Por qué la nueva economía no será un “regreso a la normalidad”

Durante décadas, las empresas se beneficiaron de un panorama económico global relativamente benigno. Hoy, los supuestos que guiaron las estrategias corporativas en el pasado están siendo cuestionados.

La convergencia de fuerzas transformadoras —como la fragmentación geoeconómica, el rápido avance de las tecnologías, el aumento de la deuda, los cambios demográficos y la transición verde— está redefiniendo la economía global y el entorno empresarial, creando tanto nuevas oportunidades como riesgos.

El efecto combinado es una nueva economía marcada por la volatilidad y decisiones difíciles.

Moverse en este escenario en evolución exige que las empresas anticipen, se adapten con rapidez y tomen decisiones en contextos de incertidumbre.

Al analizar las principales tendencias que podrían dar forma a las estrategias empresariales en los próximos cinco años, los resultados de la encuesta más reciente del Foro a directores de estrategia destacaron la comercialización de la IA y de tecnologías emergentes (72 %) y la fragmentación geoeconómica (52 %) como algunas de las tendencias con mayor impacto.

Comprender cómo estas tendencias pueden moldear la nueva economía y las estrategias empresariales es el eje del informe Four Futures for the New Economy: Geoeconomics and Technology in 2030 (Cuatro futuros para la nueva economía: geoeconomía y tecnología en 2030), la primera edición de la nueva Scenarios for the Global Economy Dialogue Series (Serie de Diálogos Escenarios para la Economía Global) del Foro Económico Mundial, que utiliza análisis de escenarios y diálogo intersectorial para ayudar a quienes toman decisiones a navegar las tendencias globales y entender sus implicancias para las decisiones estratégicas y de inversión.

El informe se centra en cuatro escenarios plausibles para la nueva economía, en la intersección de dos fuerzas críticas: la geoeconomía y la tecnología.

Cada uno de estos escenarios tiene el potencial de reconfigurar sectores y empresas individuales, con distintas implicancias para las estrategias corporativas, los modelos de negocio y las decisiones de inversión. El objetivo de estos escenarios no es predecir dónde estará el mundo en 2030, sino ofrecer un marco para analizar riesgos, oportunidades y estrategias en futuros alternativos.

El primer escenario es Orden Digitalizado, en el que la estabilización geopolítica y la rápida adopción tecnológica aceleran el crecimiento en distintos sectores y regiones. Entre los aspectos positivos, menores costos de adopción, la interoperabilidad digital y las inversiones en talento e infraestructura podrían ayudar a modernizar los ecosistemas digitales y a acelerar la difusión tecnológica más allá de las empresas y economías de frontera. Sin embargo, se profundizan la competencia estratégica y las preocupaciones por la desigualdad y la gobernanza algorítmica. Si bien se recuperan algunos flujos de comercio e inversión, persisten tensiones internas en muchos países, a medida que aumentan las disrupciones en los mercados laborales y los riesgos de uso indebido de la tecnología.

El siguiente escenario es Estabilidad Cautelosa, en el que la normalización geopolítica reduce las primas de riesgo y atenúa los shocks de precios. Aunque la estabilización del comercio global y de los mercados energéticos crea un entorno empresarial más previsible, el crecimiento se mantiene estancado. Además, los avances tecnológicos quedan confinados a unos pocos sectores y líderes industriales, sin lograr los beneficios económicos esperados y profundizando aún más la brecha digital.

En un tercer escenario, Supervivencia basada en la tecnología, la adopción generalizada de tecnologías y una mayor volatilidad geopolítica configuran un mundo de alto riesgo. Surgen oportunidades a partir de la adopción acelerada de tecnología dentro de los países y las alianzas. Sin embargo, la creciente fragmentación geoeconómica y la divergencia de los sistemas regulatorios incrementan la complejidad operativa y los costos de cumplimiento. Las guerras comerciales persistentes y la competencia por recursos frenan derrames de crecimiento más amplios. Aumentan los riesgos cibernéticos y los ataques a infraestructuras críticas. Las empresas recurren a la digitalización para mitigar el impacto de la disrupción geopolítica, generando nuevas oportunidades, pero también nuevos riesgos.

En el último escenario, Esferas Geotecnológicas, se produce un fuerte aumento de la volatilidad geopolítica y una desaceleración en la adopción tecnológica. El aislacionismo y las medidas proteccionistas restringen los flujos comerciales incluso entre países aliados. El entusiasmo en torno a la tecnología se desvanece, dando paso a la decepción por su prometido impacto transformador. Los precios de los activos caen y las tasas de crecimiento se estancan o se desploman. Los mercados laborales domésticos se vuelven menos polarizados, ya que las empresas buscan relocalizar empleos y crear campeones tecnológicos locales, pero se enfrentan a importantes escaseces de talento. Las oportunidades quedan en gran medida limitadas a sectores estratégicos que se benefician del apoyo gubernamental.

Estos escenarios no son proyecciones. Presentan narrativas estilizadas para un panorama complejo y en evolución. Estrategias informadas, ágiles y creativas pueden ayudar a las empresas no solo a adaptarse a estos futuros, sino también a moldearlos.

A partir de una serie de diálogos con directores de estrategia y expertos senior, el nuevo informe identifica un conjunto de estrategias “sin arrepentimientos” que podrían ayudar a las empresas a mitigar riesgos y aprovechar las tendencias geopolíticas y tecnológicas, independientemente de cuál sea el futuro que se materialice.

Desarrollar inteligencia geopolítica y fortalecer la función de prospectiva permitirá a las empresas interpretar mejor las señales tempranas y ajustarse a líneas de fractura geopolítica cambiantes. Reforzar las operaciones centrales, construir infraestructuras resilientes, adoptar una asignación de capital ágil y estrategias integradas de tecnología y talento puede ayudar a generar margen operativo y financiero para navegar riesgos emergentes y aprovechar nuevas oportunidades.

Profundizar alianzas y asociaciones estratégicas —tanto entre industrias como con el sector público— también puede contribuir a distribuir riesgos, escalar la innovación y abordar desafíos compartidos.

Las verdaderas ventajas surgirán de prepararse para múltiples futuros y estar listos para actuar.