Cómo promover la Cuarta Revolución Industrial en América Latina

Las implicaciones de construir sociedades basadas en la información y el conocimiento no son del todo conocidas por la mayoría de la gente. En pocas palabras, es difícil lograr visiones globales u holísticas en torno a los avances tecnológicos.

América Latina no es una excepción. Si bien la región accede y utiliza herramientas digitales, no existe una visión estratégica para su uso. En la actualidad, mientras los países del Norte Global como Alemania, Noruega o España diseñan lineamientos nacionales para aprovechar la ola de la Cuarta Revolución Industrial (o Industria 4.0), América Latina sigue dependiendo de la venta de materias primas para mantener sus economías sin agregar valor ni expandir su conocimiento.

En 2015, América Latina había avanzado significativamente en la digitalización de sus economías en comparación con otras regiones emergentes. Sin embargo, un informe de la Fundación Telefónica, "El ecosistema y la economía digital en América Latina", ya alertaba entonces de carencias en el desarrollo de capital humano formado en estas nuevas competencias digitales y de un déficit en el desarrollo de infraestructuras que pudieran dar soporte a la aplicación de las nuevas tecnologías.

En la región latinoamericana ya hay experiencias de cómo la ola de la Cuarta Revolución Industrial comienza a permear en los países. Se pueden destacar los casos de Colombia y Chile, que ya están desarrollando políticas sobre inteligencia artificial.

Por ello, en el marco de la publicación de Flacso "Innovación y Transformación digital: el devenir del govtech municipal", que trata de plantear propuestas integrales para la región, se propone un programa de reducción de la brecha digital como política pública para impulsar la Industria 4.0.

Cualquier propuesta que busque reducir las brechas digitales debe centrarse en promover el desarrollo de nuevas competencias digitales, donde las habilidades en materias como ciencias, comunicaciones, tecnología, ingeniería, informática y matemáticas se sitúen en el centro de una nueva alfabetización, no solo para estudiantes y jóvenes, sino también para los actuales profesionales y trabajadores. Mientras esto no se aplique, la adopción de tecnologías como la IA o el Internet de las Cosas (IoT) seguirá siendo difícil.

Con el fin de contribuir a la generación de nuevas competencias digitales, a continuación se presenta un plan estratégico para iniciar el proceso de reducción de brechas digitales. Esta propuesta puede ser adoptada por cualquier país de la región latinoamericana como modelo a seguir para la formación integral en competencias digitales de las sociedades.

Esta propuesta sobre cómo reducir las brechas digitales identifica tres grandes grupos que requieren atención: los sectores industriales, el sector público y los ciudadanos. Bajo esta visión, dependiendo del contexto de cada país, se deben priorizar aquellos actores que requieran uno de los tres niveles de trabajo. Los criterios para esta selección pueden basarse en las siguientes recomendaciones.

Industria: En este caso se recomienda seguir los siguientes pasos:

1) Seleccionar los actores con mayor peso relativo en el PIB del país.

2) Seleccionar los actores con mayor peso relativo en las importaciones.

3) Seleccionar a los agentes que participan en las cadenas de valor más importantes a escala mundial y regional.

Sector público: La recomendación para este sector es aplicar la formación transversal en nuevas competencias digitales a nivel de todos los funcionarios públicos de los países. Sin embargo, en el caso de que se requiera priorizar, se debe comenzar primero por todas las instituciones públicas del gobierno central o federal.

Ciudadanos y comunidades vulnerables: La priorización de actores dentro de este grupo dependerá de los contextos sociales de cada país. Sin embargo, considerando las desigualdades estructurales en la región, las mujeres, los jóvenes y los adultos mayores deben ser los primeros en cualquier plan de fortalecimiento de habilidades digitales.

Estos actores quedan mejor definidos cuando se analizan los tres niveles de reducción de brechas digitales que podrían aplicarse:

Nivel 1 - Nuevas competencias digitales: Formar a los agentes previamente seleccionados en nuevas competencias digitales. Los contenidos dependerán del grupo al que pertenezcan.

Aliados estratégicos:

- Universidades

- Empresas tecnológicas

- Sociedad civil

- Agencias estatales

Una propuesta programática de los contenidos básicos en el desarrollo de las nuevas competencias digitales que deberían ofertarse en este primer nivel incluyen: análisis estadístico; edición audiovisual; ciberseguridad; programación informática; y gestión de criptomonedas.

Nivel 2 - Democratización en el uso de la tecnología: Proporcionar acceso a las nuevas tecnologías para reducir las brechas en el desarrollo de competencias digitales.

Aliados estratégicos:

- Defensores de los derechos digitales

- Agencias estatales

- Agencias de cooperación internacional

- Empresas tecnológicas

Hay tres posibles acciones que deberían gestionarse para promover la democratización en el uso de la tecnología: incidencia en los marcos legales; promoción del acceso a la tecnología (conocimientos y herramientas); y espacios de intercambio y cooperación.

Nivel 3 - Desarrollo de tecnología propia: Promover el desarrollo de tecnología digital propia para aumentar la productividad de los países y reducir la desigualdad.

Aliados estratégicos:

- Start-ups

- Organismos gubernamentales con competencias en el fomento de la producción

- Actores por acuerdos Sur-Sur y acuerdos regionales

Una propuesta de tres posibles líneas de actuación integrales que deberían gestionarse de forma coordinada entre los países de la región sería: acuerdos de propiedad intelectual en tecnologías digitales; digitalización de industrias estratégicas; y desarrollo de parques industriales centrados en tecnologías digitales.

En general, cuando se trata de América Latina, es posible notar una tendencia por parte de los gobiernos a generar mayores avances tecnológicos dentro de las administraciones públicas del Estado que a formular políticas para desarrollar la Industria 4.0.

No hay que olvidar que la motivación inicial de los precursores de la Industria 4.0, como Alemania o EE. UU., se centró en invertir en nuevas tecnologías para mantener la productividad y relocalizar determinados sectores económicos, ya que es lo que impulsa el desarrollo y bienestar de estas sociedades. La aplicación de herramientas tecnológicas en el sector público, aunque también se pusieron en marcha, no fue su objetivo primordial.

En la región latinoamericana, este enfoque industrial de las nuevas tecnologías sigue estando poco desarrollado. Por ello, se requiere un mayor esfuerzo de inversión y reflexión que conjugue la necesidad de desarrollo económico más allá del sector primario y las nuevas tecnologías de la Industria 4.0, para avanzar hacia una recuperación sostenible y una verdadera economía del conocimiento sin dejar a nadie atrás.