Hidrógeno blanco: la respuesta a 5 preguntas críticas

Ante los altos costos, los desafíos de transporte de midstream y el lento desarrollo de la demanda, la economía del hidrógeno de bajas emisiones de carbono enfrenta expectativas reducidas en torno a su crecimiento en el corto plazo. Desarrolladores y consumidores siguen explorando formas alternativas de hidrógeno bajo en carbono, entre ellas el hidrógeno blanco.

La gran ventaja del hidrógeno blanco es que -a diferencia de otras alternativas como el hidrógeno verde o azul, que requieren procesos de conversión ineficaces-, viene ya preparado y a un costo mucho menor. Con su experiencia en exploración y desarrollo, las compañías de petróleo y gas están bien posicionadas para convertirse en campeones de esta emergente molécula de bajas emisiones de carbono.

El mundo necesita hidrógeno de bajas emisiones para descarbonizarse. Algunos sugieren que el hidrógeno de origen natural podría ser un disruptor potencial del mercado, pero, como industria naciente que sólo ahora está empezando a ganar terreno, actualmente hay muchas preguntas en torno al hidrógeno blanco y su potencial.

A continuación respondemos a cinco de las preguntas más importantes sobre el hidrógeno blanco.

Al igual que el petróleo y el gas, el hidrógeno blanco ocurre de forma natural. Generado por reacciones geoquímicas continuas en rocas duras, las características del hidrógeno blanco difieren de las moléculas de hidrocarburos en que son pequeñas y ligeras, y tienen más probabilidades de escapar de las rocas de cobertura.

Aún se requiere más investigación, con experiencia práctica en el campo y recopilación de datos para establecer los componentes clave de un yacimiento de hidrógeno.

El mundo necesita hidrógeno de bajas emisiones para descarbonizarse. Se prevé que la demanda mundial de hidrógeno bajo en carbono alcance casi 200 Mtpa (millones de toneladas anuales) en 2050, frente a 1 Mtpa en la actualidad, según el caso base de WoodMac, con el suministro de hidrógeno verde satisfaciendo la mayor parte de esta demanda futura.

Sin embargo, los costos de producción del hidrógeno verde siguen siendo elevados, con un rango que oscila entre los US$ 6/kg y los US$ 12/kg. Esto se debe a que el hidrógeno verde necesita una gran disponibilidad de energía renovable para la electrólisis. También dependerá durante años de subsidios substanciales para llegar a un umbral comercial del orden de US$ 3/kg.

El hidrógeno blanco ofrece un recurso alternativo mucho más barato. Sin necesidad de procesos ineficientes de conversión de energía o de fabricación, el hidrógeno blanco producido a escala a partir de depósitos ubicados cerca de los mercados de usuarios finales podría ser suministrado a un precio inferior a US$ 1/kg. La coexistencia del helio también puede ofrecer una valiosa palanca comercial para la explotación del hidrógeno blanco.

El hidrógeno blanco no es una panacea para la transición energética. Actualmente, WoodMac estima que las formas alternativas de producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono -incluida la pirólisis de metano, la gasificación y la extracción de hidrógeno blanco natural- combinadas formarán solo una pequeña parte del suministro futuro.

Estas perspectivas pueden cambiar en la próxima década si los proyectos piloto demuestran su viabilidad técnica y comercial y se introducen marcos políticos favorables. Basándose en los volúmenes de recursos prospectivos, la producción de hidrógeno blanco podría alcanzar 17 Mtpa para 2050. Captar niveles de subsidios similares a los del hidrógeno verde también impulsaría significativamente la infraestructura, desplazando parte de la producción de hidrógeno manufacturado de mayor costo.

La industria del hidrógeno blanco es verdaderamente naciente. Un puñado de innovadores respaldados por inversiones privadas lideran el camino para tratar de comprender el recurso prospectivo. Hasta la fecha, el único proyecto operativo de hidrógeno blanco es el campo de Bourakébougou en Malí, que suministra electricidad a un pequeño pueblo.

A nivel mundial, algunos países están considerando la oportunidad de desarrollar hidrógeno blanco, permitiendo la actividad exploratoria a través de modificaciones a los códigos de petróleo y minería existentes. Pero regular lo desconocido nunca es sencillo. En Europa, Francia ha liderado el camino en reconocer el potencial del hidrógeno blanco, modificando su código minero, mientras que el Gobierno alemán ha anunciado que no ve ninguna posibilidad de extracción en el hidrógeno natural. Australia es un punto caliente para la actividad de exploración, resultado de que varios gobiernos regionales lo hayan añadido a la lista de sustancias reguladas y le hayan asignado presupuestos y subvenciones.

Dado que se necesita todavía un trabajo considerable para obtener una comprensión técnica completa de cómo se generan y almacenan las moléculas de hidrógeno en el subsuelo, las técnicas de la industria petrolera son fundamentales para desbloquear el hidrógeno blanco.

Gracias a su experiencia en el subsuelo, el hidrógeno blanco debería ser la opción ideal para las empresas petroleras y de gas. Con la normativa y los incentivos adecuados, los gobiernos podrían ofrecer oportunidades de exploración a estas empresas e impulsar el sector. La concesión de licencias por bloques, las perforaciones de exploración y evaluación y las condiciones fiscales podrían ser similares a las del petróleo y el gas.

Con su experiencia en el subsuelo, el hidrógeno blanco debería ser el punto ideal para las compañías de petróleo y gas. Con las regulaciones e incentivos adecuados, los gobiernos podrían habilitar oportunidades de exploración para estas compañías e impulsar el sector. La concesión de bloques, la exploración, la perforación de evaluación y los términos fiscales podrían reflejar ampliamente los del petróleo y el gas.

Las compañías de petróleo y gas también disponen del capital necesario para impulsar el hidrógeno blanco, al igual que están haciendo con la captura, utilización y almacenamiento de carbono. Esto podría resultar transformador, ya que incluso los proyectos de hidrógeno blanco más avanzados, liderados por pequeñas startups respaldadas por capital privado, aún carecen de plazos firmes para la Decisión de Inversión Final y enfrentan obstáculos significativos.

Aún no probado, el hidrógeno blanco tiene el potencial de formar parte del futuro portafolio de moléculas de bajas emisiones de carbono para algunas compañías de petróleo y gas, que también incluirán biometano, e-metano, hidrógeno azul y verde y sus derivados. De hecho, el hidrógeno blanco probablemente desplazaría algunos desarrollos azules y verdes. La tecnología, el capital y la regulación son la clave.

Con agradecimiento a Kate Adie, Analista de Investigación de Subsuelo, Wood Mackenzie; y Gavin Thompson, Vicepresidente de Energía para Europa, Medio Oriente y África, Wood Mackenzie.