¿Cómo saber si eres resiliente o resistente?
La resiliencia implica no sólo resistir las adversidades que la vida nos presenta, apela a la capacidad de recuperarse, sobreponerse y adaptarse con éxito frente a las dificultades, desarrollar los talentos e incluso reconocer recursos personales que podrían haber estado ignorados durante mucho tiempo.
Los especialistas afirman que una persona resiliente está caracterizada por los siguientes puntos:
- Tienen una autoestima sana: que no sólo comprende amarse a sí mismo; implica conocerse y aceptarse incondicionalmente, abrazar los defectos y aceptarlos; trabajar en la mejora sin angustia y ansiedad.
- Poseen metas objetivas y realistas: entienden que no son omnipotentes y que las metas que se propongan deben ser lógicas y adecuadas a sus capacidades. No aceptan como lema: “puedes lograr todo lo que te propones”, tienen claro que se pueden establecer objetivos y también son conscientes de que puede ocurrir que esa meta no se logre y no por eso permanecer en una lucha constante o desilusión total al no lograrlo.
- Adecuada gestión emocional: esto conlleva permitirse el sentimiento simplemente y darle la justa medida. En mi experiencia profesional, me he encontrado muchas veces con personas que no se permiten la tristeza porque “la vida sigue y de nada sirve llorar”. No se puede tratar algo que se omite; se requiere primeramente diagnosticar y aceptar. Es importante reconocer la emocionalidad para después trabajarla, así como comprender los procesos emotivos de cada uno.
- Comprenden claramente que no pueden controlar todos los detalles a su alrededor. Poseen discernimiento para identificar qué sí es controlable y qué no. Sería conveniente analizar esta simple pregunta: ¿Cuántas veces has querido modificar el comportamiento de alguien cercano a ti? ¿Depende de ti controlarlo?
- Sorprenden por su buen humor. Es probable que hayas conocido a una persona que al pasar por un fuerte sufrimiento, puede afrontar la vida con una sonrisa en los labios. ¿Qué tan capaz eres tú de reírte de propios defectos? ¿De tus equivocaciones? Y me refiero no sólo a reírte en soledad, ¿tienes la valentía para mostrarte frágil con los demás?
Pongo un ejemplo: Dos hermanos, hijos de un padre alcohólico, drogadicto, y jugador habían tomado decisiones muy distintas: el mayor había optado por ser igual que el padre: problemas constantes con el alcohol, el dinero y con graves deudas. El otro, era un padre de familia responsable, con trabajo estable, con una buena salud mental y física. Cuando se les preguntaba por qué habían tomado ese camino, ambos respondían: “Teniendo un padre así, ¿cómo esperabas que yo fuera?…”
El que resiste, persiste en el dolor, en cambio una persona resiliente asume la pena pero la transforma en un proceso formativo y se convierte en un individuo dispuesto a progresar.
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