La automatización de la industria: ¿amenaza u oportunidad para México?
Image: REUTERS/Fred Thornhill
La deslocalización, es decir, el traslado de las fábricas de las primeras potencias económicas mundiales a países en vías de desarrollo, se ha vuelto a colocar en el centro del debate económico mundial con la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos. El nuevo inquilino de la Casa Blanca brama, escandalizado, en contra de la injusticia que supone que marcas como Ford o General Motors hayan abierto importantes centro de producción en México, provocando un traslado de los empleos a su vecino del sur y el consiguiente aumento del paro en su país. Sin embargo, los últimos estudios muestran que esta visión de la realidad puede estar equivocada.
En el hecho de que muchos sectores de la población se estén quedando sin empleos con los que poder sostener a sus familias y labrarse un futuro no sólo influye ese dramático factor de la globalización. Existen otras claves que explican el fenómeno, y una de las más importantes se llama automatización. Según un nuevo estudio titulado Robots and Jobs: Evidence from US Labor Markets llevado a cabo por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Boston, los datos cuentan una historia bien diferente: son los robots los principales culpables de la pérdida de empleos y la bajada de salarios en muchos sectores.
Y eso no es algo que solo afecte a las principales economías del mundo. De hecho, México, señalado por Trump como uno de las principales causas de todos los males de la economía estadounidense, es uno de los países que más puede sufrir la automatización de las tareas productivas.
Según un reciente estudio de la consultora McKinsey Where machines could replace humans—and where they can’t (yet), el 52% de los empleos de México corren riesgo de ser reemplazados por máquinas, un porcentaje que lo coloca como el séptimo país del mundo más amenazado por este problema. Pero la situación es incluso peor en la industria, donde el 64% de los empleos mexicanos están en peligro. Una cifra que se antoja especialmente seria si se tiene en cuenta que este sector es una de las principales fuentes de empleo de la economía. Y todo indica que la situación empeorará de forma exponencial en los próximos años porque la implantación de máquinas en la cadena productiva crece rápidamente. Según los datos de la Federación Internacional de Robótica, las ventas de robots aumentaron un 120% en México 2015, muy por encima de las cifras de Canadá y Estados Unidos.
En este contexto, la pregunta que muchos se plantean es si este proceso de automatización es un grave problema o una oportunidad para una economía como la mexicana, la única de las grandes economías de América Latina que depende más de las exportaciones de manufacturas que de materias primas.
Juan Antonio Enciso González, director del MBA in Global Business and Strategy de EGADE Business School, explica que gran parte de la estrategia de crecimiento de México durante los últimos años se definió en base a las ventajas competitivas que tenía el país respecto a Canadá y Estados Unidos, sus socios dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). “En ese sentido, en nuestro país se fueron configurando procesos productivos en diferentes industrias, las cuales, si bien cada vez son más intensas en el uso de la tecnología, también requieren mano de obra calificada, tal como la industria automotriz”, explica. Este experto se refiere al hecho de que el precio de la mano de obra en el país mexicano es mucho más bajo que en sus vecinos del norte, lo que ha permitido el desarrollo de grandes centros productivos en su territorio, en zonas como Ciudad Juárez. El temor es que esa ventaja competitiva que tiene el país respecto a sus principales socios comerciales pueda desaparecer con la automatización de la mano de obra.
En cualquier caso, Enciso González se muestra más preocupado por el hecho de que Trump quiera renegociar los aspectos fundamentales del TLCAN que por la robotización de la industria. “Podemos suponer que los negociadores del gobierno norteamericano intentaran entre otras cosas, endurecer las reglas de origen, eliminar sectores productivos o incluir otros, incluir el tema del impuesto al valor agregado en las importaciones de productos norteamericanos, replantear la desgravación arancelaria etc. Lo que es claro que las empresas deberían en este momento estar evaluado sus cadenas competitivas para identificar cuáles podrían ser los diferentes escenarios y en torno a ello replantear la competitividad”, afirma.
