¿Cuál es el precio real del arroz? Lo que el alimento más popular del mundo nos revela sobre la crisis global

El arroz es el alimento básico más importante del mundo y su demanda está aumentando. Image: Unsplash/Rens D
- El arroz es el alimento básico más importante del mundo y su demanda está aumentando.
- El arroz se ve afectado por el cambio climático a la vez que contribuye al problema; este reto exige una acción coordinada entre política, ciencia, agricultura y educación.
- Las soluciones dependen de comprender los verdaderos costos del cultivo del arroz y de trabajar juntos para abordar sus muchos desafíos interrelacionados.
¿Quién no come arroz? Y ese es, fundamentalmente, el dilema. El arroz, un alimento básico para más de la mitad de la población mundial y muy importante para gran parte del resto, se enfrenta a un panorama complejo. El cambio climático amenaza la producción actual y genera problemas más amplios para el cultivo, como gestionar el agua y mantener la productividad.
Pero el arroz no solo es víctima del cambio climático, sino que también contribuye al problema. Los métodos tradicionales de cultivo producen cantidades relativamente grandes de metano (aproximadamente el 10-12% del metano global), un gas de efecto invernadero que calienta el planeta mucho más rápido que el dióxido de carbono.
Además, requiere un uso intensivo de agua (entre el 34% y el 43% del agua de riego mundial), lo que supone un problema para un planeta cada vez más árido.
Sin una transición en los sistemas alimentarios, esto apunta a un aumento de los niveles de inseguridad alimentaria para una gran parte de una población mundial en crecimiento, un agravamiento de los problemas para los agricultores y la pérdida de un importante elemento cultural, culinario y económico de muchos países.
Sin embargo, para equilibrar estas graves perspectivas, algunos avances científicos y proyectos piloto innovadores están generando un verdadero optimismo en cuanto a una transformación hacia una mayor resiliencia.
Los mercados de carbono y la financiación climática están cobrando un papel fundamental en la aceleración de la transición hacia un arroz con bajas emisiones.
”Cómo el arroz alimenta al mundo y sustenta economías clave
El arroz es un cultivo comercial para varios países. China es el mayor productor, seguido de India, Indonesia, Bangladesh, Vietnam y Tailandia. Este cereal alimenta a más de 4000 millones de personas al día y, en algunos países, representa el 70% de la ingesta calórica diaria de una persona.
En este contexto, varios países, entre ellos recientemente China, lo han convertido en un elemento central de sus nuevos planes nacionales de seguridad alimentaria.
Lamentablemente, ante el cambio climático, las prácticas de cultivo convencionales no hacen del arroz un cultivo muy resiliente. El arroz necesita agua, pero no en exceso, porque de lo contrario se ahoga.
Del mismo modo, le gusta el calor, pero le afecta negativamente el aumento de las temperaturas, que compromete la capacidad de polinización de las flores de la planta. Por lo general, se cultiva en zonas de baja altitud, lo que lo hace vulnerable al aumento del nivel del mar y a la intrusión salina.
El cultivo del arroz se enfrenta a otros tres desafíos, a saber:
- El cambio climático está reduciendo el valor nutricional del arroz cultivado con métodos tradicionales.
- El rendimiento de los cultivos es cada vez más impredecible, ya que las estaciones lluviosas son más húmedas y las estaciones secas más secas; los estudios muestran que por cada grado Celsius de aumento de la temperatura, el rendimiento puede disminuir en más de un 8%.
- Se estima que la producción mundial de arroz deberá aumentar entre un 15% y un 20% para satisfacer la demanda alimentaria en las próximas décadas, y que deberá cultivarse utilizando menos agua y empleando métodos que produzcan menos metano.
Es evidente que se necesitan enfoques transformadores para aumentar la resiliencia de este cultivo.
Comprender el verdadero costo de la producción de arroz
El arroz tiene un precio, pero más allá de los costos económicos evidentes, existen los costos ambientales. Muchos factores influyen en el precio final del producto cuando llega a las tiendas, pero estos no son específicamente "ambientales".
Cada vez más, se están realizando intentos para traducir estos costos en términos monetarios, por ejemplo, el uso de tierras cultivables para el arroz, los gases de efecto invernadero que emite o la pérdida de biodiversidad que provoca. Esto proporcionaría una indicación mucho más real del "valor" para generar un debate más abierto sobre quién paga estos costos.
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Teniendo en cuenta la importancia económica, nutricional y cultural del arroz, es imperativo reducir estos costos y mejorar la resiliencia del grano. Sin ello, los medios de vida de los agricultores se volverán más precarios y algunos pueden enfrentarse a dificultades para seguir siendo autosuficientes. Esto plantearía un problema, dado el papel fundamental que desempeña el arroz para combatir la malnutrición en las comunidades más pobres.
Casi 560 millones de personas que viven con menos de 1,25 dólares (la medida histórica de la pobreza) residen en zonas productoras de arroz.
Dadas las vulnerabilidades de las cadenas de suministro internacionales e interconectadas, es fundamental encontrar soluciones.
