Transición energética

Por qué es vital centrarse en las personas para lograr transiciones energéticas equitativas

Un vehículo eléctrico se recarga en la calle, ilustrando la transición energética.

Image: Getty Images

Brian Motherway
Head of Energy Efficiency, International Energy Agency
Este artículo es parte de: Reunión Anual de los Nuevos Campeones
  • A medida que se acelera la transición hacia las energías limpias, debe darse prioridad a las necesidades y el bienestar de las personas, especialmente las más vulnerables a los efectos del cambio climático y la pobreza energética.
  • Es necesario un enfoque holístico que tenga en cuenta los objetivos ambientales y las dimensiones sociales y económicas.
  • Un nuevo informe del Foro Económico Mundial, Fostering Effective Energy Transition 2024 (Fomentar una Transición Energética Eficaz), subraya la necesidad de marcos analíticos y métricas más sólidos para lograr la equidad energética y orientar las decisiones de políticas e inversión que darán forma a la transición.

Aunque mucho más lentamente de lo que sería necesario, los sistemas energéticos de todo el mundo están empezando a cambiar. Las nuevas tecnologías de energías limpias están ampliando su presencia e impacto, en algunos casos de forma significativa. En 2023, casi uno de cada tres automóviles de turismo nuevos vendidos en Europa era eléctrico y esa cifra se acerca a uno de cada dos en China. Las ventas de bombas de calor experimentaron un enorme crecimiento tras la reciente crisis energética y ahora representan una de las soluciones de calefacción doméstica más implantadas, superando a los sistemas basados en combustibles fósiles en varios países. De esta forma y de muchas otras, la gente está empezando a experimentar transiciones energéticas limpias en sus comunidades.

A medida que esta transición se acelera -y lo hará- es imperativo que los principios de equidad e inclusión sean consideraciones centrales para la formulación de políticas. Las transiciones hacia una energía limpia deben dar prioridad a las necesidades y el bienestar de las personas, especialmente de las más necesitadas y más vulnerables a los efectos del cambio climático y la pobreza energética. Esto requiere un enfoque holístico que tenga en cuenta los objetivos ambientales y las dimensiones sociales y económicas.

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La energía limpia mejora la vida

Todas las políticas de transición hacia una energía limpia tratan, en última instancia, de mejorar la vida de las personas: reducir sus facturas energéticas, aumentar su bienestar, proporcionar empleos dignos o evitar los peores efectos del cambio climático. Las mejores políticas reconocen intencionadamente estos beneficios y están diseñadas para maximizarlos al tiempo que garantizan una distribución justa de estos beneficios y los costes.

Por ejemplo, el espectacular crecimiento de los vehículos eléctricos (VE) está respaldado en muchos países por generosas subvenciones. ¿Quién se beneficia de estas subvenciones? En Francia, por ejemplo, las personas con rentas más bajas reciben subvenciones considerablemente más elevadas, lo que hace que el coste adicional de un VE en relación con los ingresos sea prácticamente el mismo en toda la sociedad. Sin embargo, sólo determinados segmentos de la sociedad llegarán a comprar un vehículo nuevo, y mucho menos un VE. India centra sus subvenciones en los vehículos eléctricos de dos y tres ruedas, utilizados por una proporción de la población mucho mayor. Muchos países también reconocen que las soluciones de movilidad sostenible van mucho más allá de los automóviles, por eso adaptan su forma de apoyarlas e invertir en ellas.

Para comprender los efectos distributivos de las políticas de energía limpia, es necesario medirlos. Mientras la Agencia Internacional de la Energía (AIE) desarrolla su análisis sobre esta cuestión, llama la atención la escasa frecuencia con que las políticas de energía limpia cuentan con métricas bien definidas o recopilan datos sobre quién se ve afectado y cómo. Las métricas y los indicadores son herramientas esenciales para analizar los efectos distributivos y el impacto social de las políticas de energía limpia, especialmente a nivel de las familias, comunidades y nacional.

En lugar de basarse únicamente en indicadores agregados, las políticas se beneficiarían de métricas más matizadas que evaluaran el impacto en los distintos grupos de ingresos, regiones geográficas y grupos demográficos. Estas métricas pueden ayudar a los responsables políticos a detectar lagunas de conocimiento, seguir los avances y tomar decisiones mejor fundamentadas.

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¿Qué está haciendo el Foro Económico Mundial en el ámbito de la transición a una energía limpia?

Transiciones energéticas limpias centradas en las personas

La AIE acuñó el término "transiciones energéticas limpias centradas en las personas" para englobar todas las dimensiones de cómo las personas experimentan y participan en la transformación del sistema energético mundial. Esto se define a través de cuatro áreas temáticas clave: trabajos dignos y protección de los trabajadores; desarrollo social y económico; igualdad, inclusión social y equidad; y participación activa de las personas. Esta última no es menos importante que las demás; de hecho, en muchos sentidos, es la clave para lograrlas todas. Involucrando las comunidades afectadas e incorporando perspectivas diversas, se pueden diseñar mejor políticas de energía limpia que respondan a las necesidades de todos los segmentos de la sociedad.

Los procesos inclusivos de elaboración de políticas pueden mejorar los patrones de distribución y, por consiguiente, conseguir un mayor apoyo público a dichas políticas. Los riesgos asociados a las políticas elaboradas sin prestar atención a las dimensiones sociales o garantizar su aceptación son elevados.

Un enfoque centrado en las personas reconoce la importancia de dar prioridad a las personas en la planificación y elaboración de políticas para las transiciones hacia energías limpias. No se trata sólo de palabras. Esto requerirá un diseño y una ejecución de políticas innovadores y centrados. La participación real de la comunidad requiere tiempo, esfuerzo y habilidad. Una buena recopilación de datos y métricas requiere una inversión y una infraestructura significativas a lo largo de los años. Medir los resultados sociales no es lo mismo que medir los kilovatios-hora o las toneladas de emisiones, pero sin ese enfoque, ¿cómo puede la energía limpia estar realmente centrada en las personas?

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