¿Qué nos enseñan las filosofías orientales sobre prospectiva estratégica?

En las salas de juntas de todo el mundo, la prospectiva estratégica a menudo se trata como un conjunto de herramientas técnicas: se utilizan informes de tendencias de forma reactiva y la planificación de escenarios como un marco predictivo. Estos enfoques arraigados en la cultura occidental son valiosos, pero pueden hacer que los líderes caigan en una ilusión de control y no estén preparados para la verdadera incertidumbre.

Por el contrario, muchas filosofías orientales —en particular, el taoísmo y el budismo zen— han cultivado durante siglos la sabiduría para afrontar los cambios con tranquilidad: replantear las perspectivas, ir más allá de las tendencias actuales, aceptar la impermanencia y practicar una profunda preparación para múltiples posibilidades, entre otros principios.

La perspectiva oriental sobre la prospectiva estratégica la replantea no solo como una práctica técnica, sino, lo que es más importante, como una capacidad mental. Este artículo analiza tres formas sencillas y prácticas de ponerla en práctica en la prospectiva estratégica.

En el zen, la mente del principiante es un entusiasmo similar al de un recién nacido, lleno de maravilla y curiosidad por el mundo exterior. Inspirado por la mente del principiante, Pierre Wack sugirió que mirar al futuro a través de escenarios es como si uno volviera a aprender a mirar al futuro desde cero. Esto es crucial en la prospectiva estratégica, ya que los escenarios nos impulsan a dejar de lado las categorías y las nociones preconcebidas para poder volver a percibir el futuro con la maravilla de un principiante.

De hecho, esta cita del maestro zen Shunryu Suzuki: "En la mente del principiante hay muchas posibilidades, pero en la mente del experto hay pocas", podría adaptarse fácilmente a "En la mente del principiante hay muchos futuros, pero en la mente del experto hay pocos", sin perder su espíritu original.

En la práctica, la prospectiva estratégica puede desafiar a los líderes a replantearse su entorno estratégico introduciendo perspectivas rotativas, cambiando los niveles de análisis de la industria o presentando a personas destacadas —prácticas que ya se utilizan— y también fomentando activamente las condiciones para una mente de principiante. Esto se puede hacer mediante preguntas exploratorias como: "¿Cómo vería un recién llegado/joven adulto/niño este problema/cuestión/situación?", entre otras.

En diversas filosofías orientales, se enseña al estudiante a observar sus pensamientos con distanciamiento, sin juzgarlos ni rumiarlos. Esto es similar a la prospectiva estratégica, en la que se enseña al líder a distanciarse de las tendencias actuales, ya que estas pueden ser favorables hasta que cambian, y a apreciar la verdad fundamental más profunda de la naturaleza del futuro, es decir, que está abierta a múltiples posibilidades y acciones. Esto es crucial en un mundo en el que abundan los "informes de tendencias" y en el que los líderes pueden invertir en modas pasajeras, sin tener necesariamente en cuenta que el espacio abierto de posibilidades del entorno empresarial futuro puede no estar determinado por ellas.

Si la meditación aporta tranquilidad a una persona por no dejarse llevar por los pensamientos, la prospectiva estratégica aporta tranquilidad a una organización por no dejarse llevar por las tendencias.

En la práctica, las jornadas de prospectiva estratégica pueden incluir meditaciones y ejercicios diseñados específicamente para observar con distancia las tendencias y los acontecimientos pasajeros y sus posibles repercusiones (o, igualmente probable, la ausencia de ellas) dentro de varios años. El objetivo es que la organización no se deje llevar de forma reactiva por estos fenómenos.

El nivel más alto de práctica en muchas tradiciones espirituales orientales generalmente implica alcanzar la iluminación. La naturaleza de esta iluminación varía según las tradiciones y algunas de sus formas trascendentales (como el despertar que permite alcanzar el nirvana) pueden no ser útiles en el contexto de la prospectiva estratégica. En ese caso, existe un enfoque directo más realista de la iluminación que busca alcanzar la "conciencia de la conciencia", sin necesidad de años de meditación. Este enfoque implica simplemente despertar a la impresionante realidad de la existencia en algunos de los momentos más mundanos de nuestras vidas.

La prospectiva estratégica también actúa de manera similar, ya que anima a los líderes a experimentar la "preparación para la preparación" ante múltiples futuros, abandonando el deseo de controlar los resultados. En la práctica, se pueden reestructurar los talleres de prospectiva estratégica para pasar de ejercicios con el objetivo de controlar el futuro a ejercicios con el objetivo de controlar la capacidad de preparación de los líderes para el futuro. Esto pondría de relieve las habilidades que los líderes desarrollan a través de la exposición a escenarios, en lugar de unos cambios estratégicos cosméticos en respuesta a los escenarios.

Esto es crucial en un mundo en el que los escenarios se utilizan a menudo como marco predictivo, es decir, los líderes pueden prepararse solo para los escenarios desarrollados, esperando que uno o varios de ellos se produzcan. Esto es como una extensión de la prediccion, mientras que la prospectiva estratégica debería ser una solución a las limitaciones de la prediccion.

Combinar principios orientales como los anteriores, entre otros, con la prospectiva estratégica no solo es intelectualmente estimulante, sino que es un acto de inclusión cultural. Nos recuerda que la resiliencia y la innovación surgen cuando las organizaciones adoptan formas diversas de conocimiento. De hecho, la diversidad debe ir más allá de la representación en la fuerza laboral e incluir la diversidad de pensamiento, cultura y, lo que es más importante, la diversidad de filosofías en la forma en que nos preparamos y conformamos el futuro.

Para los líderes, esto significa ir más allá de la lógica de prospectiva estratégica como instrumento de control reactivo y abrirse a la flexibilidad, la sabiduría y la rendición inherentes a las visiones orientales del futuro.