Naturaleza y Biodiversidad

Cómo la ciencia, la tecnología y la gobernanza pueden impulsar la prosperidad dentro de los límites planetarios

Publicado · Updated
Una vista de la Tierra desde el espacio. Límites planetarios.

Las herramientas para la transformación ya existen. Image: Unsplash

Global Future Councils
2025-2026, World Economic Forum
Kaiser Kuo
Writer, World Economic Forum, and host of the Sinica Podcast
  • La humanidad ha superado siete de los nueve límites planetarios, lo que subraya la urgencia de alinear el crecimiento con la estabilidad ecológica.
  • Construir resiliencia dentro de los límites del planeta requiere coordinación entre la ciencia, las políticas públicas, las finanzas y la cultura.
  • La tecnología —desde la inteligencia artificial hasta la manufactura circular— puede convertirse en inteligencia ecológica cuando se combina con una gobernanza inclusiva.

En un mundo de choques climáticos, geopolíticos y geoeconómicos cada vez más acelerados, hay un hecho que se ha vuelto imposible de ignorar: la prosperidad de la humanidad depende de restablecer el equilibrio entre nuestras sociedades y los sistemas de la Tierra que las sustentan.

El marco de los límites planetarios, desarrollado por un grupo de 28 científicos liderados por Johan Rockström en el Stockholm Resilience Centre, describe nueve procesos del sistema terrestre que, en conjunto, definen un “espacio operativo seguro” para la humanidad. Los científicos estiman ahora que siete de estos límites —el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el cambio en el uso del suelo, el agotamiento del agua dulce, los flujos biogeoquímicos de nitrógeno y fósforo, las entidades nuevas como la contaminación química y plástica, y la acidificación de los océanos— ya han sido superados. Solo dos, la capa de ozono estratosférica y los aerosoles atmosféricos, permanecen por ahora dentro de los límites seguros.

En las Reuniones Anuales de los Consejos Globales del Futuro y de Ciberseguridad del Foro Económico Mundial, celebradas en Dubái, expertos se reunieron en una sesión conocida como Nature and Climate Output Lab.

Charlotte Pera, directora ejecutiva del Sustainability Accelerator de la Escuela de Sostenibilidad Doerr de Stanford, recordó a los participantes que “nuestra primera tarea es volver a estar dentro de esos límites”. Sin embargo, también subrayó que esta no es una historia de escasez, sino de oportunidad: la oportunidad de reconstruir la prosperidad sobre bases duraderas.

De la crisis planetaria a la inteligencia planetaria

Las herramientas para la transformación ya existen. Muchas de ellas, irónicamente, son producto del mismo ingenio que alguna vez nos llevó a sobrepasar los límites ecológicos. La energía solar y eólica, los flujos circulares de materiales, la agricultura regenerativa y los sistemas avanzados de datos apuntan a la posibilidad de una nueva síntesis entre prosperidad y gestión ambiental responsable.

Pero la tecnología por sí sola no generará el cambio. “Las nuevas tecnologías suelen ser más costosas, implican pronunciadas curvas de aprendizaje y enfrentan dificultades para alcanzar economías de escala”, señaló Pera. La transición requiere políticas coordinadas, capital paciente y confianza pública. La historia demuestra que la persistencia da resultado. La energía eólica, la solar y los vehículos eléctricos fueron alguna vez experimentos marginales; hoy ocupan un lugar central en las políticas energéticas e industriales del mundo.

“Aún si estás parado al lado del río, no desperdicies el agua”, dijo Fawad Qureshi, director de Tecnología de Campo Global en Snowflake, evocando un dicho de su natal Punjab —literalmente, la Tierra de los Cinco Ríos—. “La abundancia nunca es una excusa para el despilfarro”, añadió. Su recordatorio trasciende los recursos naturales: se aplica también a los datos, la energía y las finanzas. Sin una gestión responsable, la abundancia se vuelve fragilidad.

