Cómo crear un futuro sostenible en el espacio a través de su uso responsable

El futuro del espacio no se puede dar por sentado. A medida que el espacio se vuelve más congestionado y crítico para la vida moderna, el tema de su sostenibilidad deja de ser opcional y se convierte en imperativo. Cada lanzamiento de satélite, maniobra orbital o fragmento de basura espacial determina el futuro del acceso al espacio y la sostenibilidad de las operaciones que allí se desarrollan.

Si no actuamos con decisión ahora, corremos el riesgo de comprometer la viabilidad a largo plazo del espacio como recurso compartido. Las consecuencias pueden ir más allá del sector espacial y afectar a las economías, la seguridad y la innovación.

Directrices por sí solas no bastan. Aunque la regulación desempeña un papel importante, esperar a que se diseñen arquitecturas jurídicas perfectas sólo retrasará el progreso. Los operadores que actúan en el espacio deben actuar ya, promoviendo las mejores prácticas y compartiendo soluciones probadas con otros agentes del sector.

Necesitamos plataformas en las que puedan desarrollarse, compartirse y perfeccionarse comportamientos sostenibles, utilizando la IA y el aprendizaje automático para acelerar este intercambio de conocimientos e impulsar una mejora continua.

La sostenibilidad es un requerimiento fundamental para preservar el acceso operativo al espacio a largo plazo, con implicaciones importantes para el crecimiento de la economía espacial y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.

La sostenibilidad espacial depende de un comportamiento progresista de los actores espaciales. La forma en que diseñamos y llevamos a cabo nuestras actividades define el impacto que estas generan en el entorno espacial.

Por ejemplo, aunque no podemos revertir la acumulación de los 170 millones de objetos de basura espacial que ya están en órbita, cada operador espacial – en actividad o en fase de planificación de actividades futuras – desempeña un papel crucial en mitigar el impacto de la basura espacial derivada de sus operaciones.

Nuestra responsabilidad va más allá de la gestión de residuos y se extiende a la construcción de infraestructuras resilientes en el espacio. Sin embargo, uno de los principales desafíos de los actores espaciales es la falta de marcos accesibles y probados que se puedan utilizar para orientar las prácticas sostenibles.

Esta laguna de conocimientos es especialmente problemática para los nuevos actores, que a menudo carecen de experiencia y recursos para adoptar comportamientos sostenibles desde el principio.

Mientras algunos actores aprovechan las lagunas normativas eligiendo jurisdicciones con requisitos mínimos de sostenibilidad, otros persiguen un cambio de paradigma y adoptan acciones intencionadas y voluntarias que van más allá del cumplimiento.

En los últimos años han surgido varias iniciativas para promover la sostenibilidad a través de vías no reglamentarias. La Clasificación de Sostenibilidad Espacial (Space Sustainability Rating), por ejemplo, surgió en el seno del Global Future Council on the Future Space del Foro Económico Mundial.

Este sistema anima a los actores espaciales a diseñar e implementar misiones y operaciones espaciales sostenibles, reconociendo aquellos que promueven la sostenibilidad espacial a escala global.

Partiendo de esta base, el mismo consejo también conceptualizó el Monitor de Sostenibilidad Espacial (Space Sustainability Monitor), una herramienta para hacer un seguimiento de cómo los Estados aplican los marcos internacionales y las mejores prácticas para lograr actividades espaciales seguras y sostenibles.

Para los nuevos actores espaciales, navegar por el complejo panorama normativo y tecnológico puede resultar abrumador. La Secure World Foundation creó el Manual para Nuevos Actores en el Espacio, que proporciona una hoja de ruta.

Asimismo, la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de la ONU ha puesto en marcha el proyecto Derecho Espacial para Nuevos Actores Espaciales, que ofrece misiones de asesoramiento técnico para ayudar a los países a desarrollar marcos jurídicos para operaciones espaciales seguras.

Además, el sector privado está experimentando un cambio de mentalidad. Muchas empresas se han reestructurado para crear equipos dedicados a ESG (medio ambiente, sostenibilidad y gobernanza) o CSR (responsabilidad social corporativa), impulsando prácticas empresariales sostenibles y éticas.

Cada vez más, las organizaciones se basan en métricas e indicadores integrados de sostenibilidad para orientar la toma de decisiones estratégicas en materia de medio ambiente y evaluar el impacto ambiental de sus tecnologías.

Algunas incluso han adoptado teorías de juegos como herramientas para gestionar los riesgos y mejorar los resultados ambientales, con una toma de decisiones informada por datos y conocimiento.

A pesar del creciente debate y comprensión de la sostenibilidad, encontrar marcos claros y viables para aplicación práctica sigue siendo difícil. ¿Qué es en la práctica la sostenibilidad en el espacio? ¿Qué parámetros deben observarse para lograr avances significativos?

No podemos esperar a que se definan marcos normativos perfectos para definir estas respuestas. En su lugar, el sector debe centrarse en crear plataformas para compartir patrones e intercambiar conocimientos, con el apoyo de la IA y el aprendizaje automático, para garantizar que las mejores prácticas puedan evolucionar y difundirse rápidamente.

El liderazgo responsable implica previsión e innovación. Los actores espaciales deben adoptar tecnologías y comportamientos sostenibles que allanen el camino hacia soluciones a largo plazo.

Aunque la colaboración entre múltiples partes interesadas sigue siendo esencial, el progreso puede venir de prácticas desarrolladas individualmente y amplificadas por tecnologías avanzadas.

Compartiendo pautas y desarrollando marcos jurídicos en tándem, podemos minimizar los riesgos planteados por las actividades espaciales y acelerar la transición hacia operaciones sostenibles.

Al avanzar por este camino, nos alineamos con la visión y la ambición esbozadas en el Pacto para el Futuro y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, acercándonos a un futuro espacial más seguro y sostenible.

Con la combinación adecuada de acción voluntaria, colaboración y apoyo tecnológico, podemos empoderar a la próxima generación de actores espaciales para preservar el espacio como un recurso compartido en los años venideros.