Ante Salcedo, profesor del Departamento Académico de Sistemas Digitales del ITAM, cree que la eventual reducción de la oferta laboral de la industria (derivada de la sustitución de empleados por máquinas) “implicaría la realización de tareas titánicas, que en el corto y mediano plazo se traducirán en oportunidades de negocio, y en la generación de nuevos empleos”. Salcedo explica que, por ejemplo, la reingeniería de todos los procesos de la industria que pudiera permitir la sustitución planteada, implicaría, entre otras cosas: el desarrollo y comercialización de todas las máquinas capaces de realizar las tareas que hoy realizan personas; el desarrollo e implementación de nuevos procesos en todas las actividades realizadas por la industria; el despliegue de una vasta infraestructura de alta especialización; la instalación, configuración, y puesta en operación de tales máquinas; el monitoreo y evaluación del desempeño y resultados consecuentes, así como la realización de los ajustes de mejora necesarios; y el mantenimiento correctivo y preventivo, así como la actualización y modernización periódica de toda la infraestructura instalada.
El profesor de la ITAM considera que la posibilidad de sustituir personas por máquinas en los procesos de producción de la industria, “podría implicar (en el corto y mediano plazo) oportunidades para modernizar y crecer a la industria mexicana, y con ello impulsar la economía nacional, y la generación de empleos de mayor calidad que los que hay actualmente en el país”.
Para adaptarse a todos los cambios que previsiblemente se producirán en la economía mexicana en los próximos años, Enciso González afirma que es necesario pensar de forma seria en el futuro, “para con una metodología clara y sólida, plantear los posibles escenarios de los próximos 10, 20, 50 años y empezar a replantear cuáles serán las ventajas competitivas que este país puede ofrecer”.
Sostiene que en este ejercicio de evaluación del futuro será posible detectar si existirá el riesgo de la sustitución de la mano de obra por robots. “Por ahora, no considero que haya sido un error apostarle a la manufactura, pues era claro que es una de las ventajas comparativas que tiene este país. Lo que puede ser un error es precisamente no planear hacia el futuro. La cuestión es pensar qué sucederá con los empleos manufactureros conforme avance la automatización, pero, sobre todo, pensar y definir hacia dónde se van a generar los nuevos empleos”.
Este profesor de EGADE Business School ve posible que México se convierta en una economía de servicios, lo que implicaría un replanteamiento de las cadenas productivas. Algo que, implicaría inevitablemente cambios en la educación, con el objetivo de capacitar a los futuros empleados en temas relacionados con la administración y la gestión de clientes.
Salcedo, en la misma línea, considera que sería un error, de cara al futuro, seguir apostando por la manufactura como una fuente de empleos “tradicionales”, que requerían poca especialización, poco compromiso y calidad, y que a cambio ofrecían salarios y prestaciones poco competitivas, y condiciones laborales pobres.
“En su lugar, creo que la inminente modernización de la industria (a nivel global) puede llegar a ser una gran fuente de empleos de alta calidad, que podrían permitir a los empleados alcanzar niveles de calidad de vida (y laboral) mucho mayores que los que actualmente tienen (en cualquiera que sea el nivel de puesto en que se desempeñen). Los nuevos empleos que se generen, en su caso, serían mucho más demandantes en materia de conocimiento, habilidades, y actitudes”, prevé.
Para este experto del Instituto Tecnológico Autónomo de México, el país podría volverse atractivo por atributos como su ubicación geográfica (cercana a los consumidores del mercado estadounidense), por la disponibilidad cercana de insumos básicos y materia cruda, o por la disponibilidad de espacios urbanizados y con servicios básicos, con costos muy competitivos en el ámbito global.
Sin embargo, Salcedo cree que eso no sería suficiente. Considera que México tendría que crear las condiciones para atraer a las industrias más avanzadas del mundo, para que instalen más plantas (modernas y automatizadas) en su territorio. “Por ejemplo, sería importante seguir desarrollando la infraestructura de comunicaciones (carreteras, puertos, aeropuertos, vías ferroviarias, y de telecomunicaciones), así como centros urbanos modernos y atractivos; tendría que asegurarse la disponibilidad de espacios adecuados para el desarrollo de parques industriales con servicios básicos (agua, electricidad, gasolina, comunicaciones, etc.), con abastecimiento asegurado y precios competitivos; tendría que poder asegurarse la integridad física de las plantas, empleados y bienes, mejorando las condiciones de seguridad pública; y tendrían que crearse condiciones de certeza jurídica y comercial, mediante el establecimiento de reglas, regulaciones y procesos públicos (locales y federales) más claros, adecuados, eficientes, y transparentes, y combatiendo a la corrupción”, propone.
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