¿Por qué la mitad del mundo no confía en el Gobierno?
Image: REUTERS/Yannis Behrakis
Según el Barómetro de Confianza 2016 de Edelman, la mitad de la población mundial no confía en el Gobierno. Un debate de alto nivel sobre las deficiencias en la gestión pública, realizado el jueves en el marco de las Reuniones Anuales del Grupo Banco Mundial y el FMI, abordó por qué estas deficiencias existen y cómo los Gobiernos puede servir mejor a sus ciudadanos.
“La gestión pública es un asunto complicado. Necesitamos analizarlo para comprender mejor estas complejidades”, dijo Kyle Peters, director gerente y oficial principal de Operaciones interino del Grupo Banco Mundial durante el inicio del evento, que fue moderado por Clare Short, presidenta de la Alianza de las Ciudades y exsecretaria de Estado para el Desarrollo Internacional del Reino Unido.
“Tenemos que hacer un esfuerzo mayor para entender mejor cuáles son los factores que están causando estas deficiencias en la implementación y cómo podemos encontrar maneras efectivas de solucionarlas”, señaló Peters. El próximo Informe sobre el desarrollo mundial, Gobernanza y el papel de la Ley, explorará cómo la buena gestión pública se ve socavada por la brecha entre la retórica gubernamental acerca de la provisión de servicios y la realidad.
“La desconfianza es una respuesta lógica frente a una economía mundial que funciona para unos pocos y no funciona para la mayoría”, dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam International. Cuando el poder político está en manos de los ricos, las masas desconfiarán del Gobierno, agregó, haciendo mención al informe de Oxfam titulado “Broken at the Top”. (PDF, en inglés)
“Las personas pobres son tan inteligentes como las personas ricas”, dijo Byanyima. “Ellas pueden ver que el sistema de formulación de políticas públicas las perjudica”. Instó al Banco Mundial a continuar apoyando la participación ciudadana y los mecanismos de rendición de cuenta de los Gobiernos, y a impulsar aún más la reforma global de los impuestos a las empresas.
Según Adnan Khan, director de Investigación y Políticas del International Growth Centre de la Escuela de Economía de Londres, vincular los impuestos locales con los servicios locales podría ayudar a restablecer la confianza de los ciudadanos en los Gobiernos. “La gente no confía en los Gobiernos porque prometen de manera excesiva y no cumplen [sus promesas]”, dijo. Pero cuando las personas ven que el alumbrado público funciona y que los baches en las calles son reparados, es más probable que ellas paguen los impuestos, que son los que permiten prestar estos servicios. Esto es un círculo virtuoso.
El secretario de gabinete del Tesoro Nacional de Kenya, Henry Rotich, detalló los esfuerzos de su país en favor de aumentar la participación ciudadana en el Gobierno y, como resultado, mejorar la gestión gubernamental. Desde 2010, todas las nuevas políticas o leyes son sometidas a consultas públicas. Se ofrecen opciones de pago digital para numerosos servicios, y en el caso de la empresa de abastecimiento de agua, una de las principales empresas de servicios públicos, las personas pueden informar de manera fácil a través de internet los cortes de suministro u otros problemas. Rotich señaló que lo anterior redujo de manera considerable el tiempo de respuesta de la empresa. “Creemos que esto es algo que se podría reproducir en otros países”.
“Cuando las personas tienen oportunidades de participar en proyectos de leyes que las rigen, existen mayores probabilidades que les parezcan más razonables… y es más probable que crean que [esas leyes] son legítimas”, dijo Edmund Malesky, profesor de economía política en la Universidad de Duke. Él mencionó algunas de sus investigaciones realizadas en empresas de Viet Nam, en las que quedó en evidencia que las firmas que participan en procesos de consulta sobre proyectos de reglamentación comercial eran más propensas a cumplir con esas regulaciones.
La impunidad frente a la corrupción es un “enorme factor” que influye en la falta de confianza de los ciudadanos en el Gobierno, enfatizó Byanyima. En muchos lugares, “la corrupción es muy obvia y la gente la ve”, agregó la directora ejecutiva de Oxfam International. Pero ese tipo de “pequeños actos de corrupción” se pueden reducir, añadió Malesky. La evidencia muestra que la transparencia —publicación de presupuestos locales, leyes sobre libertad de información, y otras medidas similares—sirve de ayuda. La corrupción a gran escala, como sobornos en grandes proyectos, es un problema más intrincado, dijo Malesky. Aunque, añadió, se han producido algunos avances gracias a la Convención para Combatir el Cohecho adoptada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 1997. Los Estados signatarios de este acuerdo están obligados a procesar dentro de sus territorios a las empresas nacionales que participen en actos de corrupción en el extranjero.
Los panelistas reiteraron en numerosas ocasiones la importancia de una participación significativa de los ciudadanos.“Cuando las personas se organizan seriamente para enfrentar los problemas, se ven resultados”, concluyó Byanyima.
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Andrea Willige
20 de septiembre de 2024