Los aranceles vuelven a acaparar titulares: las noticias económicas que debes leer

La política estadounidense sigue siendo una fuente importante de incertidumbre para la economía global.

Pero a medida que otros países responden, están surgiendo señales de una transformación más profunda y de una reconfiguración de los flujos comerciales y financieros globales.

El 9 de julio marcó el final de una pausa de 90 días en las drásticas medidas arancelarias propuestas por Estados Unidos, que habían desencadenado turbulencia en los mercados tras su anuncio en abril. Aunque la pausa se extendió hasta el 1 de agosto, las esperanzas de una desescalada se desvanecieron después de que Estados Unidos anunciara nuevos aranceles para más de 20 países, en línea con las propuestas iniciales de abril.

Entre ellas se incluye la renovada amenaza de un arancel del 35% sobre las importaciones procedentes de Canadá, un arancel del 30% sobre las importaciones procedentes de la UE y México, un arancel del 25% sobre las importaciones procedentes de Japón y Corea del Sur, y un posible arancel del 50% sobre todas las importaciones procedentes de Brasil. La administración estadounidense también anunció nuevos gravámenes sobre el cobre importado e insinuó un arancel del 200% sobre las importaciones farmacéuticas si los productores estadounidenses no trasladan la producción de vuelta a EE. UU. en un periodo de transición no especificado.

Es de destacar que los anuncios no provocaron una repetición de la agitación bursátil de abril.

El índice S&P 500 solo cayó un 0,2%, mientras que los mercados de Japón y Corea del Sur registraron incluso ligeras subidas, lo que refleja el escepticismo del mercado sobre la posibilidad de que se apliquen todas las medidas comerciales anunciadas. Sin embargo, ahora que los inversores se enfrentan a un frente arancelario cada vez más amplio, esa relativa calma podría ponerse a prueba a medida que se evalúen las implicaciones de una nueva escalada.

Lo que sucederá a continuación sigue siendo incierto. Si bien los socios comerciales pueden buscar acuerdos bilaterales con EE. UU. para evitar las medidas más duras, algunos analistas han expresado su preocupación de que las moderadas reacciones del mercado puedan alentar a los responsables políticos estadounidenses a intensificar aún más las medidas, lo que podría provocar disrupciones más graves en el futuro. Lo que parece claro es que la incertidumbre política está interactuando ahora con un realineamiento económico mundial más amplio, cuyas consecuencias aún están por verse.

Ante la relativa estabilidad de los mercados, muchos gobiernos han comenzado a ajustar su rumbo para hacer frente a la mayor incertidumbre política y a la perspectiva de una disrupción significativa. Estos esfuerzos no solo tienen por objeto mitigar el impacto de los aranceles anunciados, sino también navegar por una economía global cada vez más fragmentada.

Canadá, por ejemplo, ha acelerado las negociaciones comerciales con la ASEAN en un intento por reducir su dependencia del mercado estadounidense. En toda Asia, países como Corea del Sur, Indonesia y Vietnam están buscando activamente nuevos acuerdos comerciales y fortaleciendo los lazos económicos con socios como la UE y Australia; Indonesia estaría a punto de cerrar un acuerdo que eliminaría la mayoría de los aranceles con la UE.

Estas medidas reflejan una tendencia más amplia: la reconfiguración de los flujos comerciales en función de consideraciones estratégicas que van más allá de los aranceles. Datos comerciales recientes ponen de relieve los cambios estructurales que se están produciendo.

El comercio mundial se recuperó en unos 300 000 millones de dólares en el primer semestre de 2025, gracias al fuerte impulso de las importaciones estadounidenses y las exportaciones de la UE. Sin embargo, aunque el panorama general es alentador, la mayor parte de las ganancias se registraron en las economías desarrolladas, mientras que las exportaciones de los países en desarrollo y los flujos Sur-Sur se mantuvieron relativamente débiles. Los datos también apuntan a una disminución de la concentración del comercio y a un aumento del nearshoring, lo que indica un alejamiento gradual de las redes de producción hipercentralizadas hacia una diversificación de las relaciones comerciales y una mayor alineación política. La divergencia de las políticas industriales y los riesgos geopolíticos solo reforzarán esta dinámica.

Los mercados cambiarios también están comenzando a reflejar el nuevo panorama mundial. A pesar del aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, el dólar se ha debilitado, mientras que el euro ha ganado terreno, respaldado por nuevos esfuerzos para profundizar la integración fiscal dentro de la UE y el creciente interés de los inversores en alternativas más estables. Las señales monetarias se filtran cada vez más a través de un prisma de alineamiento estratégico y resiliencia. Algunos responsables políticos europeos han descrito el entorno actual como un «momento global del euro», es decir, una oportunidad para reforzar el papel internacional de la moneda en un momento en que la confianza en el dólar se deteriora.

Los desequilibrios también se hacen más evidentes en términos de acceso al capital. Mientras que las economías avanzadas siguen ampliando sus déficits y aplicando intervenciones fiscales a gran escala, muchos países de bajos ingresos se enfrentan a condiciones más restrictivas y al aumento de los costos del servicio de la deuda. En respuesta a esta situación, crece el impulso en torno a la necesidad de adoptar enfoques multilaterales más coordinados; recientemente se presentó el Compromiso de Sevilla en la cumbre sobre la financiación para el desarrollo celebrada en esa ciudad, en el que se establecen nuevos instrumentos para el alivio de la deuda y una mayor participación de la sociedad civil y los agentes locales en la gobernanza financiera.