5 formas de enseñar el pensamiento sistémico en la educación

En un mundo cada vez más lleno de desafíos, el pensamiento sistémico es un marco poderoso para abordar nuevos problemas en entornos educativos, iniciativas de desarrollo profesional y programas de mejora de habilidades. Aunque todavía no se ha generalizado en la educación, se trata de un enfoque innovador e subutilizado, que facilita la comprensión de conceptos complejos por parte de los estudiantes.

Los estudios demuestran que integrar el pensamiento sistémico en el entorno de aprendizaje incentiva una comprensión holística de cuestiones complejas, incluso para alumnos en diferentes circunstancias y con distintas habilidades. Por eso, tiene gran potencial para preparar a los alumnos para la fuerza laboral del futuro.

Elaborar mapas de sistemas para poner en práctica el pensamiento sistémico es una forma de cultivar un lenguaje compartido para debatir sobre sistemas complejos. Esto ayuda a los estudiantes a ganar confianza y colaborar eficazmente, incluso cuando la comprensión del lenguaje es limitada. Herramientas como diagramas de bucles causales y mapas permiten que grupos diversos desarrollen una comprensión mutua, centrándose en las conexiones visuales.

Mapear los sistemas de forma participativa permite a los estudiantes describir las interacciones del sistema con sus propias palabras y comprender los conceptos en sus propios términos. Al destacar más los conceptos que el vocabulario, estas vías estructuradas pueden fomentar la colaboración inclusiva por encima de diferencias lingüísticas, equipando a los alumnos para desafíos futuros en situaciones diversas.

El pensamiento sistémico también permite a los estudiantes desarrollar activamente una comprensión más completa de sistemas complejos. Mediante estudios de casos, herramientas digitales y aplicaciones del mundo real, los estudiantes tienen la oportunidad de abordar retos globales de forma holística. A medida que trabajan con elementos interconectados y complejos, a menudo descubren relaciones inesperadas, lo que da lugar a una investigación y exploración más profundas.

Además, los alumnos desarrollan un vocabulario básico en áreas como la transformación digital y las redes sociales, mejorando su capacidad para aplicar estos conceptos abstractos. Las actividades kinestésicas, como la elaboración de mapas en grupo, contribuyen a hacer más tangibles los conceptos abstractos. Este enfoque práctico, centrado en el alumno, profundiza la participación de los estudiantes y facilita el aprendizaje. Los alumnos pueden aplicar sus conocimientos a retos y situaciones reales en un mundo cada vez más complejo.

Otra habilidad clave que se enseña como parte del pensamiento sistémico es la planificación orientada a un objetivo. Al centrarse en objetivos claros desde el principio, y comprender cómo trazar su camino hacia estos objetivos, los alumnos están preparados para entender cómo se relacionan las distintas ideas con sus objetivos, ya sean personales, profesionales o educativos.

Una buena oportunidad para observar la enseñanza del pensamiento sistémico tuvo lugar recientemente durante un curso de Global Business en el Enderun Colleges de Manila (Filipinas). El curso reunió a un grupo de estudiantes de administración de empresas de la Universidad de Hyogo, Japón, que participaron en una clase titulada Mapping Global Marketing Strategies in a Digitally Transformed World.

Durante el curso, que duró una semana, los estudiantes exploraron temas como marketing global a través de estudios de casos, herramientas digitales y aplicaciones reales, y se les animó a investigar cuestiones del mundo real.

He aquí cinco estrategias efectivas, extraídas de este caso, para mejorar la comprensión de temas complejos por parte de los alumnos:

El pensamiento sistémico puede servir como herramienta de diferenciación en el entorno de aprendizaje. En este curso, tres grupos de estudiantes con distintos niveles de habilidades siguieron el mismo currículo, pero los profesores adaptaron ciertos elementos, como la prórroga de plazos y la provisión de apoyo adicional. Este enfoque garantiza resultados de aprendizaje consistentes en todos los niveles de habilidades y un acceso equitativo a las oportunidades de aprendizaje.

La curiosidad es una piedra angular del aprendizaje eficaz, esencial para el desarrollo de aprendices permanentes motivados para explorar, cuestionar y conectar ideas más allá del aula. Una mentalidad de pensamiento sistémico fomenta la curiosidad al revelar sorpresas y puntos de vista novedosos en sistemas complejos, inspirando a los estudiantes a investigar cuestiones del mundo real y promoviendo una mentalidad de indagación. Esto conduce, en última instancia, a una experiencia de aprendizaje más rica.

Un entorno centrado en el alumno mejora el proceso de aprendizaje, especialmente cuando se combina con el pensamiento sistémico para fomentar una perspectiva holística. Esta combinación fomenta un enfoque "zoom in, zoom out", que despierta la curiosidad a través de conexiones personales al tiempo que cultiva una comprensión integral de los sistemas complejos. Estas estrategias hacen que los estudiantes sigan comprometidos e implicados en su aprendizaje.

Los mapas visuales potencian un enfoque constructivista pues permite a los alumnos crear mapas de sistemas y desarrollar soluciones que conectan conceptos entre disciplinas. Este proceso fomenta la comprensión práctica de cuestiones complejas a través de la conexión de ideas abstractas — bucles, mapas de sistemas e interconexión, por ejemplo — con términos más familiares. El apoyo visual permite a los alumnos articular sus pensamientos con confianza y desarrollar un lenguaje compartido para hablar de sistemas. Este método salva las barreras lingüísticas, permitiendo a los estudiantes colaborar, participar en debates y beneficiarse del aprendizaje entre iguales, independientemente de su dominio del inglés.

La planificación orientada a objetivos es una estrategia clave del pensamiento sistémico para introducir conceptos complejos. El diseño retrospectivo comienza por definir los objetivos finales y alinear cada componente de la lección para alcanzarlos. Este enfoque sistémico permite a los instructores anticiparse a los desafíos de aprendizaje y crear una ruta de aprendizaje clara y accesible para que todos los alumnos comprendan las ideas complejas. El diseño retrospectivo refuerza el compromiso de los alumnos con los contenidos complejos.

El pensamiento sistémico ayuda a los alumnos a desarrollar habilidades de resolución de problemas, creatividad y colaboración, independientemente de las barreras lingüísticas. Del mismo modo, el pensamiento sistémico ayuda a los estudiantes a ver el aprendizaje como una puerta de entrada a nuevas formas de entender e interactuar con el mundo, equipándolos para navegar por la complejidad mucho más allá del aula.