Salarios en el mundo después de la crisis: no han vuelto a crecer como antes
Image: REUTERS/Thomas Peter
El último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el salario global indica que el crecimiento global de los salarios se sitúa en el nivel más bajo en toda la década. Y en ningún año desde la crisis, los salarios reales han conseguido superar un ritmo de crecimiento del 3,4% de 2007.
Por otra parte, la OIT también señala que la brecha salarial entre hombres y mujeres se mantiene actualmente en un 20%. En las siguientes líneas desarrollamos los datos vinculados al salario global.
Desde 2008 los salarios reales no han vuelto a creer al mismo ritmo
En 2017, el crecimiento mundial de los salarios fue el menor registrado desde el año 2008. El crecimiento mundial de los salarios en términos reales (ajustando el avance de los precios) cayó un 2,4% en 2016 a un 1,8% en 2017. Si no tuviéramos en cuenta a China coma que por su población influye notoriamente sobre la media mundial, el crecimiento real de los salarios quedaría en el 1,8% en 2016 y el 1,1% en 2017.
Si específicamente observamos el grupo de países avanzados que componen el G20, el crecimiento de los salarios reales ha disminuido del 1,7% en 2015 al 0,9% en 2016 y ha ido disminuyendo al 0,4% en 2017 una clara tendencia a la desaceleración.
El informe señala lo sorprendete de este dato, en un entorno de caída de la tasa de desempleo ya que se presupone una relación inversa entre tasas de desempleo y crecimiento de los salarios. El promedio de desempleo desestacionalizado entre los 28 países de la UE se situaba en torno al 6,5% en abril de 2018, la tasa más baja registrada en la Unión Europea (UE) desde diciembre de 2008. En los Estados Unidos, el desempleo está cerca de su nivel más bajo desde finales de la década de 1960, al 3,8% en mayo de 2018.
Los salarios medios en el G20 avanzaron en total en torno un 55% entre 1999 y 2017. Esta cifra, sin embargo, esconde grandes diferencias entre las economías emergentes y las economías avanzadas. Mientras que las economías emergentes han triplicado sus salarios, en las economías avanzadas los salarios reales su han incrementado un 9%. A pesar de todo, el informe señala que en paridad de compra, en emergentes los salarios son de 3.250 dólares por mes y en emergentes de 1.550 dólares.
Entre las posibles explicaciones que se da a este bajo crecimiento en los salarios reales encontramos el lento crecimiento de la producción, la intensificación de la competencia mundial en el proceso de globalización la disminución del poder de negociación de los trabajadores, así como una incapacidad de las estadísticas desempleo para captar fielmente toda la composición del mercado laboral y una perspectiva económica en cierta qué no anima a las empresas a incrementar los salarios.
El caso específico de España
Si nos situamos en el contexto europeo, excluyendo la Europa oriental, el crecimiento de los salarios reales disminuyó del 1,6% en 2015 al 1,3% en 2016 y ha seguido disminuyendo en 2017 a un crecimiento cercano al 0%. La razón que subyace a esta desaceleración es el menor crecimiento de los salarios en Alemania y Francia y la disminución de los salarios reales que se ha experimentado en Italia y España.
En el caso de España, los salarios reales han llegado a retroceder un 1,8% en el año 2017. Recordamos que España viene de una tasa de desempleo superior a 26% en su máximo de la crisis y que poco a poco, se ha ido recuperando a lo largo de los años, aunque sus niveles de desempleo actual, situados en el 14,55%, siguen siendo los segundos más altos de la Unión Europea, por detrás de Grecia.
La variable clave del salario de un trabajador es su productividad. La teoría económica enfatiza que las empresas continuarán contratando trabajadores siempre y cuando los beneficios de la contratación un trabajador adicional (es decir, el valor del producto marginal de la mano de obra) excedan el coste de contratar a ese empleado (es decir, su salario).
En un mercado laboral competitivo, los salarios deberían por lo tanto, ser igual al valor del producto marginal del trabajo. Incluso en una situación imperfecta en mercados laborales competitivos, los aumentos sostenidos de los salarios reales, y por lo tanto de vida, solo son posibles a través de aumentos sostenidos de los niveles de productividad laboral.
España no ha experimentado prácticamente ninguna mejora en sus niveles de vida (medido como el promedio de la retribución laboral total por hora trabajada deflactado por el IPC) ni antes ni después de la crisis, en gran parte por el estancamiento de la mano de obra productividad (medida como el PIB a precios fijos por hora trabajada). Y para más inri, el mercado laboral se ha visto paralizado por unas tasas de desempleo excepcionalmente elevadas.
Con la crisis los niveles de productividad mejoraron pero no fue por una inversión en bienes de capital que llevó a un mayor aportación de valor en los procesos productivos sino más bien a que las empresas despidieron a los trabajadores menos productivos, en un entorno de reducción de costes y altas tasas de desempleo que hundieron el nivel de los salarios.
La brecha salarial entre hombres y mujeres
Por primera vez, el informe de la OIT también se centra en las diferencias salariales entre hombres y mujeres a escala mundial, utilizando datos de 70 países y de alrededor del 80% de los empleados de todo el mundo. Sus conclusiones indican que, a pesar de algunas diferencias regionales significativas, a las mujeres se les sigue pagando alrededor de un 20% menos que a los hombres.
Sin embargo, existen grandes variaciones entre los países, con la diferencia salarial media por hora entre hombres y mujeres, por ejemplo, que oscila entre el 34% en el Pakistán a -10,3% en Filipinas (lo que se interpretaría como que en el caso de En este país, las mujeres ganan en promedio un 10,3 por ciento más que los hombres).
En casi todos los países, la diferencia de retribución entre hombres y mujeres es mayor cuando la estimación se basa en salarios mensuales en lugar de salarios por hora, que refleja el hecho de que en la mayoría de los países las mujeres y los hombres difieren significativamente respeto del tiempo de trabajo, en particular, que el trabajo a tiempo parcial es más frecuente entre las mujeres que entre los hombres.
Al igual que sucede en España, el informe resalta que mujeres optan por trabajar a tiempo parcial debido a que las tareas domésticas y las responsabilidades de cuidado siguen recayendo principalmente sobre sus hombros. En otras palabras, el coste de la conciliación familiar recae principalmente en la mujer.
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