Cómo acercar ciencia y política para mejorar la sociedad de hoy (y de mañana)
Image: REUTERS/Juan Medina
El ilustre filósofo español de la primera mitad del siglo XX José Ortega y Gasset aseguró que el progreso de la civilización humana se debe fundamentalmente a dos razones:
1. La democracia, la adquisición de derechos sociales y civiles y el establecimiento y consolidación de instituciones que trasciendan generaciones humanas.
2. La generación del conocimiento en su sentido más amplio y el desarrollo científico y tecnológico.
Para conseguir y mantener lo primero es fundamental la política. Para conseguir y mantener lo segundo resulta crucial la ciencia.
De poner política y ciencia a hablar juntas es de lo que trata #CienciaenelParlamento, una iniciativa ciudadana independiente nacida el 1 de enero de 2018 en España.
De momento, ha logrado el apoyo de miles de personas y más de 200 instituciones (como la Fundación Cotec y FECYT). También de la Presidencia y de la Mesa del Congreso de los Diputados y de todos los grupos parlamentarios.
Esta semana, el Parlamento ha abierto sus puertas dentro de los actos conmemorativos del 40º aniversario de la Constitución. Científicos y políticos han aprovechado la oportunidad para debatir sobre temas de interés social.
Ciencia para la política: el asesoramiento científico
A menudo, cuando políticos y científicos se reúnen, el debate gira en torno a las políticas para la ciencia. Es decir, sobre el presupuesto con el que cuenta el sistema de I+D+I y cómo debería gestionarse.
Este ejercicio es necesario, pero ya existen numerosas organizaciones que se dedican a él. Por ello, #CienciaenelParlamento se propone trabajar en una dirección complementaria: hablar de ciencia para la política.
El objetivo es que el conocimiento científico se ponga a disposición de los legisladores en torno a temas de interés para la sociedad en general. Inteligencia artificial y big data, prevención del suicidio, enfermedades infecciosas, cambio climático y futuro energético y conciliación son algunos de los temas que se han tratado estos días.
Este asesoramiento científico independiente, neutral y ofrecido por igual a todos los grupos parlamentarios está implantado en parlamentos de países de nuestro entorno desde los años 80. Son las llamadas oficinas de asesoramiento científico y tecnológico, con las que cuentan Reino Unido, Francia, Alemania, Suecia, México e incluso el propio Parlamento Europeo.
Las Cortes Generales en España carecen de una oficina con esas características. Su meta, además de enriquecer las vías existentes por las que el conocimiento llega a los políticos, sería la de abrir otras nuevas y englobarse en el ecosistema internacional de oficinas de asesoramiento científico parlamentario.
Pero, ¿cómo funcionaría esa oficina? ¿Qué utilidad tendría para los políticos? Para responder a estas preguntas hemos llevado a cabo un piloto durante las jornadas #CienciaenelParlamento 2018:
Se están preparando informes breves de evidencias científicas. Estos se están redactando mediante la revisión exhaustiva de cientos de informes, artículos científicos y de decenas de entrevistas a expertos.
Se han organizado debates públicos y reuniones a puerta cerrada entre diputados y científicos.
Para facilitar que la conexión entre ciencia y política sea fluida y constructiva, se requiere del trabajo de técnicos de asesoramiento científico. Estos profesionales con formación científica y habilidades para la comunicación son los mediadores del conocimiento.
Su trabajo consiste en preparar los informes de evidencias y organizar las reuniones. Para ello, tienen que mantener un contacto continuo con los políticos y con los expertos científicos de la academia, la industria, el gobierno y el tercer sector. #CienciaenelParlamento ha formado, entre julio y septiembre, a 24 de estos técnicos.
Las jornadas #CienciaenelParlamento 2018
Los 4 debates públicos del 6 de noviembre en el Congreso de los Diputados han atraído a más de 225 asistentes y han podido seguirse en directo por los canales del Parlamento y por redes sociales. #CienciaenelParlamento fue trending topic nacional. Las 8 reuniones a puerta cerrada del 7 de noviembre han propiciado más escenarios donde profundizar en las relaciones entre ciencia y política.
Estas jornadas han creado un espacio de interacción entre mundos tan diferentes como el de la ciencia y la política con el fin de mejorar la sociedad. La principal sensación vivida por los allí presentes durante estas jornadas ha sido la de consenso.
Consenso en la comunidad científica sobre la necesidad de que este sea un espacio que permita transferir el conocimiento a la gestión pública y, por ende, a la sociedad. Como dice uno de los firmantes de este texto y promotor de #CienciaenelParlamento, Andreu Climent, “aunque la ciencia no es infalible, la toma de decisiones políticas informadas en el conocimiento existente aumenta las posibilidades de acertar”.
Consenso en la comunidad política, en todo el arco parlamentario, sobre la necesidad de una oficina de asesoramiento científico que le ofrezca información veraz y contrastada, señalándole las evidencias, los aspectos en los que todavía no hay unanimidad científica y las lagunas del conocimiento.
Esto mejoraría su actividad parlamentaria y, por lo tanto, su servicio a los ciudadanos. la Presidenta del Congreso, Ana Pastor, consideró crucial que los legisladores tengan “una fuente de información independiente a la que acudir a la hora de legislar, para tener el mejor conocimiento en cualquier materia compleja”.
El resultado fue su compromiso a establecer una oficina científica “antes de que termine esta legislatura”. Estas palabras recibieron el apoyo de políticos de todos los grupos parlamentarios y el respaldo del ministro de Ciencia, Innovación y Universidades Pedro Duque.
Retomando las palabras de Ortega y Gasset, democracia y conocimiento han facilitado el progreso de la civilización humana. Políticos y científicos hemos de comunicarnos hoy para tener los máximos canales de colaboración posibles.
Solo así podremos resolver los retos actuales y futuros, garantizar el progreso del país y, sobre todo, propiciar que las futuras generaciones puedan beneficiarse de las acciones emprendidas hoy.
El asesoramiento científico es solo una de las muchas acciones por acometer para cumplir ese objetivo. Como dijo la química Rosalind Franklin: “La ciencia y la vida ni pueden ni deben estar separadas”.
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Andrea Willige
20 de septiembre de 2024