Las 20 crisis humanitarias que el mundo no puede ignorar en 2023 - y qué hacer al respecto

Cada año, durante la última década, los equipos de respuesta a crisis del Comité Internacional de Rescate (IRC) analizan gran cantidad de datos cuantitativos y cualitativos para descubrir los países con mayor riesgo de conflagración humanitaria en 2023.

Esta es la Lista de Vigilancia de Emergencias. Y en 2023, el panorama que dibuja es desolador.

Más de 100 millones de personas huyen hoy de conflictos y catástrofes. Se calcula que 340 millones necesitarán ayuda humanitaria en 2023, una cifra que se ha cuadruplicado en la última década.

Liderados este año por Somalia, Etiopía y Afganistán, los 20 países que forman la Lista de Vigilancia 2023 son emblemáticos de los retos a los que se enfrentan las comunidades frágiles y afectadas por crisis en todo el mundo.

Los conflictos armados, la crisis climática y las turbulencias económicas están empujando a una minoría cada vez mayor de la población mundial a una crisis cada vez más profunda. Estos países sólo albergan al 13% de la población mundial y representan únicamente el 1,6% del PIB mundial, pero representan el 81% de los desplazados forzosos, el 80% de las personas que se enfrentan a crisis o a niveles catastróficos de inseguridad alimentaria y el 90% de las necesidades humanitarias mundiales.

El cambio climático está acelerando rápidamente las emergencias humanitarias al exacerbar las sequías, las inundaciones y otros desastres naturales. Los países incluidos en la lista de vigilancia del IRC sólo aportan el 1,9% de las emisiones mundiales de CO2 y, sin embargo, sufren algunas de las peores consecuencias de las catástrofes relacionadas con el clima.

Las turbulencias económicas derivadas de la invasión rusa de Ucrania y los efectos a largo plazo de la pandemia COVID-19 han perturbado las cadenas de suministro, el comercio internacional y los precios de los alimentos y el combustible, todo lo cual genera inseguridad alimentaria en todo el mundo, y especialmente en los países de la Lista de Vigilancia.

Los países de la Watchlist han sufrido conflictos armados durante una media de 12 años: los conflictos devastan las infraestructuras, los medios de subsistencia y los servicios de los que dependen las comunidades para resistir las crisis. La crisis climática y la sequía sin precedentes son las principales razones por las que Somalia y Etiopía están en la Lista de Vigilancia de este año, pero los años de conflicto devastaron la capacidad de ambos países para resistir a los choques, empujándolos a la cima de la lista.

Pero la Watchlist no es sólo una historia de tragedias individuales. El conjunto de los 20 países puede ayudarnos a comprender el porqué se ha permitido que las crisis humanitarias se descontrolen de forma mortal. Hemos observado un debilitamiento global, o incluso un desmantelamiento completo, de las "barandillas" destinadas a evitar que las crisis humanitarias se descontrolen: políticas y mecanismos regionales, nacionales y locales destinados a reducir el impacto de las crisis en las comunidades afectadas, desde las redes de seguridad social hasta las resoluciones de la ONU.

2022 proporcionó ejemplos aislados de cómo se pueden mitigar las crisis con barandillas en su sitio. La tregua de seis meses negociada por la ONU en Yemen dio lugar a un descenso del 86% en el número de víctimas mortales, una barrera que ahora está en peligro con la expiración de la tregua. Las inversiones en sistemas de refugio costero en Bangladesh salvaron miles de vidas cuando el ciclón Sitrang tocó tierra en octubre. El acuerdo ucraniano sobre cereales permitió exportar más de 12 millones de toneladas de alimentos a través del Mar Negro, un salvavidas para los países de renta baja y media-baja que sufren los peores efectos de la crisis alimentaria mundial. Ninguno de estos ejemplos puso fin a las crisis, pero evitaron catástrofes.

La escala y la naturaleza de los conflictos, el cambio climático y las turbulencias económicas en demasiados lugares, si no se atienden, están sobrecargando estas barandillas y creando crisis humanitarias galopantes. Las necesidades seguirán creciendo en un mundo con barandillas de protección debilitadas o sin ellas por completo.

Hay que abordar la erosión de los guardarraíles.

La ayuda de siempre no será suficiente. Necesitamos ideas nuevas sobre cómo abordar las causas y los síntomas de la miseria humana. La Lista de Vigilancia 2023 revela la necesidad de un cambio drástico en la forma en que abordamos las crisis humanitarias y afrontamos los riesgos mundiales compartidos. Para reducir la magnitud del sufrimiento humanitario en todo el mundo debemos incentivar a quienes ostentan el poder para que opten por evitar las catástrofes.

Romper el ciclo significa reactivar la respuesta internacional a la crisis del hambre, dar un nuevo impulso al Grupo de Alto Nivel para la Prevención de la Hambruna del Secretario General de la ONU y adoptar un protocolo simplificado para ampliar el acceso de los niños al tratamiento de la malnutrición. Significa invertir en respuestas nacionales para detener el paso de Estado frágil a Estado fallido, dando prioridad al restablecimiento de la prestación de servicios básicos, como los sistemas educativo y sanitario. Y significa financiar a los que responden en primera línea con una estrategia que dé prioridad a las personas para los bancos multilaterales de desarrollo.

Es esencial que restablezcamos el derecho de los civiles a la ayuda mediante la creación de una organización independiente, como la Organización para la Promoción del Acceso Humanitario, que pueda documentar la denegación de ayuda y decir la verdad al poder. Proteger a los civiles significa hacer frente a la impunidad de las atrocidades masivas suspendiendo el uso del veto del Consejo de Seguridad en caso de atrocidades masivas. Y significa empoderar a las mujeres en los esfuerzos por la paz y la seguridad, garantizando que las organizaciones dirigidas por mujeres reciban la financiación adecuada y tengan un puesto en la mesa de negociaciones de paz.

Abordar los riesgos mundiales compartidos exige hacer frente a la devastación del cambio climático en contextos humanitarios cumpliendo la promesa largamente aplazada de 100 mil millones de dólares anuales en financiación climática para los países en desarrollo, con un 50% dedicado a la adaptación. Significa blindar el mundo contra las pandemias creando un Consejo Mundial sobre Amenazas para la Salud que movilice un esfuerzo mundial para prevenir, preparar y responder a la próxima pandemia. Y significa llegar a un nuevo acuerdo para los desplazados forzosos aumentando la financiación para los Estados que acogen refugiados y se comprometen a aplicar políticas de acogida como el acceso al trabajo, la educación y los servicios sanitarios.

Los datos del IRC han puesto de relieve los países con mayor riesgo de empeoramiento de las necesidades humanitarias para el próximo año, pero esto no tiene por qué ser una conclusión inevitable.

Además de ser una advertencia, la Lista de Vigilancia 2023 pretende ser una hoja de ruta sobre cómo podemos optar por reforzar las barandillas destinadas a limitar el impacto de estas crisis en las comunidades, evitando que las crisis humanitarias ya desbocadas se ceben aún más en las vidas y los medios de subsistencia de los más vulnerables del mundo.