Cómo una colaboración más fuerte entre Europa y África puede desbloquear oportunidades tecnológicas

A medida que la competencia tecnológica global se intensifica, surge una nueva y peligrosa línea divisoria: la tentación del proteccionismo digital. En la carrera por alcanzar la “soberanía tecnológica” —la capacidad de determinar sus propios destinos digitales y manufactureros—, los gobiernos corren el riesgo de sucumbir a un juego de aislamiento fútil y peligroso.

Para Europa, que ha defendido un futuro digital basado en valores, este es un momento de elección profunda. ¿Se replegará sobre sí misma y arriesgará convertirse en una dependencia tecnológica o será pionera de un nuevo modelo de soberanía construido no sobre muros, sino sobre una red de confianza y colaboración global? El camino más prometedor reside en construir un tipo diferente de vínculo. Un vínculo que se extienda entre naciones, una centros diversos de innovación y abrace el talento. Esta es una soberanía tecnológica construida a través de la sinergia y la interdependencia cooperativa, no de la división.

Esta visión se extiende más allá de las fronteras de Europa. Requiere un nuevo paradigma de colaboración con el Sur Global y un enfoque estratégico para atraer talento calificado de economías consolidadas. Con la reorganización del sector público en Washington, profesionales estadounidenses en campos como la tecnología, la ingeniería y la investigación enfrentan incertidumbre. Europa tiene una oportunidad única de atraer este talento, fomentar asociaciones transatlánticas y mejorar significativamente su propio entorno de innovación.

La iniciativa EuroStack es un primer paso audaz en la ambición de Europa de crear una infraestructura digital resiliente y de origen propio. Es el plano arquitectónico para una cadena de valor digital cohesiva y completa. Une infraestructuras lógicas como modelos de IA y espacios de datos con infraestructuras físicas como la computación en la nube y la fabricación de hardware. Al priorizar los estándares abiertos, la protección de datos y la interoperabilidad, EuroStack funciona como un marco sólido para una economía digital impulsada por valores.

Sin embargo, para tener verdadero éxito, esta visión no puede permanecer enfocada hacia adentro. Las mayores vulnerabilidades y oportunidades de EuroStack se extienden mucho más allá de sus fronteras. Para prosperar, debe adoptar una perspectiva global y formar alianzas que diversifiquen las cadenas de suministro, amplíen los grupos de talento y fortalezcan su resiliencia frente a disrupciones geopolíticas.

Una asociación más profunda y colaborativa con África no es solo una opción, sino un componente indispensable de esta estrategia. El continente alberga una población en rápido crecimiento, conocedora de la tecnología, y un ecosistema de innovación en expansión.

Reservorio de talento. África alberga a la población más joven del mundo, con el 70 % de África subsahariana menor de 30 años. Centros tecnológicos como Nairobi, Lagos y Acra están atrayendo cientos de millones en capital de riesgo y generando miles de startups. Colaborar con estos centros ofrece a Europa la oportunidad de aprovechar talento e innovación mientras aborda sus limitaciones demográficas.

Una fuente de recursos críticos. El continente posee el 30 % de las reservas mundiales conocidas de minerales críticos, incluidos recursos esenciales para tecnologías de energía limpia y manufactura avanzada. Esto incluye cobalto en la República Democrática del Congo y elementos de tierras raras en Burundi. Estos minerales son el motor del avance tecnológico y una asociación basada en el respeto mutuo puede asegurar estas cadenas de suministro para un futuro compartido.

Potencial de energía verde. Países como Marruecos y Egipto están logrando grandes avances en energía renovable, ofreciendo el potencial de convertirse en líderes en albergar centros de datos ecológicos que puedan servir a los mercados africano y europeo. Esto reduciría la huella de carbono de Europa.

Europa tiene una oportunidad histórica de romper de manera decisiva con el antiguo modelo de extracción, en el que los recursos primarios se exportan desde países en desarrollo y la creación de valor permanece en el extranjero. Un nuevo enfoque debe centrarse en:

Co-desarrollo de IA. Establecer centros conjuntos de investigación en IA en países como Kenia, Nigeria, Marruecos y Ghana. Estas asociaciones pueden aprovechar la experiencia e inversión europea junto con la innovación y los datos africanos para desarrollar soluciones de IA para desafíos compartidos en agricultura, salud y finanzas.

Centros de datos verdes. Co-invertir y construir centros de datos alimentados por energías renovables en países como Marruecos y Egipto, creando centros regionales que atiendan tanto a las necesidades de computación en la nube africana como europea.

Manufactura avanzada. Invertir en instalaciones de ensamblaje, pruebas y empaquetado (ATP) para semiconductores en países africanos con políticas industriales favorables. Esto ayudaría a diversificar las cadenas de suministro que están peligrosamente concentradas en Asia Oriental.

Movilidad global del talento. Europa puede fortalecer sus sectores de investigación, desarrollo y manufactura combinando la ingeniosidad africana con la experiencia de trabajadores estadounidenses desplazados. La creación de programas de visas especializadas e incentivos puede atraer a estos ingenieros y profesionales altamente calificados en IA y ciberseguridad, promoviendo el intercambio de conocimientos y formando un grupo de talento más fuerte y diverso.

No se trata de replicar antiguos modelos de ayuda ni de involucrarse en una nueva forma de neocolonialismo. Se trata de interdependencia cooperativa, donde ambos lados comparten riesgo, recompensa y responsabilidad.

La soberanía construida sobre el aislamiento es frágil; la soberanía construida sobre la interdependencia confiable es resiliente. El camino del proteccionismo digital es miope y, en última instancia, contraproducente. La soberanía cooperativa permite a los socios mantener el control sobre activos estratégicos mientras se alinean en estándares, comparten infraestructura, co-desarrollan tecnologías e integran flujos de talento de todo el mundo. Este modelo fortalece la resiliencia a la vez que construye capital diplomático en un mundo donde la tecnología se utiliza cada vez más como herramienta de la política estatal.

Para pasar de la visión a la ejecución, Europa debería:

Globalizar el mandato de EuroStack. Ampliar su alcance para incluir explícitamente proyectos conjuntos de infraestructura digital con socios africanos. Esto lo convertiría en un estándar verdaderamente global, asegurando una sólida transferencia tecnológica y desarrollo de capacidades.

Alinear estándares y gobernanza. Colaborar con los gobiernos africanos y su diáspora global para desarrollar marcos compartidos sobre ética en IA, gobernanza de datos y ciberseguridad.

Promover centros regionales de manufactura avanzada. Desarrollar clusters industriales que sirvan tanto a los mercados africano como europeo, especialmente en tecnología de energía limpia y electrónica.

Aprovechar el desplazamiento global de talento. Crear programas de visas especializadas para atraer talento global de primer nivel, incluso de Estados Unidos, para acelerar las ambiciones digitales de Europa.

La verdadera soberanía no se trata de control absoluto, sino de crear una red robusta y diversificada de socios confiables y un rico reservorio de talento. Los principios de interoperabilidad de EuroStack hacia África y el Sur Global más amplio deberían expandirse. Debe atraer activamente talento de primer nivel de todo el mundo para asegurar el futuro digital de Europa, al tiempo que da forma a un orden tecnológico más justo y más democrático.

Adoptar la interdependencia cooperativa no es simplemente una táctica, sino la oportunidad más prometedora de Europa para establecer una economía digital fuerte y verdaderamente soberana.