Cómo salvar la brecha de liderazgo global enseñando emprendimiento

A pesar de la inversión de miles de millones de dólares cada año en el desarrollo del liderazgo, persiste una brecha global. Hay escasez de líderes capaces de navegar por la incertidumbre, movilizar a las comunidades y superar las divisiones. El Barómetro de Confianza Edelman 2023 reveló que existe una percepción generalizada de que los líderes de los sectores público y privado no están preparando a las sociedades para el futuro. Mientras tanto, el Informe sobre el Futuro del Empleo 2025 del Foro Económico Mundial destaca la resiliencia y el liderazgo como algunas de las habilidades más demandadas y con mayor crecimiento.

Sin una acción urgente, esta brecha amenaza el dinamismo económico, la resiliencia de las instituciones democráticas y nuestra capacidad colectiva para abordar desafíos como el cambio climático, la desigualdad y el impacto disruptivo de la tecnología digital.

La educación para el emprendimiento ofrece una solución escalable. Más allá de enseñar a los estudiantes cómo iniciar un negocio, esta modalidad de educación desarrolla una mentalidad de iniciativa, resiliencia, adaptabilidad y creatividad para la resolución de problemas. Estas son las cualidades que los líderes necesitan para prosperar en el complejo mundo actual. Al posicionar la educación para el emprendimiento como una estrategia de desarrollo del liderazgo, los responsables políticos, las entidades financiadoras y los educadores pueden fortalecer las reservas globales de líderes cívicos, empresariales y sociales preparados para renovar las instituciones y sostener los ecosistemas democráticos.

Muchos programas de liderazgo tradicionales tienden a enfatizar la teoría, pero no preparan a los líderes para actuar en situaciones de ambigüedad y cambios rápidos. La educación emprendedora desarrolla habilidades que se pueden aplicar en otros ámbitos: reconocer oportunidades, asumir riesgos calculados y aprender de los fracasos. El Marco Educación 2030 de la OCDE identifica estas habilidades como esenciales para preparar los estudiantes para el futuro, pero en la mayoría de los sistemas educativos siguen estando poco desarrolladas.

La Universidad de las Américas (UDLA) en Ecuador es un ejemplo destacado. Su currículo UDLA para la vida, diseñado con el Proyecto Minerva, exige a todos los estudiantes completar un curso interdisciplinario de emprendimiento. Junto con Cosmos, el centro de innovación de la universidad, este enfoque convierte las ideas en proyectos tangibles, combinando un diseño centrado en las personas con apoyo para la incubación y la preaceleración.

Los resultados hablan por sí solos: más de 8870 estudiantes han participado en el programa y, en su primera promoción, más de 2000 estudiantes se inscribieron en el curso de emprendimiento. Cosmos ha apoyado a 21 emprendedores y ha formado a más de 4000 emprendedores en una iniciativa a nivel nacional que los conecta con el sector privado. Como explica el vicerrector de la UDLA, Carlos Emilio Larreátigui: "Estamos comprometidos a transformar los sueños en realidad y a ayudar a otros en el camino".

El emprendimiento también fomenta el liderazgo de personas capaces de movilizar recursos e inspirar a las comunidades para afrontar desafíos comunes. En India, The Global Education & Leadership Foundation (tGELF) imparte su currículo SKILLD, desarrollado en colaboración con las universidades de Harvard y Columbia, en más de 3000 escuelas, lo que beneficia a más de 5 millones de estudiantes. Sus módulos gamificados y experienciales refuerzan habilidades del siglo XXI, mientras que su programa Youth Leader canaliza la energía de los estudiantes hacia proyectos cívicos de un año de duración. Entre sus egresados se encuentran Ramya Ahuja, emprendedora de tecnología profunda pionera en materiales sostenibles, y Sookrit Malik, fundador de la empresa de energía renovable Energeia. Ambos son ejemplos de cómo el aprendizaje emprendedor puede sembrar el liderazgo cívico y económico a largo plazo.

Como señaló Shiv Khemka, presidente de tGELF: "Necesitamos líderes éticos, altruistas y con capacidades innatas. En tGELF, nos apasiona encontrar, apoyar y despertar ese liderazgo".