Soluciones para el cultivo del arroz
Modificación y producción
Una ventaja de este cereal es que cuenta con más de 120 000 variedades. Esto sugiere un potencial para la ingeniería genética con el fin de mejorar la resiliencia física y el valor nutricional del arroz. Entre las áreas que se han explorado o se están explorando figuran el mejoramiento de la fotosíntesis, la reducción de las emisiones de metano del cultivo y el aumento de su contenido vitamínico para mejorar sus micronutrientes.
Se está prestando mucha atención a los diferentes métodos de producción, en particular la alternancia de humedecimiento y secado (AWD). Este método permite reducir el impacto ambiental, sobre todo mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (algunos proyectos piloto muestran reducciones de hasta el 70%), el aumento del rendimiento y la mejora de la salud del suelo, lo que a su vez favorece la biodiversidad.
Como su nombre indica, en este método los campos de arroz se inundan, se drenan y se vuelven a inundar, en lugar de simplemente inundarlos al inicio del proceso y dejar que el cultivo crezca. Hasta la fecha, el AWD está mostrando buenos resultados en geografías tan diversas como Arkansas (Estados Unidos), India, Italia y Tailandia.
Vietnam, en particular, se ha convertido en un líder mundial en esta transición. En virtud de un compromiso anunciado por el primer ministro Phạm Minh Chính, el gobierno se ha fijado el objetivo de alcanzar un millón de hectáreas de arroz de bajas emisiones para 2030.
Las primeras pruebas piloto realizadas en siete provincias han dado resultados prometedores, con un aumento de los rendimientos y una reducción de las emisiones, y el país ha comenzado a exportar arroz de bajas emisiones. Este liderazgo pone de relieve cómo los compromisos nacionales pueden catalizar el impulso regional y global.
Las tecnologías digitales y la inteligencia artificial también están facilitando cada vez más esta transición. Herramientas de agricultura de precisión y sistemas de monitoreo digital pueden ayudar a los agricultores a optimizar el uso del agua en el cultivo por AWD y a realizar un seguimiento más preciso de la reducción de emisiones.
Estas tecnologías también refuerzan los sistemas de medición, notificación y verificación, proporcionando los datos necesarios para expandir las prácticas de bajas emisiones.
Difusión de conocimientos
Es esencial compartir las mejores prácticas y los conocimientos. Un ejemplo notable de cooperación internacional es el proyecto tailandés NAMA, que comenzó en 2018 con el apoyo de la agencia alemana de desarrollo, GIZ. En los años transcurridos desde entonces, este proyecto ha contribuido a sensibilizar a los agricultores tailandeses sobre los efectos del cambio climático en el cultivo del arroz.
También se identificaron los retos relacionados con el potencial de adopción de tecnologías de bajas emisiones, lo que sin duda influyó en la segunda fase del proyecto, anunciada en 2024. En esta fase, las autoridades pretenden implementar cambios sistemáticos en la industria alimentaria y desarrollar nuevas medidas de apoyo a los agricultores.
Las empresas siguen estando en una posición ideal para enviar las señales de demanda más fuertes.
”Aprovechar el poder de los consumidores para transformar las cadenas de valor
Se requieren cambios importantes en las cadenas de suministro y de valor. Las prácticas deben cambiar y son los consumidores quienes tienen el poder de hacerlo. En un nivel simplista, un mercado es simplemente oferta y demanda.
Las políticas estatales, ya sea a través de subsidios, restricciones a los productos, aranceles u otras medidas, pueden afectar a la oferta, mientras que los grandes productores y consumidores proporcionan las señales de demanda.
El cultivo del arroz en algunas regiones está cambiando para ser más respetuoso con el medio ambiente, y es necesario fomentar esta tendencia. Los grandes compradores que quieren comprometerse con el abastecimiento sostenible pueden generar mucho impulso, mostrando su interés a lo largo de la cadena de valor, lo que a su vez llega a los agricultores que adoptan prácticas más ecológicas.
Del mismo modo, al vincular la conciencia de los consumidores con las señales de demanda que dan las empresas, también se genera un cambio sistémico.
Han surgido varias iniciativas para apoyar esta tendencia. La coalición First Movers Coalition for Food es una iniciativa global que busca aprovechar la demanda colectiva de sus diferentes partes interesadas para crear un sistema alimentario más sostenible.
Partiendo de la premisa de que ya existen medios para descarbonizar los sistemas alimentarios, pero no la capacidad para implementarlos a gran escala, la coalición reúne a los principales actores con el fin de acelerar el progreso.
Aunque se trata principalmente de una coalición empresarial, cuenta con el apoyo de socios —entre ellos, los gobiernos de Tailandia y los Emiratos Árabes Unidos, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y la Universidad de Tokio— que aportan conocimientos y recursos adicionales.
Otro socio de la First Movers Coalition for Food es el Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz, que trabaja en diversas áreas y con numerosos gobiernos y organismos. El alcance de su investigación es considerable y abarca desde la tecnología y las técnicas de cultivo hasta colaboraciones con los agricultores para cambiar las prácticas agrícolas y promover el uso de herramientas digitales. Al mismo tiempo, ofrece conocimientos y experiencia para ampliar las soluciones.
