"Ponerse en los zapatos del otro", la característica de oro del emprendedor social
Estamos acostumbrados a escuchar que los emprendedores sociales deben de tener grandes ideas, ser súper creativos, innovadores, tener una gran visión de negocios y, por su puesto, un gran hambre por cambiar al mundo. Rara vez hablamos de la principal característica que debe tener un emprendedor social: empatía.
La empatía se define como: “La capacidad cognitiva de percibir lo que otro ser puede sentir. También es descrita como un sentimiento de participación afectiva de una persona cuando se afecta a otra”.
Es decir, es la capacidad de “ponerse en los zapatos del otro” y hoy, más que nunca, es muy relevante que hablemos de ella.
Estamos viviendo en un momento político y social muy complicado. Todos estamos sorprendidos, y seamos sinceros, espantados, de lo que está sucediendo en Estados Unidos, las posturas que se están tomando en contra de los migrantes hispanos, los musulmanes y en general con todas las minorías. El “make America great again” se puede leer como: “quiero estar bien yo, ya luego vemos que pasa con los demás”.
Esta forma de pensar, además de no tener real cabida en un mundo cada vez más globalizado en el que todos somos dependientes los unos de los otros, en realidad es resultado de la falta de una gran característica humana, la empatía.
Cuando contamos con empatía, consideramos siempre el impacto de nuestras acciones en la vida de los demás, especialmente en aquellos más vulnerables que nosotros. Pensamos en nuestras decisiones desde el punto de vista de aquellos que se podrán ver impactados por ellas, y por eso es imposible tener una postura de “yo primero”.
En respuesta a todo lo que está sucediendo en Estados Unidos, muchos han tomado y promovido una postura de “consumir solamente productos mexicanos y boicotear todo lo que venga de fuera”. Si bien es muy valioso consumir local por todo el impacto positivo que esto puede generar, querer “consumir lo mexicano” con la motivación de “joder” al otro nos pone justo en el mismo lugar de aquellos que nos están atacando.
Este juego es peligroso, como la historia nos ha enseñado una y otra vez, responder una agresión con otra agresión no nos lleva a una solución, si no que lo escala y terminan siendo afectadas personas que no tienen nada que ver en primera instancia.
El principal objetivo de un emprendedor social es impactar de manera positiva la vida de los demás. Lo hacemos a través de nuestros modelos de negocio, y por su puesto, tenemos que hacerlo como personas en nuestro día a día.
Como emprendedores sociales, sabemos que los retornos de nuestras empresas no serían tan grandes si nuestras empresas no tuvieran impacto. Estamos dispuestos a asumir ese sacrifico porque nos hemos puesto en los zapatos de otros que tienen una necesidad social que no ha sido resuelta.
Esta capacidad de encontrar un balance entre ese sacrificio y la ganancia, nos deja crear modelos de impacto sostenibles y permite que una empresa social otorgue una solución viable, tanto para el emprendedor como para los beneficiarios.
Al final del día, el emprendedor social entiende que los negocios no tienen por qué ser un juego de suma cero, en el que el otro tiene que perder para que yo gane, si no que se pueden crear modelos en los que todos podemos salir beneficiados.
Debemos recordar la importancia de ser empáticos y tratar siempre de ponernos en los zapatos del otro.
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Julia Devos
13 de diciembre de 2024