La demanda de minerales críticos aumenta. ¿Cómo garantizar que esta tendencia impulse el desarrollo?

La demanda de materias primas críticas está aumentando debido a su papel en las tecnologías de energía limpia, y las proyecciones indican una posible escasez de suministro.

Los países en desarrollo, especialmente los africanos, que poseen el 30% de las reservas minerales mundiales, son fuentes clave de estos minerales.

La minería sostenible y el aprovechamiento de los recursos naturales para el progreso económico son cruciales. Para apoyar esta vía de industrialización verde se necesitan inversiones significativas y enfoques políticos nacionales adaptados.

Para hacer frente a las deficiencias de la oferta y la demanda de materias primas esenciales, los países están formando asociaciones entre Estados para fomentar nuevos proyectos y garantizar la resistencia del suministro. Un libro blanco del Foro Económico Mundial examina los distintos modelos que persiguen los acuerdos así como las prioridades de los países en desarrollo para lograr beneficios sostenibles y económicos a través de estas asociaciones.

Todas las naciones quieren dominar y beneficiarse de sus recursos energéticos y de la transición energética. Aumentar el suministro de minerales críticos ofrece importantes oportunidades, pero los países deben considerar dónde integrarse en las cadenas de valor de las tecnologías limpias.

Una de las ambiciones más anunciadas y uno de los objetivos declarados de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) es la creación de nuevas cadenas de valor regionales. El documento del Foro también examina las principales disposiciones del AfCFTA que las partes podrían utilizar para ello.

Por ejemplo, el flamante Protocolo sobre Inversión incluye disposiciones sobre actividades conjuntas de promoción de la inversión y otras sobre el impulso del flujo de capital para la mitigación de emisiones. Juntas, estas disposiciones podrían fomentar la inversión en una cadena de valor regional de baterías, haciendo hincapié en las tecnologías de producción con bajas emisiones de carbono para que los productos sean competitivos para los compradores con un balance neto cero.

Alcanzar esta visión no es nada fácil. En la actualidad, muchos países africanos tratan de ascender en la cadena de valor de los minerales, lo que podría crear tensiones entre los puntos de vista regionales y nacionales. Un mayor diálogo permitiría identificar esfuerzos o resultados concretos para superar estas tensiones.

También se necesitan más datos para determinar qué medidas de facilitación del comercio y de la inversión dentro de las regiones serían suficientes para despertar el apetito de los inversores por actividades mineras específicas o por la cadena de valor resultante. En última instancia, los inversores y los promotores de proyectos tendrán que ver el rendimiento de la inversión, lo que significa que los aspectos económicos de cualquier proyecto tienen que tener sentido.

Mientras continúan los debates en este ámbito, hemos pedido a varios líderes de opinión sus puntos de vista sobre el comercio, los minerales críticos y el desarrollo sostenible. El Foro colabora con las partes interesadas a través de su plataforma "Asegurar los minerales para la transición energética" ("Securing Minerals for the Energy Transition", o SMET) para ampliar el suministro primario justo, sostenible y resiliente y acelerar los mercados de minerales secundarios.

Un mundo que funcione con energía verde requerirá nuevos suministros de minerales y metales de las economías emergentes. Esto no puede hacerse por cuenta de los derechos humanos. La falta de transparencia puede hacer imposible saber dónde se extrajeron los materiales y en qué condiciones.

Las asociaciones con los gobiernos son una excelente manera de diversificar los suministros, elevar los estándares de derechos humanos y crear la capacidad para cumplirlos. Ørsted está trabajando intensamente en estos retos en las fases iniciales de nuestra cadena de valor y acoge con satisfacción una mayor colaboración de las múltiples partes interesadas para ayudar a garantizar una transición energética justa y equitativa.

La descarbonización global requiere una nueva dinámica de inversiones y, en consecuencia, de flujo de capitales.

Para facilitar este flujo de capital para la transición energética, se han destacado algunos aspectos en el documento del Foro, como la inclusión del costo del carbono durante el proceso de toma de decisiones, la transparencia y las asociaciones a lo largo de la cadena de valor.

La creación de capacidad para la producción, el tratamiento y el reciclado de minerales críticos es un proceso altamente técnico, que requiere mucho capital y una visión a largo plazo de las inversiones. Cerrar la enorme brecha existente entre la creciente demanda mundial y la oferta disponible exigirá un esfuerzo concertado de gobiernos, industria e inversores.

Los organismos públicos de financiación necesitarán más recursos, ingenieros, tasadores y expertos en la materia. Necesitan comprender los aspectos únicos de los mercados de metales y cómo pueden estructurarse las operaciones comerciales de forma creativa para desplegar más capital de forma rápida y responsable.