El desafío consiste en transformar la abundancia tecnológica en inteligencia ecológica: usar la inteligencia artificial, los sensores y los satélites no solo para aumentar la eficiencia, sino también para comprender, valorar y restaurar el capital natural. Los modelos de IA que rastrean la biodiversidad, predicen sequías u optimizan el uso de recursos pueden ser tan transformadores para la sostenibilidad como lo han sido para la productividad.

Articles

Planeta bajo presión: 10 soluciones tecnológicas emergentes para mejorar la salud planetaria

Revalorizar el capital natural

Toda economía depende, en última instancia, de la salud de sus ecosistemas. Sin embargo, el PIB —la medida dominante del progreso— sigue siendo en gran medida ciego ante la depreciación de la naturaleza. La próxima frontera consiste en hacer visibles los activos naturales en términos económicos, incorporando su valor en la contabilidad, las finanzas y las políticas públicas.

Andrea Meza Murillo, secretaria ejecutiva adjunta de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, explicó cómo Costa Rica logró hacerlo en la práctica. El país llegó a tener una de las tasas de deforestación más altas del mundo. A través de decisiones políticas audaces —como prohibir el cambio en el uso del suelo y destinar una parte de los impuestos a los combustibles fósiles para pagar a los propietarios por el manejo forestal—, Costa Rica logró revertir la deforestación en el lapso de una generación. “Los activos naturales pueden valorarse como tesoros nacionales”, afirmó. El resultado no fue un crecimiento más lento, sino más fuerte: el turismo, la agricultura y los servicios ecosistémicos prosperaron juntos.

El principio se extiende mucho más allá de Costa Rica. Muchos países emergentes están integrando la gestión del suelo, el agua y los ecosistemas en sus estrategias de desarrollo. Los ecosistemas degradados reducen la resiliencia, amenazan la seguridad alimentaria y aumentan la inestabilidad social. Restaurarlos fortalece las economías y genera empleo. Las comunidades indígenas —cuya experiencia y profunda conexión con las ecologías locales han sido a menudo subvaloradas— deben ser incluidas y compensadas de forma justa por su papel en la protección de la naturaleza.

Loading...

Economía para un planeta finito

Los mercados, por sí solos, no pueden reorientar los incentivos con la rapidez necesaria. Corregir las señales de precios que fomentan el agotamiento implica eliminar gradualmente los subsidios dañinos, ampliar los estándares de inversión favorables a la naturaleza, mejorar el acceso a la financiación verde para las pequeñas y medianas empresas y aplicar otras políticas que favorezcan la sostenibilidad. Valorar correctamente el agua, por ejemplo, puede reducir el desperdicio y las fugas, además de incentivar la innovación en tecnologías de conservación. Mecanismos innovadores como la combinación de créditos de agua y carbono podrían ayudar a canalizar capital hacia proyectos de adaptación que generen múltiples beneficios.

La economía de la salud planetaria requiere tanto precisión como empatía: precisión para reflejar los verdaderos costos de la contaminación y el agotamiento, y empatía para garantizar que las transiciones sean justas. La economía política de la acción climática determinará su éxito tanto como la propia tecnología. La equidad y la inclusión son esenciales, ya que diversas formas de resistencia social —desde la oposición a los vehículos eléctricos hasta el rechazo a las bombas de calor— han demostrado que la legitimidad social es tan importante como la viabilidad técnica.

La cooperación global sigue siendo indispensable. El sistema multilateral se encuentra bajo presión debido a la fragmentación, pero como señaló Meza Murillo, “no podemos permitirnos compartimentar nuestras soluciones”. También hizo un llamado a una mayor coordinación entre las tres convenciones de Río —sobre Cambio Climático, Biodiversidad y Desertificación— para que los esfuerzos por proteger la naturaleza, restaurar los suelos y descarbonizar las economías se refuercen mutuamente en lugar de competir por los recursos.

