10 preguntas para encontrarle verdadero sentido al trabajo
Al ver nuestra vida profesional como si se tratara una carrera, entramos un estado de lucha constante en el que ‘nos posicionamos’ contra todos los demás. Image: Creative Commons
Comencemos con una pregunta general: ¿Qué es una carrera exitosa?
Ya es hora de apartarse de la idea de éxito que la organización o el supervisor para el que trabajas definen para ti. Ahora debes buscar tu propia definición. Trepar incesantemente al siguiente peldaño de la escalera no funciona, por las siguientes tres razones.
Primero. Si sólo valoramos a quienes han alcanzado la cima de la jerarquía, entonces, por definición, estamos descontando al otro 99,99%. Así creamos una línea de montaje cruel que produce una multitud de personas frustradas e infelices que creen, a menudo equivocadamente, que los que han triunfado de verdad han llegado a la cima.
Segundo. Al ver nuestra vida profesional como si se tratara una carrera, entramos un estado de lucha constante en el que ‘nos posicionamos’ contra todos los demás. Piensen por ejemplo en los sistemas de incentivos. He visto muchos de ellos y también he diseñado algunos que –mea culpa— se centraban en los resultados y rendimiento individuales. Pero estos nunca estuvieron basados en la cooperación o en una sensación de propósito.
Creo que el estrés no está relacionado únicamente con la cantidad de trabajo que tenemos, sino más bien con la baja calidad de las relaciones que hemos desarrollado con nuestros colegas. En una organización, el clima de ‘todos contra todos’ degrada esas relaciones. Todo trazo de una conexión entre personas se pierde, convirtiendo esas relaciones en simples transacciones y vínculos utilitaristas. Esta obsesión con las apariencias y no con las formas nos despoja de nuestra humanidad.
Tercero. Todos terminamos tomando parte de una competencia feroz. Llegamos a estar tan absortos y ocupados en ganar esa carrera de ratones que olvidamos que, incluso ganando, seguiremos siendo ratones. Y no sólo ratones, sino ratones vulnerables: pues una crisis económica crónica, una reestructuración corporativa u otra multitud de circunstancias ajenas a nuestro control podrían ponernos de patitas en la calle. Si el éxito corporativo es la única manera de definir tu identidad, entonces tu identidad puede ser fácilmente destruida; una destrucción que traerá consigo todas las consecuencias emocionales y sociales resultantes.
Se dice que Albert Einstein escribió lo siguiente: “Si tuviera una hora para solucionar un problema y mi vida dependiera de dicha solución, pasaría los primeros 55 minutos decidiendo cuál es la pregunta correcta que debería hacer. Porque si la conociera, podría resolver el problema en menos de 5 minutos”.
En vez de correr a toda prisa por nuestras vidas laborales, deberíamos detenernos a considerar las preguntas que pueden ayudarnos a sacar lo mejor de nuestras carreras profesionales. En mi libro La Brújula del éxito (La Bussola del Successo) he identificado 10 preguntas importantes que, desde mi punto de vista, pueden guiarte hacia una carrera profesional más provechosa. Y ayudarte a redefinir por completo lo que realmente significa tener éxito.
1. ¿Cuál es tu propósito?
El escritor Mark Twain dijo una vez: “Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naciste y el día en que descubriste por qué”. La cuestión es, por tanto: ¿Cuál es el propósito real de tu vida? ¿Por qué estás aquí y por qué estás haciendo lo que haces? Un error muy común es confundir el propósito con las metas u objetivos. Un propósito, por ejemplo, es desatacar en tu actividad, mientras una meta es ser ascendido o cumplir con un cometido. Cumplir con una cantidad de cometidos nunca puede equivaler a tener un propósito significativo. Tus metas y objetivos pueden aplastadas por circunstancias externas u otras personas, pero no pueden destruir tu propósito. Todos necesitamos que nuestras vidas tengan un propósito. ¿Cuál es el propósito de la tuya? Acá va una pista: un propósito significativo es más importante que uno mismo y está relacionado con una causa o una misión en la que crees profundamente. Piénsalo: ¿Quieres ser un misionero o un mercenario? Céntrate en dejar una huella duradera, no en los resultados a corto plazo.
2. ¿Cuáles son tus puntos fuertes?
Tras 20 años como director de Recursos Humanos en varias organizaciones y países, he aprendido que todos tenemos un talento, un verdadero tesoro en nuestro interior que espera ser descubierto. Pero no basta descubrir ese talento: debemos utilizarlo y mejorarlo incesantemente. El talento está sobrevalorado, pues sólo juega un papel menor en nuestro éxito.