En América Latina, Democracia+ está redefiniendo la forma de cultivar el liderazgo político. Con presencia en siete países, la plataforma identifica, forma y conecta a líderes emergentes y más eficaces en el gobierno y más representativos de la sociedad a la que sirven. Al reunir a grupos multipartidistas, Democracia+ fortalece la cultura democrática y desarrolla habilidades necesarias para colaborar más allá de las divisiones ideológicas. Basado en una mentalidad emprendedora, el programa trata la innovación política como la creación de una empresa, animando a los participantes a identificar problemas cívicos, crear prototipos de soluciones y escalar el impacto a través de una gobernanza basada en hechos.

Desde 2021, sus programas han llegado a más de 14,000 ciudadanos y han formado a más de 1,100 líderes políticos, con un 85-94% de egresados que se postulan por primera vez a un cargo público. La mitad de las cohortes son mujeres y la otra mitad se identifica como no blanca, lo que aborda directamente los desequilibrios históricos de representación en América Latina.

A lo largo de la red, las incubadoras locales están mostrando resultados tangibles. En Brasil, RenovaBR ha visto cómo 180 egresados han sido elegidos para ocupar cargos públicos y 471 han entrado en los servicios públicos. En Costa Rica, +CostaRica ayudó a 13 de los 51 candidatos a ganar elecciones municipales en sus primeras campañas. Y en Argentina, Potencia Argentina recibió más de 9000 solicitudes de todo el país en su primer año, seleccionando y formando a 250 líderes de 23 partidos políticos. Como señala Andrés Valenciano, CEO de Democracia+: "La democracia cumple su promesa cuando ofrece resultados tangibles en la vida de las personas. Para ello se necesitan líderes con valentía y capacidad para convertir el diálogo en acción y la división en un objetivo común".

Quizás la mayor fortaleza de la educación emprendedora sea su escalabilidad en distintos contextos. Aflatoun International llega a más de 45 millones de niños y jóvenes en más de 100 países con currículos que combinan la educación financiera y social. Desde AflaTot (para niños de 3 a 6 años), que desarrolla habilidades para la toma de decisiones a una edad temprana, hasta AflaYouth (para jóvenes de 16 a 24 años), donde se hace hincapié en la empleabilidad y el emprendimiento verde, el modelo de Aflatoun empodera a los alumnos para que actúen como agentes del cambio en sus comunidades.

Evaluaciones independientes avalan este impacto. Un estudio del Banco Mundial sobre el Programa de Desarrollo de Mentalidad Emprendedora de Aflatoun en India mostró avances significativos en la capacidad de acción, el rendimiento académico y las habilidades emprendedoras de los estudiantes, especialmente en el caso de las niñas, que mostraron una mayor confianza en situaciones de presentación de proyectos empresariales. Kirsten Theuns, directora de Alianzas Estratégicas y Desarrollo de Aflatoun, explica: "La educación emprendedora no se limita a las habilidades empresariales, sino que consiste en formar a jóvenes que vean los desafíos como oportunidades y comprendan su poder para generar un cambio positivo".

En conjunto, estos casos ilustran cómo la educación para el emprendimiento puede ser una estrategia unificadora para el desarrollo del liderazgo. Ya sea cultivando la acción cívica en las zonas rurales de India, preparando a los estudiantes ecuatorianos para la incertidumbre del mercado laboral, renovando la participación democrática en América Latina o incorporando habilidades para la vida en las aulas de todo el mundo, estos programas comparten un ADN común: aprendizado empírico, mentoría y un enfoque impulsado por valores.

En un momento en el que la confianza democrática es frágil, las instituciones están bajo presión y los jóvenes se enfrentan a una incertidumbre existencial, ampliar estos enfoques no es opcional, es esencial. La educación emprendedora no consiste en formar CEOs, sino en fomentar una generación diversa de líderes resilientes, creativos e íntegros.

En un momento en que los Global Future Councils del Foro Económico Mundial trazan respuestas sistémicas a los riesgos globales, he aquí un llamamiento a la acción: integrar la educación emprendedora en la arquitectura de políticas de habilidades, de revitalización de la democracia y de inversión en capital humano. La evidencia es clara: para salvar la brecha de liderazgo hay que empezar por replantearse cómo educamos a la próxima generación. A través del emprendimiento, podemos empoderar a líderes para que no solo superen la complejidad, sino que la transformen en oportunidad.