Articles

Por qué la “economía del cocodrilo” demuestra que el crecimiento y la acción climática pueden prosperar juntos

Un nuevo contrato social para la sostenibilidad

Si la tecnología y la economía son los motores de la transformación, la innovación social es el mecanismo de dirección. Como enfatizó Pera, cerrar la brecha digital, ampliar la educación y empoderar a las comunidades son condiciones previas para una transición sostenible. Sin inclusión, incluso las mejores tecnologías fracasan.

Este principio se aplica desde lo local hasta lo global. Las cooperativas rurales que gestionan recursos hídricos, las redes urbanas que comparten datos de adaptación y las asociaciones internacionales para el monitoreo de la biodiversidad muestran cómo la información abierta puede fomentar la rendición de cuentas y la confianza.

La inclusión también implica un cambio cultural. Las sociedades deben llegar a ver la gestión responsable como un éxito, no como un sacrificio. Los jóvenes deben percibir el trabajo en clima y biodiversidad como una fuente de propósito y orgullo. Esta revalorización de los valores puede ser tan transformadora como cualquier avance en energía o ciencia de materiales.

De la ambición a la alineación

La ambición no es algo que falte en el mundo. El ingrediente que falta es la alineación: alineación entre ciencia y política, finanzas y equidad, tecnología y confianza. La reunión en Dubái ilustró cómo estas fuerzas pueden converger: científicos advirtiendo sobre los límites planetarios, tecnólogos proporcionando herramientas de análisis, responsables de políticas rediseñando incentivos y comunidades insistiendo en la equidad.

La tarea que tenemos por delante es institucionalizar esa convergencia. Los gobiernos pueden establecer corredores de innovación que conecten clústeres de tecnologías limpias con proyectos basados en la naturaleza. Las empresas pueden ampliar la contabilidad de la biodiversidad junto con la divulgación de carbono. Las instituciones multilaterales pueden combinar financiación para adaptación con alivio de deuda para desbloquear inversiones en restauración.

Cada una de estas acciones refleja una verdad más amplia: la sostenibilidad ya no es un nicho ambiental, sino una necesidad para el desarrollo. El ingenio que construyó el mundo moderno puede reconstruirlo dentro de los límites planetarios.

El camino a seguir no es lineal ni exento de dificultades. Sin embargo, no se trata de una elección de suma cero entre crecimiento y restricción. Es un desafío de diseño que exige que la ciencia defina los límites, la tecnología los navegue y la gobernanza asegure la equidad a lo largo del proceso.

Como afirmaron las discusiones en Dubái, la prosperidad en el siglo XXI se medirá no por cuánto extrae la humanidad, sino por qué tan bien regenera.

Estos conocimientos se basan en la experiencia y colaboración de miembros expertos de 12 Consejos Globales del Futuro, incluidos los Consejos sobre Resistencia Antimicrobiana, Aire Limpio, Gobernanza Climática y de la Naturaleza, Fronteras de Datos, Fronteras de Tecnología Energética, Economía Forestal, Buen Gobierno, Financiamiento Innovador para la Naturaleza y el Clima, Capital Natural, Naturaleza y Seguridad, Economía Azul Regenerativa y Suelos.

Loading...
Temas relacionados:
Naturaleza y Biodiversidad
Acción climática
Comparte:
Contenido
De la crisis planetaria a la inteligencia planetariaRevalorizar el capital naturalEconomía para un planeta finitoUn nuevo contrato social para la sostenibilidadDe la ambición a la alineación

Más sobre Naturaleza y Biodiversidad
Ver todo

3 caminos clave para guiar la gestión forestal sostenible

Abraham Baffoe

2 de diciembre de 2025

Impulsar el mercado de la naturaleza: Cómo los créditos ambientales pueden fomentar la agricultura regenerativa

Quiénes somos

Participe en el Foro

Enlaces directos

Ediciones en otros idiomas

Política de privacidad y normas de uso

Sitemap

© 2025 Foro Económico Mundial