La inversión de la Corporación Internacional de Financiación del Desarrollo de Estados Unidos en TechMet ha sido transformadora. Nos ha permitido invertir en más proyectos, ha reforzado nuestro compromiso con elevadas normas ESG [medioambientales, sociales y de gobernanza] y es un modelo que debe ampliarse y reproducirse.

Los datos de la CNUCYD muestran que el ritmo de las inversiones anunciadas en minerales críticos se ha duplicado en los dos últimos años, y se espera un mayor crecimiento. Se prevé que la demanda de cobre en 2050 duplique la oferta de 2020, mientras que la de níquel se triplicará. El litio registrará el mayor crecimiento de la demanda, con un aumento previsto de cinco a diez veces.

Sin embargo, la mayor parte del valor añadido de estas cadenas de valor se obtiene en los países que transforman los minerales en productos semiacabados y acabados de transición ecológica. Los países productores de minerales corren el riesgo de que la nueva riqueza en materias primas genere nuevas formas de dependencia de las mismas.

Algunos países, sin embargo, están contraatacando y han adoptado ambiciosas políticas comerciales y de inversión para aprovechar sus recursos minerales esenciales para la diversificación y el desarrollo. Ven una oportunidad histórica para desencadenar una ola de transformación estructural a través de la adición de valor, la diversificación de las fases posteriores y la inversión en energías limpias.

Pero esto es algo que debemos hacer de forma multilateral. Un régimen de comercio e inversión basado en juegos de poder y geopolítica no nos conducirá a mejores resultados. Los países en desarrollo, y especialmente los que dependen de las materias primas, necesitan un sistema universalmente acordado y basado en normas que haga del comercio y la inversión parte de la solución, apoyando y promoviendo su diversificación.

El tiempo es oro. La oportunidad de transformar la transición energética en una fuerza para el desarrollo inclusivo se está cerrando. Aprovechemos esta oportunidad antes de que sea demasiado tarde.

La mayoría de los llamados países desarrollados, incluida la UE, aspiran a ampliar su base industrial de tecnologías limpias para conseguir la neutralidad climática en 2050. Por ello, se espera que varias de estas tecnologías, como las baterías y los [paneles] solares, experimenten un importante aumento de la demanda material en ese plazo y corran el riesgo de una futura inestabilidad del mercado.

El éxito de la estrategia de la UE depende de la disponibilidad de ciertas materias primas críticas y de la previsibilidad de sus respectivas cadenas de suministro desde terceros países.

La UE se ha embarcado en la misión de formalizar asociaciones estratégicas con países ricos en recursos para complementar sus acuerdos de libre comercio. Sin embargo, esta estrategia no es en absoluto una receta para el éxito, ya que muchas de estas asociaciones carecen de normas ESG ambiciosas y vinculantes o de disposiciones concretas para fomentar el valor añadido en los países socios.

Ya existen elementos sólidos en los marcos de comercio y cooperación de la UE. Complementados con disposiciones que cubran preocupaciones como la escasez de agua, la pérdida de biodiversidad, los derechos de los pueblos indígenas y las cuestiones de gobernanza, estos elementos básicos podrían constituir la base de un nuevo estándar para los acuerdos de comercio e inversión sostenibles de la UE que sean compatibles con la Organización Mundial del Comercio y fomenten una transición justa a nivel mundial.

La Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) ofrece una colección de protocolos y anexos que, sobre el papel, pueden ayudar a apuntalar la creación de cadenas de valor regionales, incluso en torno a materias primas críticas y a la cadena de valor de las baterías. Aunque el AfCFTA se basa en las zonas de libre comercio regionales existentes, en principio va más allá de las reducciones arancelarias y no arancelarias regionales para incluir la promoción de la inversión y tiene unos niveles de visibilidad y tracción política mucho mayores que los acuerdos regionales anteriores, lo que potencialmente hace que "esta vez sea diferente".

No obstante, a menudo persisten los retos a los que se han enfrentado las estrategias de industrialización regional en el pasado, que requieren esfuerzos para generar confianza y coordinación entre los Estados, así como para alinear los incentivos políticos y económicos entre los Estados y dentro de ellos. Teniendo esto en cuenta, hay que esforzarse por conectar mejor la "oferta" del AfCFTA y otras políticas regionales relacionadas con la cadena de valor con la "demanda" del sector privado, para utilizar dichos marcos en pos de una inversión más inclusiva.

Iniciativas externas como el tan proclamado Corredor de Lobito parecen ofrecer una vía concreta para combinar las ambiciones africanas con los intereses y el apoyo externos. Para hacerlo de forma concreta será necesario combinar los elementos analizados en el Libro Blanco junto con un análisis detallado de los actores e intereses políticos y económicos para maximizar las posibilidades de obtener beneficios compartidos.