Alimentación y Agua

Cómo la trazabilidad puede revelar las pérdidas y el desperdicio en nuestros sistemas alimentarios

Trabajadores procesan residuos alimentarios en Dubái, Emiratos Árabes Unidos.

Trabajadores procesan residuos alimentarios en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Image: Reuters/Nabila Eltigi

Wesley Spindler
Managing Director, Global Sustainability Leadership, Accenture
Luna Atamian Hahn-Petersen
Senior manager sustainability strategy, Accenture
Sadaf Hosseini
Head of Growth, Partnerships and Innovation Ecosystems, UpLink, World Economic Forum
Este artículo es parte de: Centro para la Naturaleza y el Clima
  • La producción de alimentos debe aumentar para satisfacer las necesidades de una población mundial en crecimiento; sin embargo, cada año se pierde o se desperdicia un tercio de los alimentos.
  • Mejorar la trazabilidad de los alimentos podría ayudar a frenar este desperdicio y a reducir su costo económico, social y ambiental.
  • Integrar los sistemas de trazabilidad con las tecnologías emergentes puede ayudar a prevenir la pérdida y el desperdicio de alimentos, mejorar la eficiencia del sistema alimentario y crear un sistema alimentario más sostenible.

La industria alimentaria es uno de los sectores más grandes y vitales, que alimenta a más de 8000 millones de personas y emplea a la mitad de la fuerza laboral mundial. Sin embargo, se enfrenta a importantes desafíos, entre los que se incluyen el aumento de la demanda, la degradación del medio ambiente y los problemas de seguridad alimentaria.

Uno de los problemas más graves e urgentes que se plantean en el marco de estos desafíos son las pérdidas y el desperdicio de alimentos (PDA). Las pérdidas de alimentos se refieren a los alimentos comestibles que se desechan a lo largo de la cadena de suministro antes de llegar a los consumidores, mientras que el desperdicio de alimentos se produce en la etapa de consumo, por ejemplo, en el comercio minorista y en los hogares. Las PDA no solo representan un obstáculo crítico, sino también una oportunidad clave para combatir el cambio climático.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos en el mondo —alrededor de 1300 millones de toneladas— se pierden o desperdician cada año. Esto no es solo un problema económico y humanitario, teniendo en cuenta los millones de personas que padecen hambre, sino también un problema ambiental.

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El resultado directo de estas pérdidas y desperdicios alimentarios significa que se podría evitar entre el 30% y el 40% del uso mundial de tierras agrícolas y agua, de insumos químicos y de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Si las PDA fueran un país, serían el tercer mayor emisor de GEI después de Estados Unidos y China.

Abordar este problema a lo largo de toda la cadena de suministro requiere soluciones innovadoras. La trazabilidad está demostrando ser un factor clave para ello. Además de ser esencial para garantizar la seguridad alimentaria, la trazabilidad tiene un impacto aún mayor cuando se combina con las tecnologías emergentes. Esto mejora la eficiencia de la cadena de suministro, previene el desperdicio y allana el camino hacia un sistema alimentario más sostenible.

¿Qué es la trazabilidad alimentaria?

La trazabilidad alimentaria es la capacidad de rastrear cualquier alimento o ingrediente a lo largo de todas las etapas de producción, procesamiento y distribución.

A menudo hablamos de trazabilidad en términos de sistemas, refiriéndonos al conjunto de datos y operaciones que permiten mantener información importante sobre un producto y sus componentes a lo largo de su producción y uso. Esto incluye datos (por ejemplo, la ubicación), identificadores únicos (por ejemplo, códigos de barras o etiquetas de identificación por radiofrecuencia [RFID]), sensores y sistemas digitales (por ejemplo, blockchain) que almacenan y registran la información.

La trazabilidad permite garantizar la seguridad alimentaria al identificar y retirar rápidamente los productos contaminados (lo que se conoce como retirada de productos), protegiendo así la salud pública y cumpliendo con la normativa vigente en materia de seguridad alimentaria. También es un factor clave para que las empresas puedan verificar la sostenibilidad de sus productos (por ejemplo, su origen sostenible) y satisfacer así la demanda de transparencia de los consumidores.

Además de garantizar la seguridad y la transparencia, la trazabilidad de los alimentos también puede ayudar a los participantes en la cadena de suministro a identificar posibles ineficiencias que provocan el desperdicio de alimentos.

El desafío global de las pérdidas y el desperdicio de alimentos

Se estima que las pérdidas y el desperdicio de alimentos (PDA) suponen un costo anual de 1 billón de dólares para la economía global y afectan a todas las partes de la cadena de suministro de alimentos. Para los productores, esto significa la pérdida de inversiones en mano de obra e insumos agrícolas para cultivos que nunca llegan a los consumidores. Para los minoristas, esto se traduce en mayores costos de descarte y una previsión ineficiente de la demanda.

Abordar las PDA puede generar valor en todo el sistema alimentario, comenzando por comprender dónde y por qué se pierden o desperdician los alimentos.

