Si no quieres que los robots te quiten el trabajo, aprende a sacarles partido
Image: REUTERS/Phil Noble
“El lenguaje de programación es algo que los estudiantes deberían aprender para su futuro. Sea cual sea la profesión a la que se dediquen”. Al menos así lo defiende Ainhoa Marcos, responsable de Educación Pública en Microsoft Ibérica.
Una afirmación que, echando la vista atrás, podría equipararse a lo ocurrido con el inglés. Una asignatura que empezó a incluirse en los programas curriculares de educación y de la que ahora nadie duda que ha de formar parte de la enseñanza desde sus inicios.
El camino ya está abierto, aunque aún falta mucho tramo por andar. La programación ya forma parte de la oferta de muchos colegios, pero en la mayoría se trata de asignaturas extraescolares y fuera del programa oficial. El objetivo es “llevar la tecnología a las aulas de forma divertida y práctica para aprender jugando”, explica Marcos.
Con esta idea, y coincidiendo con la celebración del Día de las Niñas y la Tecnologíael pasado 26 de abril, Microsoft Ibérica organizó talleres para 1.800 niños y niñas en centros de varias ciudades españolas. Sus destinatarios fueron alumnos de entre 7 y 14 años. Y sus profesores, más de 80 empleados de esta compañía tecnológica que, de forma voluntaria, los guiaron en la motivadora tarea de fabricar un piano.
En el colegio público Infanta Leonor, de Madrid, las sesiones se prolongaron durante todo el día. Entre los voluntarios, estaba Rafa Ríos, jefe de producto de Surface en Microsoft Ibérica y profesor de programación por un día.
“Les estamos enseñando a hacer un robot. Y que aprendan a que un semáforo también lo es”, nos explica Ríos durante la clase. “Hemos utilizado la herramienta de programación MakeCode y la placa AdaFruit. De manera sencilla y jugando, han podido ver cómo algo que no es nada, de repente funciona y hace cosas automáticamente”.
Para empezar, se formaron grupos de cinco alumnos que trabajaban juntos en su proyecto. Se les entregaba un kit con los materiales necesarios para realizar la actividad. El programa MakeCode funciona por bloques de colores, por lo que resultó muy intuitivo crear el diagrama para cada nota. Siempre guiados por los voluntarios de Microsoft Ibérica, de los que el 45% eran mujeres.
Una vez lista la programación de la placa, crearon los botones con plastilina –cada color, se correspondía con una nota–. Después debían conectar cada cable a la placa, y esta al ordenador por USB. A continuación, había que verificar que todo funcionaba correctamente a través de un sistema de luces LED. Y, por último, quedaba lo mejor: empezar a tocar las teclas de plastilina para crear una melodía.
Las caras de los alumnos reflejaban su satisfacción. Y sus palabras no dejan lugar a la duda sobre la buena aceptación de estas actividades. Con afirmaciones como “son cosas diferentes que algunos nunca hemos hecho”. O “mola bastante porque puedes ver cómo son por dentro cosas que usas en el día o día”.
De los alumnos asistentes a la sesión, tan solo cuatro habían tenido antes relación con el mundo de la programación a través de Scratch. Se trata de un sistema de programación similar al de MakeCode basado en bloques. “Un tipo de lenguaje que, más adelante, les permite pasar fácilmente a JavaScript”, apunta Marcos.
Aunque la actividad se realizó en el Girls in ICT Day, organizado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, desde Microsoft Ibérica quisieron cambiar ligeramente el enfoque. En ediciones anteriores, se centraron en poner de relieve el escaso interés de las niñas por el mundo de la tecnología. O en su abandono en edades muy tempranas.
Solo el 31% de las niñas europeas participa habitualmente en actividades extraescolares de carácter científico-tecnológico, según un estudio realizado por la compañía. Y el 64% no es capaz de identificar a ninguna mujer que destaque en este tipo de actividades.
A día de hoy, el 90% de los puestos de trabajo requiere algún nivel de alfabetización digital. Además, según la Comisión Europea, la paridad de hombres y mujeres en la industria digital permitiría elevar el PIB de la Unión Europea en unos 9.000 millones de euros al año.
Sin perder de vista las diferencias que todavía existen, también es importantefomentar la curiosidad por este sector de una manera inclusiva y hacer partícipes a los niños. Una forma más de romper esa barrera de género que todavía existe en las materias STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics; en español, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
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Gillian Hinde
22 de octubre de 2024