Tecnologías emergentes

Cómo la agetech puede aliviar las cargas de cuidado y revitalizar la economía de la longevidad

La tecnología para personas mayores (agetech) es un producto o servicio que mejora la capacidad funcional, la seguridad financiera o la participación social de los adultos mayores.

La tecnología para personas mayores (agetech) es un producto o servicio que mejora la capacidad funcional, la seguridad económica o la participación social de los adultos mayores.

Image: Getty Images/iStockphoto

  • La población mundial está envejeciendo, pero la innovación relacionada con el envejecimiento no avanza al mismo ritmo.
  • A pesar del crecimiento del sector de tecnología para personas mayores (agetech), existen barreras estructurales que impiden su adopción a gran escala.
  • Cuatro fundadores de startups de agetech comparten ideas sobre cómo implementar de forma efectiva soluciones muy necesarias.

Una noche, recibí una llamada de una amiga que vive lejos: “Mi padre tuvo un infarto. Después de un mes en el hospital, volvió a casa y, de la noche a la mañana, me convertí en coordinadora de cuidados a tiempo completo. Trámite tras trámite con el seguro, horarios de rehabilitación y organización de cuidadores consumen mis días. Agoté mis días de vacaciones en el trabajo, me perdí los partidos de fútbol de mis hijos y sentí la culpa de no poder estar presente del todo. Ahora no dejo de pensar en mi propio futuro financiero y de salud”.

¿Te suena familiar? Si prestas atención, vas a escuchar historias como esta en todas partes. Incluso quienes trabajamos en el ámbito de la longevidad, con experiencia y redes de contacto, muchas veces nos sentimos perdidos, revisando listas de contactos, correos y recomendaciones indirectas para tratar de armar un sistema de apoyo fragmentado para nuestros seres queridos.

El problema es evidente: existe innovación en el ámbito del envejecimiento, pero no llega a nuestras realidades cotidianas. ¿Por qué?

Para 2050, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, y la esperanza de vida global alcanzará un promedio de 77,2 años, un aumento de más de tres décadas en un siglo. Entre 2015 y 2050, la proporción de personas mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12 % al 22 %. Pero ¿la innovación está avanzando al ritmo de este cambio demográfico? ¿Cómo puede la tecnología abrir oportunidades en la economía de la longevidad y qué barreras deben superarse?

La esperanza de vida global alcanzará los 77 años para 2050.
La esperanza de vida global alcanzará los 77 años para 2050. Image: ONU

El potencial de la tecnología para personas mayores

La tecnología para personas mayores, o agetech, se refiere a cualquier producto o servicio que mejore de forma medible la capacidad funcional, la seguridad financiera o la participación social de los adultos mayores. Promueve el envejecimiento en el propio hogar y aborda problemas sistémicos como el agotamiento de cuidadores y las pensiones insuficientes.

Las implicancias económicas son enormes: frenar las enfermedades relacionadas con la edad para aumentar la esperanza de vida en un año tiene un valor estimado de 38 billones de dólares, y en diez años, de 367 billones, lo que contribuiría significativamente al crecimiento económico a largo plazo.

A pesar de este potencial económico, los adultos mayores siguen siendo un grupo desatendido: se proyecta que las personas de 50 años o más gastarán más de 120.000 millones de dólares en tecnología para 2030, pero el 68 % siente que las soluciones actuales no están pensadas para ellos. ¿A qué se debe esta desconexión?

Perspectivas de empresarios tecnológicos

Cuatro fundadores de empresas de agetech —Bettina Hein (Juli), Garrett Sprague (Smplicare), Lily Vittayarukskul (Waterlily) y Mark Edwards (ViewMind)— destacan una paradoja: mientras los avances técnicos se aceleran, las barreras estructurales —desde sistemas de salud fragmentados hasta la falta de incentivos— limitan su alcance.

Los sistemas fragmentados y los incentivos desalineados siguen siendo un desafío central. Como señala Bettina Hein, las herramientas de salud preventiva enfrentan dificultades porque la financiación prioriza la atención aguda por sobre la prevención. Juli, su plataforma para condiciones crónicas, busca cerrar esa brecha mediante un diseño centrado en el usuario y la interoperabilidad, pero la colaboración sistémica es clave. La complejidad operativa también reduce el impacto: incluso las herramientas eficaces fallan cuando deben coordinar cuidadores, hospitales, aseguradoras y familias.

