Empleos y el Futuro del Trabajo

Por qué el futuro del trabajo podría estar en manos de los trabajadores independientes

Anthony Hussenot
Maitre de conférences en théories des organisations et management, Université Paris Dauphine - PSL

En la actualidad, los trabajadores independientes representan el 35 % de la fuerza laboral de los Estados Unidos. En la Unión Europea, el porcentaje es del 16,1 %. Ambas cifras demuestran la misma tendencia mundial: desde los empresarios creativos hasta quienes cobran por cada tarea, la cantidad de trabajadores independientes crece en todo el mundo.

También se han incrementado los análisis de este fenómeno, mientras periodistas, sociólogos, especialistas en recursos humanos y en coaching e, incluso, los mismos trabajadores independientes tratan de descubrir "la verdad" sobre el trabajo independiente.

Esto se debe a la "economía gig", como se suele llamar a los fenómenos como el de Janus, que siguen creciendo de manera inexorable. A menudo, el trabajo independiente es retratado como liberador, potenciador e incluso glamoroso, pero la realidad es mucho más compleja.

En los países de la OCDE, los estudios muestran que estos individuos trabajan principalmente en el sector de servicio (50 % de hombres y 70 % de mujeres). El resto pertenece a tipos muy diversos, desde asistentes en línea hasta arquitectos, diseñadores y fotógrafos.

Desde la clase creativa hasta los trabajos precarios

Un estudio reciente muestra que la mayoría de los trabajadores independientes en los países de la OCDE son "slashers", lo que significa que su trabajo por contrato complementa otra posición de tiempo parcial o completo.

Estos ingresos adicionales pueden variar considerablemente. Aquellos que pasan unas horas al mes editando manuales de instrucciones desde su casa pueden generar unos pocos cientos de euros al mes. Los terapeutas ocupacionales independientes pueden obtener 10 veces más ingresos que trabajando a tiempo completo en esta industria en crecimiento.

Quizás la cara más glamorosa de los trabajadores independientes sea la llamada clase creativa, una categoría ágil, conectada, con educación superior y globalizada de trabajadores, que se especializan en comunicaciones, medios de comunicación, diseño, arte y tecnología, entre otros sectores.

Son arquitectos, diseñadores de páginas web, bloggers, consultores, entre otros, cuyos trabajos consisten en mantenerse al tanto de las tendencias. Los que están más en la vanguardia terminan jugando el papel de "influyentes" sociales.

En Londres, este grupo ha sido parcialmente responsable de lo que el economista Douglas McWilliams ha denominado la "economía blanca", un mercado floreciente, basado en la creatividad, que combina enfoques innovadores para las empresas y los distintos estilos de vida.

Estos hipsters, a quienes también se les denomina “propiciadores”, pueden tener un éxito relativamente grande en su trabajo por cuenta propia, con numerosos trabajos gigs y una amplia cartera de clientes. Para McWilliams, podrían representar el futuro de la prosperidad británica.

Quienes también trabajan duro, aunque de una manera mucho menos glamorosa, son los "precarios". Estos son los que trabajan largas horas llevando a cabo nuestras tareas repetitivas, a menudo para una sola plataforma en línea como Amazon’s Mechanical Turk. La mayoría de sus trabajos gigs no requieren un alto nivel de experiencia y creatividad, por lo que se les puede intercambiar con facilidad.

Estos ayudantes en línea no tienen ninguna seguridad laboral, y aunque probablemente trabajan para una sola compañía, al igual que los empleados, casi con certeza no reciben ningún tipo de beneficios.

Entre la clase creativa y aquellos que hacen malabares para obtener suficientes trabajos gigs para sobrevivir, hay una gran cantidad de intermediarios: los bloggers impulsados ​​por su pasión por escribir, pero que luchan por ganarse la vida; los asistentes en línea satisfechos con sus empleos porque antes se habían enfrentado al desempleo; los estudiantes que ganan unos cuantos euros extra trabajando algunas horas a la semana como diseñadores gráficos.

Los trabajadores independientes constituyen una población muy diversa, con niveles educativos, motivaciones, ambiciones, necesidades y deseos de trabajar que difieren de unos a otros, por lo que resulta difícil representar con precisión su diversidad sin recurrir a una caricatura.

La búsqueda de la libertad... y un ingreso

El trabajo independiente es cada vez más una opción para las personas que quieren escapar de la jornada laboral de 9 a 5.

Muchos trabajadores independientes, cualquiera sea su trabajo, pueden haber optado originalmente por este modelo de empleo porque ofrece (o parecía ofrecer) libertad: la libertad de trabajar en cualquier momento y, en algunos casos, en cualquier lugar. Solo el 37 % de los trabajadores independientes actuales en los Estados Unidos dice que recurre al trabajo gig por necesidad; en 2014, esa cifra fue superior, llegando al 47 %.

Por supuesto, este no es el fin del trabajo asalariado. El empleo a tiempo completo en una empresa sigue siendo el estándar en la mayoría de los países occidentales, como en Rusia.

Sin embargo, con el auge del trabajo a distancia y la automatización y el potencial ilimitado del crowdsourcing, es lógico que cada vez más empresas comiencen a gestionar, e incluso a hacer crecer sus negocios con una cantidad considerablemente menor de empleados.

Esto no significa necesariamente un aumento del desempleo. Más bien, es probable que signifique que habrá más trabajadores independientes, que se formarán y se seguirán formando en torno a diferentes proyectos en redes en constante evolución.

El incremento de los trabajadores independientes puede ser un indicador clave del futuro del trabajo, especialmente en términos de prácticas de colaboración. Los trabajadores independientes ya están facilitando la gestión conjunta de proyectos. Pronto, también producirán, se comunicarán y colaborarán con las empresas, los clientes y con la sociedad en general.

Dado que no son una clase homogénea de trabajadores, la gestión de estos nuevos gerentes no será simple. Actualmente, no existe un único sistema de protección social que le corresponda claramente a todos los trabajadores independientes, desde quienes se dedican al servicio doméstico y los taxistas, hasta los arquitectos y editores de noticias.

¿Cómo pueden estos individuos agruparse y trabajar juntos para promover y defender sus diversos intereses laborales? Seguramente, algún trabajador independiente ambicioso está estudiando el caso ahora mismo.

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