Las siete lecciones que hemos aprendido del ‘girl power’ en dos días
Image: REUTERS/Stephen Lam
Más de la mitad de la población mundial son mujeres y sin el 50% de las habitantes del planeta no hay desarrollo posible. Este es el mantra que se ha repetido prácticamente en cada rincón del pabellón de Bruselas que estos 5 y 6 de junio ha acogido las Jornadas Europeas de Desarrollo (EDD por sus siglas en inglés). La edición de este año ha estado dedicada al empoderamiento de mujeres y niñas. Durante dos días, el antiguo almacén real donde se ha celebrado el evento ha entrado en ebullición con la mezcla de ideas, proyectos, historias y personajes. Transportes, emergencias, presupuestos, cultura, educación, digitalización... Esta es una pequeña porción de todo lo que hemos aprendido sobre poder femenino estos días en los EDD.
Laura Lima, de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, dio el dato en una de las ponencias: solo el 5% de los Ayuntamientos de todo el mundo tiene a una mujer al frente. En este congreso han estado presentes algunas que lo son o lo han sido; por ejemplo, la de Agona West (Ghana), Justina Marigols Assan. En su país, este porcentaje asciende al 10%. Otra figura importante que ha pasado por los EDD es Maimunah Mohd Sharif, actual directora de ONU Hábitat y exalcaldesa de Penang Island (Malasia). "Ahora solo hay una mujer en este cargo en mi país. Nuestras voces no son escuchadas de la misma forma que las de los hombres. Tenemos que estar en los lugares de decisión para conseguir que las ciudades sean inclusivas", aseguró. Las expertas recalcaron que, aunque en la mayoría de los casos las mujeres juegan un papel de liderazgo en las comunidades, su presencia se pierde conforme aumentan los puestos de responsabilidad.
Frederic Vallier, del Consejo de Municipios y Regiones de Europa, lo expresaba así en uno de los paneles: "La mayoría de las subvenciones y fondos públicos de una ciudad se los llevan los equipos masculinos, esto debe cambiar y que también haya paridad en el dinero que reciben chicos y chicas". De deporte, salud y género también se ha hablado en estas jornadas. Uno de los debates tuvo como protagonista a Alemania, que es pionera en el uso del deporte como herramienta para la igualdad de género. Desde hace 50 años, la cooperación de este Gobierno establece alianzas con organizaciones de países en vías de desarrollo para educar con la ayuda de los balones y los campos de fútbol. "En muchos países, jugar al fútbol quiere decir libertad, es un momento para que las niñas se relajen y por unos minutos puedan ser quienes quieren ser", apuntó Lombe Mwambwa, de la Organización Nacional de Mujeres en el Deporte, Actividad Física y Recreación.
Por los pasillos de Tour and Taxis, un antiguo edificio de aduanas que hoy es un centro de convenciones en Bruselas, Jivka Marinova, directora de la fundación búlgara Investigación y Tecnología para la Educación de Género, va repartiendo unas fichas que ponen a prueba los conocimientos de Historia de los asistentes. "¿Sabe quién inventó el limpiaparabrisas?", se lee en una de ellas. "Nadie ha acertado", se indigna Marinova. "¡Pues lo usamos todos los días!", y da la vuelta a la tarjeta para mostrar el nombre de la inventora: Mary Anderson. "Esto está lleno de personas que se definen como feministas, pero ninguna de ellas ha sabido las respuestas", señala. Ni siquiera ella misma conocía a las mujeres que, como Anderson, son protagonistas del progreso de la humanidad, de la ciencia y la tecnología. Para que dejen de ser invisibles, opina Marinova, "no hace falta cambiar la Historia, sino contarla bien". De tal manera que a los interrogados no se les quede cara de póquer cuando les pregunten: ¿quién desarrolló el primer sistema de calefacción solar? Fue Maria Telkes.
Otro de los datos que han aportado los expertos en esta cita es que el 70% de las decisiones sobre consumo las toman las féminas. Por este motivo, formar e incorporar cada vez más a las mujeres en el sector de las energías renovables es fundamental para que contribuyan a frenar el cambio climático. Una vez más, sin ellas, se pierde la mitad del capital humano en esta tarea que atañe a todos por igual.
Para conocer la participación de las mujeres en política se mide el número de parlamentarias y en cargos de poder, y si los países cuentan con una ley de cuotas para asegurar un determinado porcentaje de candidatas. Sin embargo, para Gorka Gamarra, responsable de proyectos en el Centro Europeo de Apoyo Electoral, es insuficiente. "Es necesario saber cuántas militantes tienen los partidos y ver si los programas electorales tienen perspectiva de género. También ver si las promesas que se hacen en campaña en este sentido, se cumplen", asegura. La fundación sin ánimo de lucro que representa está trabajando en países en desarrollo para aumentar la participación femenina en la política. "Hay problemas que no existen hasta que las mujeres alcanzan el poder y empiezan visibilizarlos, desde los niveles más bajos hasta las posiciones de toma decisiones", asegura. Pero no realizan esta labor, apostilla, para imponer ideas occidentales allí donde tienen otra cultura política o respecto del papel de la población femenina en la vida pública, sino que trabajan a petición de los países.
Célestine Ketcha Epse Courtès es la alcaldesa de Bangangté (Camerún), una mujer de discurso poderoso y convicción en sus palabras. Durante su intervención en uno de los paneles, contó un caso prototípico de una familia de su comunidad en la que la educación de los hijos se decide en función de las capacidades económicas. "Si una familia tiene tres niños y una niña, lo más probable es que vayan ellos al colegio antes que ella, porque el pensamiento final de los padres será que ella, al fin y al cabo, se va a casar. ¡Pero el matrimonio no es una profesión!". Ella se dedica a recorrer vecindarios de su comunidad para explicar a las familias, y especialmente a las mujeres, la importancia de que las pequeñas estudien. Sin duda, la educación es uno de los factores fundamentales para lograr la igualdad de oportunidades. En las jornadas se recordó que el 56% de los 104 millones de menores que no acuden a la escuela en todo el mundo son niñas y que hay 15 millones de ellas que nunca tendrán esa posibilidad.
En los repartos de comida durante una emergencia humanitaria, si se producen empujones, los hombres se enfurecen tanto por el hecho de que sus mujeres hayan sido manoseadas, que después de coger los alimentos y productos de primera necesidad, ellas reciben una paliza. Esta es una de las situaciones que se abordó en uno de los paneles dedicados a la violencia contra la mujer en las emergencias y en la que se determinó que una de cada cinco mujeres se ve sometida a agresiones en este tipo de contextos. Además de las penurias propias de la situación extrema, una de cada cinco mujeres se enfrenta a los golpes de sus parejas o familiares.
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