7 tips para ser el mejor escuchando
Image: REUTERS/David Gray
Saber escuchar tiene que ver con ser inteligente, por lo tanto, la capacidad de hacerlo es una habilidad que te conviene tener.
Un estudio reciente de la Universidad de George Washington afirmó que hacerlo de la manera correcta puede influenciar un 40 por ciento los resultados de un líder.
"La palabra listen (escuchar en inglés) tiene las mismas letras que silent (silencio en inglés)”. –Alfred Brendel
Tienes muchas oportunidades de hacerlo en el trabajo. Ya sea a la hora de que te den retroalimentación o que te expliquen instrucciones, detrás de las palabras hay información invaluable que puede ser descifrada a través del tono de voz, lenguaje corporal y silencios.
En otras palabras, el no mantener tus oídos (y ojos) abiertos puede dejarte fuera del juego.
La mayoría de las personas piensa que escucha lo suficiente, aunque no es cierto.
Wright State University arrojó que más de 8000 individuos se calificaron a sí mismos como buenos escuchas, incluso mejores que sus compañeros de trabajo. Sabemos que esta cifra no es real.
Saber escuchar es algo que se tiene que aprender y ser dominado. El hecho de que te cueste llevar a cabo prestarle atención a los demás, no significa que no puedas hacerlo.
Trabaja en las siguientes estrategias y verás cómo lo podrás lograr.
El error más grande que las personas cometen al momento de escuchar es que están tan concentradas en lo que están haciendo o en cómo les afectará lo que se está diciendo que realmente no están prestando atención a las palabras.
Tal vez pienses que el focalizarte resulta fácil, pero no lo es ya que tus pensamientos puedes distraerte.
Es imposible hacer las cosas –bien– al mismo tiempo. Nada quita más la inspiración que estar contando algo y que esa persona se ponga a utilizar su celular. Inténtalo, tus conversaciones serán más efectivas.
A la gente le gusta saber que lo escuches, así que hasta un simple “aclarador” demuestra que no solo le prestas atención sino que también te importa lo que estás diciendo.
Te sorprenderá el respeto y la apreciación que ganarás si cuestionas lo adecuado. Además, para verificar lo que escuchaste deberías de preguntar cosas que te den más información, como ¿y qué sucedió después? O ¿Y luego qué te dijo?
La clave es añadir preguntas propias para poder agregarle tu opinión a la conversación en lugar de dirigirla hacia otro lado.
EL psicólogo Carl Rogers utilizó el término “escuchar relfexivo” para describir la estrategia de parafrasear el significado de lo que se te habló para darte cuenta si realmente entendiste lo que quisieron decirte.
Siendo así, también le estás dando la oportunidad a quien te está hablado. Utiliza tus propias palabras para demostrar que sí estás “absorbiendo” información.
Estar consciente de tus gestos, expresiones y tono de voz y hacerlos positivos hará que la gente se te acerque cual hormigas a picnic.
Usar un tono entusiasta, no cruzar los brazos y mantener contacto de ojo son algunas formas positivas de lenguaje corporal que las personas que saben escuchar utilizan.
Si de verdad quieres convertirte en alguien a quien la gente acude para contarle sus cosas, tienes que mantenerte “abierto”.
Esto te hará ver ser más interesante, pues a nadie le gusta contarle algo a una persona que ya formó su opinión sin siquiera saber el contexto.
Tener menta abierta es crucial en el trabajo pues las empresas necesitan ser constante y generar nuevas ideas. Para eliminar este mal hábito –de juzgar– necesitas ver la foto completa, en otras palabras, ponerte en los zapatos de la otra persona para darte una idea de su reacción ante la situación.
Claro que esto no significa que tengas que estar de acuerdo con lo que te dicen, simplemente quiere decir que tienes la intención de escuchar.
Si no es para hacer preguntas sobre ese tema, no deberías estar hablando. Interrumpir la conversación solo hará notar que lo que tienes que decir es “más importante” que lo que te estaban contando.
Querer ayudar es algo natural y más cuando se trata de seres queridos, pero ten calma a la hora de dar un consejo, pues hacerlo –sin antes haber escuchado lo suficiente– podría malinterpretarse con un: “ya le entendí a tu problema, ahora déjame hablar.”
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