Por qué el movimiento es la mejor receta para una fuerza laboral sana

Una persona media pasa aproximadamente un tercio de su vida en el trabajo. Con el auge de la tecnología y la automatización, que reducen las exigencias físicas de muchos trabajos, una proporción significativa de la población activa pasa el día sentada ante un escritorio, lo que conduce a estilos de vida cada vez más sedentarios.

Como ex atleta profesional, he experimentado este cambio de primera mano. Pasar de ser jugadora profesional de bádminton a abogada deportiva a los veinte años fue gratificante desde el punto de vista profesional, pero sólo pude mantener una buena salud asegurándome de moverme todas las mañanas.

Mi carrera deportiva me enseñó la importancia de un estilo de vida activo. Correr al trabajo se convirtió en mi herramienta para preservar la salud mental y física en un entorno sedentario y a menudo muy estresante. No es necesario haber sido atleta profesional o correr maratones (¡ni siquiera correr!) para mejorar la salud a través del movimiento. Pero es preocupante que muchos no se muevan lo suficiente, o no lo hagan en absoluto, y esto tiene graves consecuencias para la salud.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 28% de los adultos no realiza los 150 minutos semanales de ejercicio moderado recomendados para mantener una buena salud. Un sorprendente 81% de los adolescentes se considera insuficientemente activo físicamente, lo que suscita preocupación por sus futuros niveles de participación y salud al entrar en la edad adulta y en el mercado laboral.

Garantizar la salud y el bienestar de la población activa es fundamental para impulsar la estabilidad económica y mantener el buen funcionamiento de la sociedad.

La falta de actividad física es uno de los principales factores de riesgo de cardiopatías, obesidad, depresión, diabetes de tipo 2 y otras enfermedades no transmisibles (ENT). Las estadísticas son contundentes: casi mil millones de personas están afectadas por la obesidad, una de cada ocho por trastornos mentales y el 74% de las muertes mundiales se deben a ENT.

Esta crisis sanitaria también plantea un importante reto económico. Para 2030, se prevé que el costo de la pérdida de productividad debida a la depresión alcance los 16 billones de dólares, y se calcula que los costos relacionados con la obesidad alcancen los 3 billones.

Si los niveles de inactividad no cambian o empeoran, al menos 500 millones de personas más padecerán una mala salud atribuible a una actividad física insuficiente de aquí a 2030, lo que supondrá un coste de al menos 300.000 millones de dólares para los sistemas sanitarios públicos mundiales.

En un mundo post-COVID, los empleados dan cada vez más prioridad a la salud y el bienestar, y está demostrado que las inversiones en la salud de los empleados producen beneficios sustanciales. La actividad física es una parte fundamental de cualquier iniciativa de salud en el lugar de trabajo.

La actividad física es fácil de entender, sus repercusiones son visibles y sus efectos positivos son numerosos a corto y largo plazo. Apoyar a todos los empleados para que sean más activos físicamente contribuirá en gran medida a invertir la tendencia de la creciente crisis de salud que afecta a las fuerzas laborales en todo el mundo.

Promover y posibilitar una mayor actividad física en el lugar de trabajo no tiene por qué ser una tarea colosal.

Iniciativas sencillas que no comprometan el rendimiento diario, como establecer oportunidades de actividad física a la hora de comer, fomentar las reuniones a pie, apoyar la afiliación a gimnasios o incentivar el transporte activo (a pie o en bicicleta) al trabajo y a otros lugares, pueden fomentar un entorno de trabajo más saludable y productivo e inspirar a familiares y amigos.

Para la Federación Mundial de la Industria de Artículos Deportivos (WFSGI), la promoción de la actividad física forma parte integral de nuestra industria y es una prioridad estratégica clave para la WFSGI y nuestros miembros. Con más del 70% de la industria mundial de artículos deportivos representada por los miembros de la WFSGI, tenemos una poderosa plataforma colectiva y la responsabilidad de luchar por un planeta más sano y activo.

El núcleo de nuestro trabajo es asegurarnos de que nuestros miembros participen a la hora de abordar los retos y tender puentes entre la industria y la salud.

Como se pide en los informes de las Naciones Unidas y en la Agenda de los ODS/2030, la comunidad empresarial puede y debe contribuir a invertir la carga de las ENT y de la salud mental en todas las comunidades.

Alineados con este objetivo mundial, el WFSGI y nuestros miembros se centran claramente en abordar el reto mundial de la inactividad física. Esto se traducirá en una reducción de las cargas sanitarias y económicas para los sectores público y privado y contribuirá al cambio hacia una sociedad de la salud y el bienestar.

Trabajar juntos es fundamental. Ya sea compartiendo las mejores prácticas en iniciativas deportivas comunitarias, inspirándose en campañas de marketing de éxito para llegar a las personas que desean mejorar su salud mental o haciendo campaña para mejorar la infraestructura ciclista local en torno a las oficinas, de modo que los trabajadores tengan una opción de desplazamiento activo. Está claro que trabajar juntos para hacer frente a la crisis de inactividad física puede ayudar a las personas a desarrollar su potencial en el trabajo y en la vida en general.

Todos los empleadores deberían analizar sus lugares de trabajo y pensar en cómo pueden ayudar a las personas a integrar el movimiento y la actividad física en su día a día. Facilitar la actividad física a los empleados puede contribuir a transformar sus vidas, su empresa y nuestras economías.