La salud de la mujer es una oportunidad de 1 billón de dólares que exige una mayor inversión

Invertir en la salud de la mujer nos permite mejorar los resultados sanitarios, aumentar la productividad y garantizar una vida más larga a la mitad de la población mundial. Resulta por tanto incomprensible que la salud de las mujeres, que durante tanto tiempo ha estado insuficientemente representada y subfinanciada, se considere a menudo una cuestión secundaria.

En la Reunión Anual 2025 del Foro Económico Mundial en Davos, los debates sobre la salud de la mujer cobraron impulso a lo largo de toda la semana, consolidando los logros de años anteriores. Un ejemplo de ello fue una sesión privada titulada "Priorizar la salud de la mujer: compromiso con un futuro mejor y más próspero", o incluso un evento que organizamos al margen del programa oficial del Foro en Goals House sobre "Atención sanitaria: construir un futuro sostenible mediante la automatización y la inteligencia artificial", en los que la salud de las mujeres ocupó un lugar destacado.

Durante los eventos sobre salud femenina en Davos en los que tuve el privilegio de participar, surgió un tema central: la salud de la mujer puede estar finalmente ganando reconocimiento, pero el reconocimiento por sí solo no impulsará el cambio; para ello se necesita inversión.

Las barreras a las que se enfrentan las mujeres en todo el mundo son especialmente evidentes en el ámbito de la atención sanitaria, donde la falta de inversión sigue siendo un grave problema. A pesar de que las mujeres representan el 49,7% de la población mundial y son las principales responsables del cuidado de sus familias, la salud femenina solo recibe el 5% de la financiación mundial destinada a investigación y desarrollo (I+D) en salud.

Hablando de I+D, solo en 1993 se exigió que las mujeres fueran incluidas en los ensayos clínicos en Estados Unidos, lo que explica por qué las mujeres sufren el doble de efectos adversos que los hombres con los medicamentos aprobados. Cuestiones como estas contribuyen a que los resultados sanitarios de las mujeres sean peores, a pesar de que los gastos en salud de las mujeres trabajadoras en Estados Unidos son, en promedio, un 18% superiores a los de los hombres.

La salud de la mujer no es solo una cuestión moral o social, sino también económica. Según un informe de McKinsey, la salud de las mujeres representa una oportunidad anual de 1 billón de dólares para la economía global en 2040, con el potencial de generar beneficios multigeneracionales – desde mejores resultados sanitarios hasta una mayor participación en la fuerza laboral y un mayor crecimiento económico.

Se necesitan medidas inmediatas para contrarrestar las percepciones obsoletas que restringen la asignación de capital y dificultan la expansión y la innovación de las empresas en este ámbito.

Uno de los avances más emocionantes en materia de salud es el uso de la inteligencia artificial (IA), que promete importantes beneficios para la salud de la mujer. La IA ya está transformando el diagnóstico, el tratamiento y el acceso a la atención médica, abordando deficiencias de larga data en la investigación y la prestación de servicios.

La IA permite detectar de forma más temprana y precisa enfermedades como el cáncer de mama y de ovario, y ofrece tratamientos personalizados para la salud reproductiva, además de contribuir a reducir la brecha de género en materia de datos para mejorar la investigación médica específica para la mujer.

Por ejemplo, Solis Mammography ha incorporado activamente la IA en su flujo de trabajo diagnóstico y operativo para mejorar la precisión y la eficiencia de las pruebas de detección del cáncer de mama, así como la experiencia de las pacientes. A través de asistentes virtuales y telesalud basados en IA, también se amplía el acceso a la atención médica, especialmente en regiones desatendidas.

Sin embargo, sacar todo el potencial de la IA en la salud de la mujer requerirá más inversión – y no solo en innovación en soluciones de IA y en la infraestructura necesaria para apoyar su crecimiento, sino también en la calidad de los datos (concretamente, datos no sesgados sobre la salud de la mujer) para entrenar estos sistemas de IA.

Si bien la inversión de capital de riesgo ha impulsado la innovación en las primeras fases de la salud de la mujer, el capital para las fases posteriores sigue siendo escaso. Por ello, muchos negocios prometedores tienen dificultades para crecer, lo que deja importantes lagunas en la atención, el acceso y la innovación.

Es precisamente aquí donde los inversores a largo plazo, como Mubadala, pueden marcar la diferencia. Con una escala y un horizonte de inversión que les permite desplegar capital a lo largo de todo el ciclo, los inversores pueden centrarse en respaldar a las empresas en todas las fases de su crecimiento para garantizar un impacto global a largo plazo, al tiempo que obtienen rendimientos financieros atractivos y sostenibles.