Las empresas siguen estando en una posición ideal para enviar las señales de demanda más fuertes. Recientemente, la cadena minorista DFI Retail Group anunció un contracto de cinco años con la empresa exportadora de arroz tailandesa Toumi Foods and Product Co. Ltd para comprar arroz con bajas emisiones de carbono. El arroz es el resultado de un programa de cultivo que recientemente ha ganado un premio de la ONU por su contribución al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 13: Acción por el clima.
Del mismo modo, el productor mundial de arroz Tilda (parte de Ebro Foods) inició en 2021 su Proyecto de Agricultura Sostenible, con el fin de crear una cadena de suministro de arroz sostenible. Su objetivo es animar a sus agricultores de arroz basmati a cambiar a métodos de producción respetuosos con el clima, así como al resto de agricultores que no suministran a la empresa.
Medir y reducir la huella de carbono del arroz
Otra área que está ganando terreno es la contabilidad del carbono. Esta ofrece una visión más precisa del "costo" real de los alimentos al medir su huella de gases de efecto invernadero. Un cultivo que requiere gran cantidad de agua y produce altos niveles de metano, como el arroz, tendrá, lamentablemente, un costo elevado.
Esto subraya una vez más la necesidad de desarrollar nuevas variedades y explorar técnicas agrícolas alternativas que ayuden a reducir esta huella de carbono.
Uno de los objetivos principales de la First Movers Coalition for Food es encontrar formas de reducir las emisiones de metano, disminuir el uso de agua para el riego y aumentar los rendimientos.
Como parte de su iniciativa Decarbonizing Rice, el socio Temasek Life Sciences Laboratory está combinando una serie de enfoques —gestión sostenible del agua, mejora del microbioma del suelo, desarrollo de variedades de arroz resilientes al clima y mejora de la fertirrigación— para crear un cultivo más resiliente y respetuoso con el clima.
Como resultado de los ensayos realizados en India y Singapur, la iniciativa ha registrado reducciones de las emisiones de metano de entre el 20% y el 50%, ha reducido el consumo de agua en casi un 50% y ha aumentado el rendimiento entre un 5% y un 10%.
En Estados Unidos, Indigo Ag tiene la visión de utilizar la agricultura para crear soluciones escalables que resuelvan problemas apremiantes para los agricultores y las empresas agrícolas, además de satisfacer la demanda de las corporaciones que buscan soluciones sostenibles.
La empresa está llevando a cabo programas piloto en todo Estados Unidos, centrados en áreas como ayudar a los agricultores a mejorar la salud del suelo y sus ganancias, proteger el medio ambiente mediante la reducción y eliminación de gases de efecto invernadero, y mejorar la calidad, la cantidad y la trazabilidad de los alimentos.
Con un enfoque diferente, Bayer está llevando a cabo su Programa de Carbono del Arroz en 11 estados de la India. A principios de este año, la empresa anunció el primer tramo de créditos de carbono procedentes de miles de agricultores que están aplicando prácticas regenerativas, concretamente la técnica AWD y el "arroz de siembra directa", que, al igual que la AWD, ha demostrado reducir significativamente las emisiones de metano.
Los mercados de carbono y la financiación climática están desempeñando un papel fundamental en la aceleración de la transición hacia un arroz con bajas emisiones. Al generar créditos de carbono verificados, los agricultores pueden acceder a nuevas fuentes de ingresos, lo que contribuye a reducir el riesgo de la adopción de prácticas sostenibles.
Movilizar esta financiación a gran escala será clave para garantizar que los beneficios ambientales de prácticas como la AWD y la siembra directa se traduzcan también en beneficios económicos duraderos para los productores.
Por qué la transformación de los sistemas alimentarios (y del arroz) requiere colaboración
Todo esto apunta a una poderosa combinación de investigación científica y alianzas con los productores de arroz, sus respectivos gobiernos y el sector privado. Para lograr avances, es esencial una amplia colaboración.
Como han demostrado las primeras incursiones en las prácticas agrícolas regenerativas, introducir cambios puede ser costoso y arriesgado. No se puede ni se debe esperar que un solo elemento de la cadena de suministro, especialmente los agricultores, soporte toda esta carga.
Pero no se puede dejar fuera de la ecuación al agricultor y, como subrayan los ejemplos anteriores, este ocupa un lugar central en los nuevos programas e iniciativas. Esto ayuda a mitigar el riesgo de que el enfoque se centre en el clima y la naturaleza, en lugar de en los objetivos sociales.
De hecho, los tres son necesarios, lo que subraya la importancia de la inclusión para que el cultivo del arroz sea más resiliente y menos costoso.
Para descarbonizar verdaderamente la producción, es necesario un enfoque holístico que involucre diversas técnicas y partes interesadas, tanto para lograr el cambio como para distribuir el riesgo y el costo.
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