Éxito significa hacer un esfuerzo constante por mejorar, y negarse a tolerar la mediocridad. Tu verdadero punto fuerte es, por tanto, tu talento multiplicado por el esfuerzo que inviertes en desarrollarlo. Como dice el dicho: El éxito es 10% de inspiración y 90% de transpiración. Piensa en los atletas olímpicos, esos breves segundos o minutos son el resultado de años, o incluso décadas de esfuerzo, sacrificio y progresos minúsculos. Cuando Flavia Pennetta, de 33 años, ganó el US Open de tenis, un periodista le dijo; “Ese último golpe fue un destello de genialidad”. “¿Genialidad?”, respondió Pennetta. “Llevo 20 años practicando ese golpe”. Michael Phelps se ha convertido en leyenda tras ganar 22 medallas de oro, una hazaña de perseverancia asombrosa que no se consigue sólo a base de talento innato.
3. ¿Puedes controlar tu ego y construir puentes en vez de muros?
Ryan Holiday, el autor y emprendedor estadounidense, ha llegado a afirmar que “el ego es el enemigo”. Por lo que el asunto es el siguiente: ¿Puedes controlar, o incluso matar, tu ego? ¿Puedes eliminar tu orgullo, tu propensión a atribuirte el mérito y a ser el centro de atención? ¿Puedes escuchar otros puntos de vista, pero no porque se supone que debas hacerlo sino porque realmente te interesa? Si has contestado que no una y otra vez, adoleces de lo que los antiguos griegos llamaban ‘hubris’: el peligroso exceso de confianza que te lleva a creer que tú tienes razón y que todos los demás están equivocados. Muchas debacles políticas y económicas se construyeron sobre los defectuosos cimientos de esa arrogancia. Volviendo a los griegos, hubris siempre conducía a la lamentable aparición de Némesis, la retribución divina. Antes de que el desastre golpee necesitas construir puentes, tirar abajo los muros y conectar y estar en contacto constante con los demás, pues en tu viaje nunca estará solo.
4. ¿Qué es lo opuesto al éxito?
Si has respondido ‘el fracaso’, piensa de nuevo. ¿Quién es el jugador de baloncesto que falló 9000 lanzamientos a lo largo de su carrera? Fue Michael Jordan, considerado el mejor jugador de todos los tiempos. Nelson Mandela dijo alguna vez: “Yo nunca pierdo. O gano o aprendo”. Vuelvan a leer esta hermosa frase: Yo nunca pierdo. O gano o aprendo. Si conseguimos aprender de nuestros errores, el fracaso no es lo opuesto al éxito sino que se convierte en un componente clave de éste. En mi libro, el único fracaso es la imposibilidad de reflexionar y aprender. Como reza el proverbio japonés: “La vida es caer siete veces y levantase ocho”.
5. ¿Cómo puedes llegar a entender la complejidad y la cultura de tu organización?
No hace falta ser un experto en comportamiento organizacional, pero sí debemos comprender a fondo la cultura de la compañía para la que trabajamos. Es necesario entender en profundidad sus reglas y normas más importantes, pues la mayoría de ellas no están escritas ni son explícitas. Si no las conoces, serás devorado por los nativos. Lo que mi libro brinda son herramientas simples y prácticas para ‘decodificar’ estas organizaciones. Un ejemplo: estudia a quienes ocupan los puestos más altos en tu organización. ¿Cómo llegaron allí? ¿Por sus méritos, sus capacidades, su integridad, sus resultados? ¿O por otros factores? Al estudiar quién ha llegado a lo más alto debemos estar atentos a la narrativa que se nos desvela.
6. ¿Cómo puedes crear confianza?
La confianza es un tema crucial para individuos, organizaciones y sociedades, y debes construirla invirtiendo tiempo y trabajo duro. Tu reputación será uno de los pilares de tu carrera profesional. Entonces, ¿cómo crear tu reputación? Todo cuenta: el carácter, la credibilidad, estar presentes cuando te necesitan, tu capacidad, confiabilidad, integridad y resultados. La arrogancia y los conflictos de interés, ya sean reales o percibidos, son corrosivos a la hora de crear confianza. Recuerda: a un candidato se lo recluta por sus condiciones, pero cuando ascienda lo hará fundamentalmente en base a la confianza que haya creado.
7. ¿Cómo manejas las decisiones difíciles?
En tu carrera profesional tendrás que tomar decisiones difíciles. Es lo que yo llamo “el momento de tus convicciones”. Son esos momentos en que los conocimientos técnicos no bastan para ayudarte a encontrar el camino correcto o la mejor solución a un problema espinoso. Lo que decidirá esos momentos es tu carácter. La historia nos demuestra que en situaciones extremas la obediencia ciega a la autoridad puede tomar las riendas; a su vez la psicología nos muestra lo difícil que puede ser decir que no. El Experimento Milgram demostró claramente que sus sujetos estaban dispuestos a acatar la orden de aplicar shocks eléctricos a otros individuos. Negarse a seguir órdenes es un activo valioso en tu carrera profesional. Nunca debes perder de vista tus convicciones. A lo largo de tu carrera te enfrentarás a muchas circunstancias difíciles que quizá no te cambien, pero que sí revelarán quién eres.
