La tecnología y el aburrimiento en clase se ven las caras
Image: REUTERS/David Gray
Como mínimo, son 13 los años que pasamos en clase. Es obligatorio ir al colegio hasta los 16 años, o, lo que es lo mismo, el final de la Educación . Y, de ahí en adelante, las posibilidades de asistir a clase son infinitas, bachillerato, una carrera, máster, curso de especialización o reciclaje, etc.
Cuántas veces, en todo ese tiempo, hemos oído a nuestros padres decir “vamos, al cole” y nuestra respuesta inmediata ha sido resoplar. Seguro que cuesta contarlas. Y, después, una vez en clase eran tantas las cosas que comentar con los amigos que a veces el tiempo entre clase y clase se quedaba corto, y mientras la profesora explicaba, quizás la atención se desviaba un poco. O simplemente, era nuestra mente la que se evadía, sin que pudiéramos evitarlo. ¿A quién no le ha pasado alguna vez?
Sin embargo, con la llegada de la Inteligencia Artificial esto puede cambiar, ya que en el instituto número 11 de Hangzhou han instalado un sistema inteligente de reconocimiento facial que cada 30 segundos escanea y analiza la cara de los alumnos para comprobar su nivel de atención durante las clases. El sistema es capaz de identificar si están felices, enfadados/as, con miedo o confusas/os, y afina tanto que llega a detectar si las y los estudiantes están escribiendo, leyendo, si levantan la mano o si se han quedado dormidos sobre su pupitre.
Es cierto que esto último saben detectarlo bien los profesores sin necesidad de Inteligencia Artificial. Seguro que más de un bochorno ha habido en clase cuando un compañero ha despertado de pronto con la mirada fija de la profesora con ceño fruncido y las risas del resto de la case de fondo.
Pero con la IA, toda esta información que se recopila sobre la atención o no que prestan los alumnos puede representar un gran cambio en las programaciones didácticas del curso escolar o valorar si se introducen cambios en los actuales métodos de enseñanza para conseguir que los alumnos aprendan de manera más eficiente y se sientan más motivados y participativos durante las clases.
En España, el absentismo escolar continúa siendo un gran problema. De hecho, todavía se sigue usando el término ‘nini’, que hace referencia a jóvenes de entre 15 y 35 años que ni estudian ni trabajaban. Los datos del pasado año 2017 al respecto son abrumadores, según datos oficiales del Ministerio de Educación: las tres comunidades con mayor porcentaje de ‘ninis’ son Andalucía (26,6%), Extremadura (23,9%) y Canarias (21,1%); mientras que en el extremo contrario se encuentran País Vasco (11,8%) y Aragón (13,2%).
Por tanto, un cambio en las dinámicas de clase podría controlar este problema y quizás aumentar las posibilidades de mejorar el interés de los jóvenes por asistir a la escuela y por aprender, que pueden propiciar que quizás, cuando oigan las palabras “al cole”, no resoplen e incluso se les dibuje una sonrisilla en la cara.
Lo que la tecnología no pueda lograr…
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