Tu potencial se mide en opciones
La riqueza –entendida no sólo como ganar dinero sino como conseguir aquello que queremos– está relacionada con nuestra capacidad para resolver problemas, y nuestra capacidad para resolver problemas está relacionada con tener recursos (opciones). La pobreza consiste en tener más problemas que soluciones; la riqueza consiste en tener más soluciones que problemas.
Por ejemplo, si tenemos una persona que no encuentra trabajo en España y decide irse al extranjero y sólo sabe hablar español, se podrá ir a Latinoamérica. Pero si sabe italiano, también se podrá ir a Italia, porque tiene más recursos, y por tanto, más opciones. Y si sabe inglés, prácticamente se podrá ir a cualquier lugar del mundo.
Esta persona tiene un problema, no encuentra trabajo, ¿cómo solventa ese problema? Con recursos, con opciones. Cuanto mayor es el nivel de desarrollo personal de una persona, cuanto más crece personalmente y profesionalmente, mayores retos, desafíos y responsabilidades puede asumir, porque tiene más recursos, porque tiene más opciones. Ésa es la ‘magia’ del desarrollo personal. Por eso, como se dice en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 11ª edición), «tu desarrollo personal es tu destino». No hay mejor inversión que la que se hace en uno mismo. Cuanto más estudia una persona, cuanto más se forma, cuantas más relaciones desarrolla, cuanta más experiencia tiene, más posibilidades de triunfar. Desarrollo Personal no es otra cosa que estar preparado para la vida. Desarrollo personal no es otra cosa que incrementar tus posibilidades de tener éxito.
La escritora Ann Landers apuntaba: «Si me pidieran que diera el consejo que, en mi opinión, es el más útil para toda la humanidad, sería éste: espere problemas como parte inevitable de la vida y, cuando lleguen, mantenga la cabeza alta. Mírelos directamente a la cara y diga: ‘Seré más grande que tú. No puedes derrotarme’. Esta es la clase de actitud que lleva a la victoria».
El secreto del éxito no es tratar de evitar los problemas ni deshacerte de ellos; tampoco acobardarte ante ellos. El secreto es crecer tú de forma que seas más grande que cualquier problema: «No pidas menos problemas —apuntaba Jim Rohn—, desarrolla más habilidades, los problemas nunca desaparecen». A veces son unos y en otras ocasiones son otros; y sólo hay una forma de superarlos, desarrollando las habilidades necesarias para ello. Cuanto más te desarrollas, mayores retos y responsabilidades puedes asumir porque tienes más recursos a tu alcance para afrontarlos y superarlos. Por eso nunca hay que dejar de leer, estudiar y aprender de todo y de todos. Lo peor es esconderse y huir de los problemas. Esto último tiene un coste personal y profesional elevado: renunciar a crecer, porque la huida alivia, pero no cura.
El problema nunca es el tamaño del problema, el problema es tu tamaño. Si un problema te parece grande es que tú eres pequeño y te quedan conocimientos, habilidades y experiencia por adquirir; y si un problema te parece pequeño es que tú eres grande y tienes conocimientos, habilidades y experiencia suficiente. T. Harv Ecker, autor de Los secretos de la mente millonaria, escribe: «Si estás dispuesto a hacer sólo lo que sea fácil, la vida será dura. Pero si estás dispuesto a hacer lo que sea duro, la vida será fácil. Si tu meta es estar cómodo económicamente, lo más probable es que jamás te hagas rico; si tu meta es ser rico, lo más probable es que acabes inmensamente cómodo».
Tu vida no mejora por azar, tu vida mejora por cambiar. Si quieres que tu vida mejore, tú tienes que mejorar. Las personas de éxito tienen un alto sentido de la autorresponsabilidad y eso les da poder. La autorresponsabilidad es el único antídoto contra todos los males. Crecer en la vida es ser cada día más responsable de uno mismo. Madurez es cuando no tienes necesidad de culpar a nadie de lo que te sucede. Por eso, para tener éxito lo primero de todo hacerse cargo de uno mismo: o gobiernas tu vida o te la gobiernan otros; o eres víctima o eres protagonista; o eres actor o eres espectador.
En definitiva, y como se recoge en Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición): «Tu éxito depende de tu capacidad de resolver problemas; y tu capacidad de resolver problemas depende de tu nivel de desarrollo personal».
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