Cómo potenciar la fuerza laboral del mañana en la era de la IA

"El futuro de la electrónica integrada es el futuro de la propia electrónica", escribía Gordon Moore, cofundador de Intel, en la revista Electronics en 1965, prediciendo que el número de componentes de los chips informáticos se duplicaría cada 18 meses o dos años, un concepto que ahora se conoce como la Ley de Moore. Moore precisó aún más su predicción: "Los circuitos integrados darán lugar a maravillas, como computadoras domésticas... conectadas a una computadora central, controles automáticos para automóviles y equipos de comunicaciones portátiles personales".

Hoy en día, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en algo casi omnipresente en todas las industrias, en gran parte porque la Ley de Moore se ha hecho realidad, una y otra vez, durante cinco décadas. La IA está a punto de revelarse tan transformadora y revolucionaria como lo fue el chip informático, que cambió para siempre nuestra forma de vivir y trabajar. Y del mismo modo que para hacer realidad el potencial de la Ley de Moore fue necesario apostar por la tecnología de microprocesadores y el talento de forma calculada, para desatar todo el potencial de la IA será necesario replantearse cómo equipamos a las empresas y a los trabajadores del futuro para "adaptarse o morir", en palabras del ex CEO de Intel Andy Grove.

En Intel llevamos más de medio siglo ayudando a impulsar influyentes transformaciones tecnológicas. Hemos aprendido mucho sobre cómo prepararnos para los cambios radicales que traen consigo las innovaciones clave, especialmente en el lugar de trabajo. Además de ayudar a aumentar el acceso a la formación en IA y crear itinerarios profesionales a través de nuestros programas globales Intel Digital Readiness Programmes, estamos pensando a gran escala en los cambios culturales en el lugar de trabajo que requerirá la próxima generación de innovación.

Prepararse para el futuro de la IA requiere una capacitación técnica, pero no es lo único que se necesitará. La formación de trabajadores no técnicos sobre cómo colaborar con la IA como copiloto y ser pensadores críticos y constructores de sus resultados será igual de vital.

Hay cuatro principios que debemos tener en cuenta para fomentar el ingenio de la IA en nuestras organizaciones:

Para descubrir todo el potencial de la IA es necesario ver tanto lo que no funciona como lo que funciona. Con tanto que aprender sobre esta nueva frontera, las empresas necesitarán que toda su plantilla experimente continuamente cómo encajar la IA en sus funciones laborales. Los directivos deben crear un entorno en el que el fracaso esté permitido, siempre y cuando se extraigan lecciones adecuadas de cada experiencia y se establezcan protecciones que garanticen la precisión y las prácticas éticas.

Con muchos departamentos generando ideas sobre cómo utilizar la IA para impulsar los objetivos empresariales, será crucial que varios equipos trabajen juntos para priorizar estrategias y recursos. Imagine, por ejemplo, que su equipo de marketing quiere aprovechar la IA para recomendaciones personalizadas de productos y publicidad en redes sociales, mientras que su equipo de ventas está entusiasmado con el uso de la IA en chatbots para atender mejor a los clientes y cualificar a los clientes potenciales. Hacer que estos dos equipos trabajen juntos en una o dos soluciones de IA potentes, que atiendan las necesidades de varios departamentos, será más eficaz y eficiente que los equipos que generan por separado docenas de proyectos de IA en silos.

La IA por sí sola no es suficiente: requiere seres humanos que sepan qué preguntas hacer y cómo juzgar y evaluar las respuestas de la IA. El desarrollo de las habilidades analíticas y de resolución de problemas de los empleados les capacitará a la hora de guiar, formar y diseñar soluciones de IA que ahorren tiempo y sirvan como compañeros de trabajo digitales de confianza.

Intel forma parte de un amplio movimiento mundial para hacer avanzar la IA de forma responsable, con el objetivo de utilizar lo mejor de la IA para resolver los mayores retos del mundo de forma inclusiva y transparente. Cada organización tendrá que poner de su parte para reflexionar sobre las consideraciones éticas de cada paso que se dé con la IA dentro de cada función. Por ejemplo, actualmente estoy trabajando con un grupo de colegas del sector en la elaboración de un manifiesto de principios de una página para la comunidad de recursos humanos sobre cómo utilizar la tecnología de IA de forma ética.

Como en anteriores revoluciones de la innovación, la IA nos va a afectar a todos. Cuanto antes aprovechemos los aspectos positivos de esta nueva tecnología y establezcamos los controles adecuados para evitar daños, mayor y más positivo será el impacto de la IA en nuestro mundo. Esto empieza por formar a los trabajadores para que experimenten continuamente, colaboren en equipo, piensen de forma crítica y construyan de forma responsable. Las organizaciones que sigan estos principios utilizarán eficazmente la IA para aumentar las capacidades humanas y, al mismo tiempo, permitir que las personas prosperen.