en 2017, la solución de dinero móvil permitió inicialmente pagar facturas y enviar dinero a personas no bancarizadas de zonas rurales sin acceso a teléfonos inteligentes. Desde entonces, bKash ha ido viento en popa y hoy ofrece una amplia gama de servicios financieros móviles, como ahorros, servicios de monedero electrónico y micropréstamos a 65 millones de usuarios.

Como miembro de la Alianza Edison del Foro Económico Mundial, Huawei y sus socios aspiran a beneficiar a 500 millones de personas mediante la inclusión financiera y las competencias digitales para 2025 y, a su vez, abrir la puerta a la economía digital.

Junto a la falta de infraestructuras y servicios digitales, el incipiente auge de la IA generativa tiene el potencial de ampliar o reducir la brecha que ya existe en los PMA. Por un lado, podría democratizar la tecnología, poniendo el poder de la IA de vanguardia en manos de cualquier persona con un dispositivo y una conexión a Internet. Una microempresa rural con una gran idea, por ejemplo, podría competir con una gran empresa con mucho más músculo y recursos financieros.

Por otro lado, existe la posibilidad de que se cree una nueva brecha entre los que pueden utilizar herramientas de IA rápidas y los que no, un riesgo que se agravará si las herramientas de IA sólo están disponibles en una fracción de las 7000 lenguas del mundo.

Y eso es algo en lo que debemos pensar ahora cuando se trata de nuevas tecnologías: anticipar y diseñar posibles divisiones antes de que se produzcan.

Como industria, debemos seguir ampliando las asociaciones y los enfoques que sitúan a la tecnología como herramienta para prestar servicios digitales que empoderen a las personas.

Al fin y al cabo, el verdadero poder de la tecnología reside en el valor que crea más que en los avances puramente técnicos.