Arte y Cultura

De cómo la sociedad de consumo ha lastrado nuestra relación con los objetos

A sculpture of a fish made from waste products collected from the sea is displayed during the exhibition Keep The Oceans Clean by art collective Skeleton Sea, at the Torre Madariaga Biodiversity Centre in Busturia, Spain, May 17, 2015. Skeleton Sea, a group of surfers and artists, recycle waste collected from the world's oceans to create artworks and draw attention to the dangers faced from overfishing, pollution and oil spills.

Image: REUTERS/Vincent West

Gema Lozano

Ocurre con las personas, pero también en cierta manera con los objetos: el tiempo que pasamos juntos es un factor determinante en la relación que establecemos con ellos. En un panorama en el que la obsolescencia programada condena a muerte a los productos a una edad cada vez más temprana, ¿es posible llegar a encariñarse de ellos?

La conexión emocional con los objetos que nos rodea se torna casi inviable en un entorno en el que impera un ritmo frenético de producción y consumo. Tenemos demasiadas cosas a las que querer y muy poco tiempo para desarrollar ese afecto.

Para FAD- Foment de les Arts i del Disseny (FAD) esta falta de vínculos afectivos hacia los objetos no es un asunto menor, sobre todo desde el punto de vista de la sostenibilidad. De ahí que lo haya elegido como tema central de Ensayo General 18, evento que forma parte del programa de Barcelona Design Week*, y que lleva por título La rebelión de los objetos.

El artista David Bestué, junto a los arquitectos Moisés Puente y Miquel Mariné, son sus comisarios: «Recibimos el encargo de FAD para desarrollar una serie de actividades partiendo del concepto de esta especie de relación fast food aplicada a los objetos que mantenemos con ellos a día de hoy, y de cómo esto afecta a la sociedad desde el plano medioambiental».

«De alguna forma, se trata de recuperar el respeto hacia los objetos que forman parte de nuestro día a día», añade Bestué.

El artista y los arquitectos idearon un conjunto de tres actividades para abordar el asunto. La primera de ellas, que ya se puede visitar en la plaça Universitat de Barcelona, es la intervención de Mau Morgó: una gran cúpula creada a partir de residuos tecnológicos. «Es como el punto de contacto del proyecto con la ciudad».

La naturaleza efímera de la instalación (que estará en pie hasta el próximo sábado) refuerza el planteamiento de la relación de usar y tirar que mantenemos con los objetos.

La segunda actividad se ha concebido como el prólogo de la parte central del proyecto y se desarrollará durante esta misma tarde en el Auditorio RBA de la Ciudad Condal. «Por un lado, contamos con la conferencia de Thomas Thwaites, artista británico que trabaja con esa idea del afecto al objeto, pero llevada al extremo».

Como ejemplo de la «radicalidad» de Thwaites, Bestué nos explica cómo decidió fabricar una tostadora similar a la que tenía en casa, pero partiendo de cero. Para ello no tuvo reparo en recorrer todos y cada uno de los pasos del proceso de producción: fue a una mina de hierro, recogió el mineral, lo fundió, etc.

El Prólogo de Ensayo General 18 cuenta también con la participación de la artista holandesa Madelon Vriesendorp, quien conversará con la también artista y arquitecta Sylvia Libedinsky.

Image: ‘Flagrant Delit’ (Madelon Vriesendorp, 1975)

Antes de la charla, se proyectará el documental Married to the Eiffel Tower (2008), de Agnieszka Piotrowska. ¿Puede una persona enamorarse de la Estatua de la Libertad, el Muro de Berlín o de un arco? Los protagonistas de la película aseguran que sí.

Image: Fotograma de ‘Married to the Eiffel Tower’ (2008)

El evento que se desarrollará el próximo sábado 9 de junio en Hangar es la actividad central de Ensayo General. «Aquí queríamos plantear el tema de la relación con los objetos desde un punto de vista hedonista y lúdico».

El propósito, según Bestué, es lograr la «fiesta perfecta». «Contamos para ello con gente del mundo del diseño, la moda, la artesanía, la arquitectura… Durante los últimos días han realizado un trabajo coral a partir de elementos de desecho y restos de fábrica, es decir, lo que sobra cuando construyes un objeto, y a partir de ellos han creado la barra del bar, trajes y otros muchos más elementos para el evento».

«Es una fiesta, pero se trata también de enaltecer al residuo, aunque no para crear arte povera, sino para construir algo lúdico y hedonista», recalca Bestué.

El evento contará con una primera parte «más didáctica, familiar y tranquila» a partir de las seis de la tarde, y comenzará a ir subiendo de tono con el transcurrir de las horas. «De 9 a 12 será un fiestón en el que nos hemos propuesto ir por el lado “más raro” del concepto del vínculo con los objetos. Lo hemos querido enfocar desde un punto de vista de amor a los objetos casi patológico, partiendo de la ambigüedad entre sujeto-objeto».

En definitiva, a través de sus diferentes actividades, La rebelión de los objetos muestra el amplio abanico de opciones que los humanos disponemos a la hora de conectar con los objetos y recalca cómo el diseño de estos pasa a ser un factor aún más determinante, si cabe, en estas relaciones a falta de otros, como el tiempo.

También dentro del marco de Barcelona Design Week y durante el fin de semana (aunque será ya el domingo 10 de junio) se celebrará Tastadisseny. Festival de Gastronomía y Diseño de Barcelona.

Disseny Hub Barcelona será el escenario de esta jornada en la que diseño y gastronomía darán muestras de sus continuas sinergias. La agenda de Tastadisseny incluye un mercado con degustaciones de la mano de Niji o La Madre de Miren, entre otros, y productos de diseñadores y artesanos como Eva Kengo, Bewood, Hoji Ceramics, Polvo o Objects by Medio.

El programa se completa con talleres, actuaciones y otras actividades que girarán alrededor del reaprovechamiento alimentario y las nuevas tendencias en este campo como la instalación Imperfecta belleza, de Elsa Yranzo, o laBicibatedora, de la Plataforma Aprofitem els Aliments.

Otra protagonista de la jornada será la instalación RR201, creada por Andreu Carulla para el Celler de Can Roca, y su proyecto de lograr un restaurante sin residuos a través del uso del diseño. Carulla utiliza el poliestireno expandido, un material difícil de reciclar, para convertirlo en mobiliario. La instalación explica el proceso de creación y muestra las cajas tal y como las utiliza el restaurante, la bolsa del material desgranado, el molde y, finalmente, el producto final.

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