En Mubadala, nuestro equipo de capital privado, del que soy codirectora, se esfuerza por jugar un papel más importante en la provisión de capital en fases avanzadas para ayudar a las empresas con una trayectoria probada, gestores talentosos y vientos favorables a largo plazo a crecer y ampliar su alcance a más pacientes.

Por ejemplo, el año pasado, nuestro equipo de salud realizó su primera inversión en el mercado indio al adquirir una participación en Manipal Health Enterprises (Manipal). Manipal, una de las principal redes de salud de India, ofrece atención médica asequible y de alta calidad a través de su red de atención terciaria y multiespecializada.

Con aproximadamente 7 millones de pacientes al año, Manipal gestiona 37 hospitales en todo el país y cuenta con más de 5000 médicos, lo que la convierte en la mayor cadena hospitalaria de India por número de camas. La amplia oferta de servicios de Manipal incluye opciones de salud para la mujer, desde fertilidad y atención ginecológica hasta servicios de maternidad prestados a través de su red.

La salud de la mujer ya ha despertado un gran interés entre los participantes en el mercado de capital privado, emergiendo como un tema de inversión atractivo debido a su potencial de crecimiento en el mercado, el aumento del número de activos en los que se puede invertir y la evidencia de una sólida rentabilidad financiera.

En los últimos años, los participantes en el mercado de capital privado han estado muy activos en áreas como las clínicas y los servicios de fertilidad, los productos farmacéuticos especializados en anticonceptivos e infertilidad y la tecnología médica para la fecundación in vitro.

La actividad de fusiones y adquisiciones en el sector de salud femenina ha estado impulsada en gran medida por la consolidación liderada por el capital privado, especialmente en los servicios, con más de 80 000 millones de dólares de capital invertido y más de 300 operaciones de compra en diversos subsegmentos solo en los últimos cuatro años, según un estudio exclusivo que hemos realizado sobre salud femenina junto con una consultora asociada. Estas operaciones han generado un rendimiento medio estimado de aproximadamente 2,0 veces el capital invertido (MOIC) en un periodo de 4-5 años, en línea con el sector del capital privado en general.

Si bien la actividad de inversión de capital privado en la salud de la mujer se ha centrado en gran medida en oportunidades relacionadas con la salud reproductiva femenina, también vemos un universo mucho más amplio de oportunidades más allá de ese ámbito.

Las empresas farmacéuticas son cada vez más conscientes de las afecciones que afectan de forma única, diferente o desproporcionada a las mujeres, como las enfermedades cardiovasculares (que a menudo se presentan de forma diferente en las mujeres), la osteoporosis (que afecta de forma desproporcionada a las mujeres después de la menopausia) y los trastornos autoinmunitarios (mucho más comunes en las mujeres). También se presta cada vez más atención a afecciones exclusivas de las mujeres, como la endometriosis y el síndrome de ovulación poliquística, que durante mucho tiempo han sido poco investigadas y tratadas.

Cada vez más empresas dedicadas a la salud de la mujer, tanto en el sector farmacéutico como en el de los servicios, están abordando una multitud de cuestiones relacionadas con la menopausia. También existe un interés creciente por los centros de bienestar exclusivos para mujeres. Por ejemplo, M42, una empresa de Mubadala y el mayor proveedor de atención sanitaria de Oriente Medio, ha lanzado recientemente el Laha Wellness Hub, una clínica dedicada a la salud preventiva de la mujer que se centra en la menopausia, la fertilidad y la educación sanitaria integral.

Por último, aunque los fondos de capital privado y el capital privado en general son fuentes importantes de inversión, esta es solo una pieza de un rompecabezas mucho más grande. Si queremos conseguir la financiación necesaria para cerrar la brecha en salud de la mujer, necesitamos un esfuerzo concertado por parte de los responsables políticos, los proveedores de atención medica, los actores no gubernamentales y los inversores.

Los responsables políticos deben implementar incentivos fiscales y económicos para las empresas que invierten en la salud de las mujeres. Los proveedores de atención médica deben integrar datos específicos de género en sus protocolos de investigación y tratamiento, mientras que los inversores deben reconocer el inmenso valor y los beneficios de invertir en iniciativas de salud para las mujeres y comprometerse activamente con las oportunidades disponibles.

Cada uno de nosotros tiene un papel que jugar y ahora es el momento de actuar. Juntos, podemos construir un futuro más saludable, equitativo e inclusivo para la salud de las mujeres.