8. ¿Cuántas lentes utilizas?
En una oportunidad fui a una conferencia dictada por un famoso fotógrafo, quien nos mostró las fotos que había tomado en una isla caribeña. Eran imágenes bonitas, del estilo de las cartas postales, pero un poco aburridas y predecibles. A continuación nos mostró otra serie. Estas fotografías habían sido tomadas en el mismo lugar y sin embargo se veían totalmente diferentes: la luz, la perspectiva, los colores, todo era distinto. Entonces nos explicó que para la primera serie de fotografías había utilizado la misma lente, mientras que para la segunda había usado muchas lentes y ángulos diferentes. Ese es para mí el significado de ‘diversidad’. Para ver la realidad desde otros puntos de vista hacen falta lentes distintas, de modo de evitar la tentación de creer que la única perspectiva válida es la de uno y la única ideología correcta es la propia. La idea de las lentes aplicada a tu lugar de trabajo puede ayudarte a entender la complejidad, a conectar los puntos y a apreciar otras perspectivas. Hoy, estas capacidades son más importantes que nunca pues debemos construir puentes de tolerancia e inclusión para contrarrestar las fuerzas que intentan levantar muros entre países, ideas y personas. La diversidad es un bien invaluable. Mientras organizaciones como el Banco Mundial están encontrando formas de medir la diversidad y fomentarla, países como Canadá ven la diversidad como una parte crucial de su cultura y uno de los pilares de su prosperidad.
9. ¿Eres una máquina de aprender?
Siempre se puede aprender. En 1938, Ingeborg Rapoport había terminado de escribir su tesis y estaba a punto de recibir su doctorado en medicina. Pero debido a las odiosas leyes raciales que impuso el régimen nazi, titulación se le negó la debido a su herencia judía. Rapoport emigró a Estados Unidos, continuó allí sus estudios de medicina y trabajó en numerosos hospitales como pediatra y neonatóloga. Con algo más de cincuenta años, regresó a la República Democrática Alemana, y fundó la primera clínica de neonatología en Berlín Oriental. En 2015, la Universidad de Hamburgo decidió enmendar la injusticia cometida 77 años antes. Rapoport defendió su disertación de 1938 y obtuvo su título a los 102 años de edad. Por su entrega a la educación y su lucha contra la injusticia sufrida, es una de mis heroínas.
Conviértete en una máquina de aprender, experimenta fracasos exitosos y no dejes de aprender, incluso si tienes 102 años. Inventemos el futuro invirtiendo en nuestra educación. Será un viaje gozoso hacia la libertad –en la mayoría de los casos—, porque independientemente de lo que ocurra en la oficina, nadie te puede quitar lo aprendido.
10. ¿Amas lo que haces?
Hace poco tiempo estuve en Antigua, Guatemala, uno de mis sitios preferidos en todo el mundo. Allí me enamore de las acuarelas de un artista callejero llamado Gerardo, que trabajaba el día entero pintando unos paisajes maravillosos. Quise comprarle una pero sólo le quedaba aquella en la que estaba trabajando entonces, y aún no había terminado. Yo me encontraba a punto de dejar el país, no podía esperar e insistí en comprarle la acuarela. Y como aún no estaba terminada le pedí un descuento, pero Gerardo me pidió el doble del precio habitual. Aquello me sorprendió e incluso me molestó un poco. Le pregunté por qué quería cobrarme el doble por una obra incompleta. Y Gerardo me respondió: “Porque usted me va a quitar el placer de hacer algo que verdaderamente amo”. Así que le pagué lo que me pedía, sabiendo que me llevaba una lección de vida invaluable: si alguien tiene que pagarte para que abandones lo que estás haciendo, es que realmente amas lo que haces.
Ojalá que mi libro transforme lo que para ustedes significa una exitosa carrera profesional, y desmonte la idea de que sólo puede haber unos pocos ganadores, de que los perdedores son los más. Una carrera exitosa es algo profundo, significativo y relevante. Pero lo es para todos nosotros, no sólo para unos pocos elegidos. En medio de la Cuarta Revolución Industrial, en esta era de transformación radical y conmoción tecnológica, necesitamos afianzar nuestras vidas laborales y nuestra identidad a nuestros valores. La brújula del éxito nos ayuda a hacer una pausa y reflexionar sobre quiénes somos, qué valores defendemos, y cómo tener una carrera profesional significativa, cargada de propósito, integridad y pasión.
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