La salud de la sociedad depende de la comunidad, la mejor compañera de la tecnología

En muchos ámbitos, el mundo está en la cúspide de un cambio increíble. Desde la inteligencia artificial a la captura de carbono, pasando por los medicamentos GLP-1 contra la obesidad, la humanidad está afrontando los mayores retos de nuestro tiempo con impresionantes avances tecnológicos.

La tecnología es un socio cada vez más poderoso y vital para el cambio social. Sin embargo, es sólo una parte de un ecosistema que incluye nuestro entorno natural y construido, la política y las relaciones sociales.

Cuando Artem Petakov, cofundador de Noom, y yo nos propusimos que la asistencia sanitaria dejara de ser principalmente una institución de atención a enfermos para convertirse en una industria centrada en el bienestar humano, sabíamos que los seres humanos nacemos con una capacidad innata para el cambio, y que la tecnología podía ser el medio. Pero la tecnología no lo es todo.

Cada día vemos a personas afectadas por los avances tecnológicos. Los dispositivos portátiles, la recopilación de datos, la personalización y la inteligencia artificial nos han permitido ayudar a millones de personas a llevar una vida mejor y más saludable. Sabemos que el mejor cambio se produce con la tecnología y la innovación como parte de un enfoque holístico y humanista, en el que el conocimiento, el cambio de comportamiento, la conexión y la comunidad son socios en pie de igualdad.

La tecnología puede parecer a veces omnipresente e inevitable, pero si nos entregamos por completo a las soluciones tecnológicas, corremos el riesgo de perder las conexiones, la resiliencia y la creatividad que son la fortaleza de la humanidad.

Con el reciente aumento del uso de la medicación GLP-1, ya vemos cómo influye en el mercado la voraz demanda de avances tecnológicos. Una cura aparentemente mágica que frena el apetito puede parecer un cambio de paradigma. Pero, en unos pocos años, la esperanza y las posibilidades que abren estos medicamentos se han topado con muchas barreras, como la falta de suministro, el acceso a un coste prohibitivo y la incertidumbre sobre las repercusiones a largo plazo de estos medicamentos en la pérdida de peso y los resultados de salud que duran toda la vida.

Es insostenible para el individuo, las compañías de seguros y la industria farmacéutica apoyar una dependencia de por vida de los medicamentos GLP-1. Los estudios demuestran que tomar estos medicamentos sin acompañarlos de cambios en el estilo de vida tiene peores resultados que no tomarlos. Los programas de cambio de comportamiento como Noom son la mejor manera de frenar la dependencia a largo plazo de estos medicamentos.

Al mismo tiempo, el Cirujano General de EE. UU. ha declarado que la soledad alcanza proporciones epidémicas, lo que repercute exponencialmente en la esperanza de vida, los resultados de la salud crónica y el coste de la atención sanitaria. Nuestra sociedad corre el riesgo de convertirse en una sociedad de individuos más y más aislados, y sabemos -por haber visto cómo las redes sociales cambian nuestra forma de comunicarnos- que los avances tecnológicos por sí solos no son una solución fiable.

Este es un momento crítico para la salud mundial: nuestra capacidad para financiar y distribuir ayudas que cambien vidas dependerá de que los cambios rápidos se conviertan en cambios duraderos, aprovechando lo mejor que pueden ofrecer las mentes humanas y la compasión.

Aunque sabemos que podemos maximizar nuestros indicadores de salud con la ayuda de la tecnología avanzada, la tecnología no puede, ni debe, sustituir el impulso humano, la creatividad y la conexión que son esenciales para lograr una vida sana.

Supongamos que no complementamos la medicina con intervención y apoyo humanos. En ese caso, los consumidores perderán la confianza en el sistema médico, perderán la confianza en sí mismos y se encontrarán más aislados en un momento en que la soledad ya es una causa creciente de efectos adversos para la salud.

Un planteamiento diversificado impulsará el éxito en el cambio de la salud de nuestra sociedad; en concreto, una vía múltiple hacia la salud apoyada en los cuatro fundamentos que llamamos las "cuatro C", por sus iniciales en inglés:

Podemos aplicar este planteamiento de forma más amplia para navegar por muchos de los problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad a medida que se desarrolla la tecnología: la confianza en la ciencia, la preparación individual y en grupo, el apoyo comunitario y el acceso al conocimiento son cuatro grandes compañeros de la intervención tecnológica.

Invirtiendo en el poder de la comunidad, en la capacidad humana para el cambio y en el apoyo de la propia humanidad (desde la política hasta el medio ambiente, pasando por los computadores cada vez más potentes que llevamos en el bolsillo o en la muñeca), encontraremos la forma de superar cualquier problema. Sigamos utilizando la tecnología para unir a las personas, afrontar directamente nuestros retos y situar la conexión humana en el centro de nuestra salud, nuestras vidas y nuestras comunidades.