En la parte inicial de la cadena de suministro, el 13% de los alimentos se pierden antes de llegar a los minoristas – una cifra que es aún mayor en el caso de los productos perecederos, como las frutas y verduras. Las deficiencias en el almacenamiento, la manipulación y el transporte, especialmente en los países en desarrollo, son factores que contribuyen a ello. En el caso de los productos sensibles a la temperatura, una de las principales causas del deterioro prematuro es el almacenamiento inadecuado en la cadena de frío.

En fases posteriores de la cadena, es decir, en el comercio minorista, los servicios de restauración y los hogares, se desperdicia otro 19% de los alimentos. Esto se debe a varias razones, como el exceso de existencias, los estrictos estándares de presentabilidad que llevan a los minoristas a desechar frutas y verduras comestibles, y las compras excesivas de los consumidores, especialmente en los países desarrollados.

Las decisiones en las fases iniciales determinan los resultados posteriores, desde la calidad hasta la vida útil. Reducir las PDA requiere no solo la colaboración entre proveedores y minoristas, sino también visibilidad en tiempo real y responsabilidad compartida en toda la cadena de valor. Gracias a la trazabilidad, obtenemos la información necesaria para actuar con mayor rapidez, prevenir el desperdicio antes de que se produzca y crear un sistema alimentario verdaderamente eficiente y resiliente.

—Rosemary Brotchie, directora sénior de Salud y Sostenibilidad, Consumer Goods Forum
Rosemary Brotchie, directora sénior de Salud y Sostenibilidad, Consumer Goods Forum

Sin embargo, se están realizando esfuerzos para abordar las PDA, entre ellos el objetivo mundial de la ONU para 2030 en materia de desperdicio de alimentos. Si bien la mayoría de las regulaciones dan prioridad al desperdicio de alimentos en las etapas posteriores de la cadena, la reciente regulación de la UE y diversas iniciativas voluntarias a nivel mundial, como la iniciativa 10x20x30 de World Resources Institute, están Impulsando el progreso en la reducción de las pérdidas en las etapas iniciales.

Trazabilidad y tecnología: herramientas contra las pérdidas y el desperdicio

Para abordar el problema de las PDA, es necesario identificar las ineficiencias en la cadena de suministro, donde la trazabilidad puede jugar un papel fundamental. Al proporcionar un acceso oportuno y preciso a los datos operativos relevantes de todos los actores, la trazabilidad proporciona visibilidad sobre "dónde", "cuándo" y "cómo" se mueven los alimentos.

Cuando integran tecnologías emergentes, los sistemas de trazabilidad se vuelven mucho más potentes. Innovaciones como el Internet de las cosas (IoT), los sensores alimentarios y la inteligencia artificial (IA) generan datos más completos y en tiempo real, y proporcionan información útil que permite a las empresas tomar decisiones más rápidas e inteligentes para evitar las PDA.

Por ejemplo, los sensores habilitados para IoT pueden monitorear la temperatura y la humedad en tiempo real durante el almacenamiento y el transporte, y alertar sobre problemas para permitir intervenciones oportunas que eviten el deterioro. Del mismo modo, las tecnologías de detección de alimentos, como las imágenes hiperespectrales, aumentan la precisión de los controles de calidad durante las inspecciones alimentarias; combinadas con la IA, permiten detectar problemas de forma temprana y realizar análisis predictivos de la vida útil.

Se estima que para 2030, las pérdidas y el desperdicio de alimentos podrían alcanzar los 2100 millones de toneladas. Existe una enorme oportunidad para utilizar la tecnología con el fin de mitigar parte de esta pérdida. Herramientas como las etiquetas RFID, que utilizan sensores para rastrear los productos en tiempo real, permiten visibilizar toda la cadena de suministro y ayudan a las empresas a reducir la sobreproducción, simplificar las retiradas de productos y reducir los residuos.

—Debbie Shakespeare, directora sénior de Sostenibilidad, Avery Dennison
Debbie Shakespeare, directora sénior de Sostenibilidad, Avery Dennison

Para aprovechar al máximo el potencial de estas innovaciones, la tecnología por sí sola no basta; es fundamental la colaboración y, sobre todo, el intercambio de datos. La creación de un sistema alimentario más transparente, eficiente y responsable depende de alianzas más sólidas a lo largo de toda la cadena de valor, desde los productores hasta los distribuidores y minoristas.

La red Circular Accelerator Network, una iniciativa conjunta de Accenture, el Foro Económico Mundial y UpLink, colabora con startups y partes interesadas para abordar las pérdidas de alimentos utilizando trazabilidad y tecnologías emergentes.

Food Innovators Network, parte de la iniciativa global Food Innovation Hubs del Foro Económico Mundial, conecta a más de 200 innovadores globales, incluidos expertos, emprendedores y agricultores. Este programa fomenta un espacio dinámico para la creación de redes y el intercambio de conocimientos, centrándose actualmente en la innovación en proteínas y la preparación de datos para los sistemas alimentarios.

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