La fricción regulatoria agrava el problema. Lily Vittayarukskul sostiene que las barreras a la innovación son “menos técnicas que estructurales”. Restricciones regulatorias como las propuestas de la SEC sobre inteligencia artificial y análisis predictivo, aunque buscan reducir sesgos y riesgos, pueden obstaculizar herramientas de predicción útiles. La compra cautelosa y los entornos con alta carga de cumplimiento normativo desincentivan la participación de startups.

Los malentendidos agravan estos desafíos: muchos suponen que los sistemas públicos cubren el cuidado a largo plazo, lo que retrasa la preparación hasta que surgen las crisis. Las barreras emocionales son igualmente críticas: las familias se resisten a enfrentar el envejecimiento. La empresa de Vittayarukskul, Waterlily, aborda este problema integrando herramientas de planificación dentro de relaciones de asesoría financiera de confianza, alineando la previsión financiera con las decisiones de salud, creando valor personal inmediato mientras construye evidencia para el reembolso.

La prevención ofrece un camino claro hacia el futuro. Garrett Sprague, cofundador de Smplicare, señala que la prevención es reconocida, pero rara vez se integra en la economía de la salud. Smplicare redujo el miedo a las caídas en un 35% en un piloto de intervención temprana que utiliza inteligencia artificial para detectar el deterioro relacionado con la movilidad. “Se trata de brindar la atención adecuada en el momento adecuado”, dice, instando a los responsables de políticas a alinear los incentivos con la prevención. Mark Edwards coincide: los diagnósticos de movimiento ocular de ViewMind mejoran la salud del cerebro, uno de los principales problemas de la longevidad. Pero se requieren cambios sistémicos: “Solo el 3 % del gasto en salud está destinado a la prevención, frente al 97 % destinado al tratamiento”, señala, subrayando que la adopción de dispositivos portátiles demuestra la demanda de los usuarios por tomar control de su salud.

Impulsando la agetech

  • Los responsables de políticas públicas pueden facilitar pilotos más rápidos, agilizar las adquisiciones para tecnologías en etapas tempranas y recompensar la prevención en los modelos de reembolso. Vittayarukskul recomienda un enfoque de “comenzar pequeño, escalar rápido” para equilibrar el tiempo de crecimiento de las startups con la supervisión pública y la debida diligencia.
  • Los inversionistas pueden financiar modelos híbridos que mezclen accesibilidad e impacto, ayudando a las startups a navegar en entornos de toma de decisiones más lentos. Como señala Sprague, muchas soluciones de alto valor están diseñadas a precios asequibles para garantizar su accesibilidad, y el apoyo temprano de los inversionistas es clave para hacer viables estos modelos.
  • Los socios estratégicos, como las aseguradoras y las empresas farmacéuticas, pueden ampliar su alcance al integrar la tecnología para personas mayores en estrategias más amplias de atención y participación. Edwards señala que la lenta respuesta del sector de la longevidad a las prioridades del consumidor podría abrir mayores oportunidades para las grandes empresas tecnológicas en el cuidado preventivo. Esto podría permitir positivamente asociaciones que mezclen las fortalezas clínicas y tecnológicas.
  • Los fundadores de startups deben innovar para sortear las barreras estructurales. Hein aconseja centrarse en áreas donde los incentivos estén alineados, priorizando soluciones de bajo riesgo para ganar tracción inicial. Otra estrategia que mencionó: colaborar con innovadores en empresas y países dispuestos a reducir las barreras para los proyectos piloto. Por encima de todo, los fundadores deben anticipar la complejidad regulatoria, que consume mucho tiempo, y abrazar el progreso incremental, viendo los “pequeños avances” como una base esencial para escalar. Sprague también señala que, para mantenerse enfocados en la misión y ser financieramente viables, las empresas deberían considerar soluciones principales de bajo costo y escalables, acompañadas de complementos modulares con márgenes más altos. Esta estructura flexible evita los rígidos niveles de precios del SaaS tradicional B2B, permitiendo la adaptación a las diversas necesidades de los clientes mientras se cumplen las expectativas de los inversionistas.
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En última instancia, el éxito depende de incentivos alineados y prioridades compartidas. Como advierte el informe Future-Proofing the Longevity Economy: “La cuestión no es si el cambio llegará, sino si los actores involucrados lo moldearán o se verán obligados a reaccionar ante él”. Al colaborar a través de sectores, los actores pueden garantizar que las soluciones de agetech ofrezcan innovación junto con inclusión, impacto y resiliencia. ¿El objetivo? Transformar las historias fragmentadas de cuidado en narrativas de empoderamiento, donde la longevidad se encuentra con oportunidades y dignidad.

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