Por qué la electrificación y la eficiencia son las dos claves para alcanzar las emisiones netas cero

El año 2025 representa un punto crucial en el camino hacia las emisiones netas cero. No solo marca el décimo aniversario del Acuerdo de París, sino que los científicos climáticos advierten que para este año las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) deben comenzar a disminuir para mantenerse en el camino de limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Después de eso, las emisiones deben reducirse significativamente para cumplir con nuestros objetivos climáticos.

No sabremos hasta el próximo año si las emisiones de GEI ya han alcanzado su punto máximo. Sin embargo, está claro que, para mantenerse dentro del límite de 1,5 °C, se necesita una acción urgente para acelerar la transición de los combustibles fósiles a fuentes de energía renovables y de bajas emisiones de carbono, así como para acelerar la implementación de tecnologías que mejoren la eficiencia energética.

Uno de los desafíos más grandes y urgentes es expandir y modernizar las redes eléctricas. En muchos países, la infraestructura energética es antigua e inadecuada, mientras que en otros hay una gran cantidad de energía renovable esperando ser conectada a la red.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que cumplir con los objetivos nacionales de energía y clima requerirá agregar o renovar más de 80 millones de kilómetros de redes para 2040. Esto equivale a toda la red global existente. Al mismo tiempo, debemos desarrollar e implementar las tecnologías existentes que apoyen la descarbonización de la industria, el transporte y los edificios.

A pesar de los desafíos, ya contamos con muchas de las tecnologías necesarias para descarbonizar el sistema energético. Los sistemas de control habilitados digitalmente están facilitando proyectos de energía renovable a gran escala en lugares remotos y hostiles, como desiertos y plataformas flotantes. Los avances en almacenamiento de energía y tecnologías estabilizadoras también están ayudando a los operadores de redes a superar el desafío clave de la intermitencia, garantizando un suministro estable de energía cuando baja el sol o cuando no hay viento.

La integración de las energías renovables en la red eléctrica ha experimentado algunos de los mayores avances al combinar tecnologías de diferentes industrias. Una solución, desarrollada por ABB en colaboración con S4 Energy, con sede en los Países Bajos, utiliza motores de manera bidireccional para alternar el flujo de energía entre los sistemas de almacenamiento y la red. Al funcionar tanto como motor como generador, los motores recargan la batería cuando la energía renovable es abundante y suministran energía a la red durante la noche o en los períodos de demanda máxima.

Otro avance importante en la creación de una red eléctrica más sostenible es la sustitución del SF6 (Hexafluoruro de azufre) en los interruptores eléctricos de media tensión. El SF6 es un gas aislante utilizado por las empresas eléctricas de todo el mundo, pero también es un gas de efecto invernadero altamente potente. Jurisdicciones como la Unión Europea y California están listas para prohibir el SF6 en nuevos equipos eléctricos de ciertos voltajes a partir de 2026. Esto es una buena noticia, pero las empresas deben adaptarse. Para ello, ABB, por ejemplo, lanzará una nueva gama de soluciones de interruptores aislantes sin SF6, probadas y ensayadas en colaboración con la empresa eléctrica italiana Enel en subestaciones de Italia y España.

Asociaciones como estas serán clave para la transición más amplia hacia la energía renovable en la red eléctrica.

La oportunidad más significativa a corto plazo para reducir el consumo de energía y evitar emisiones es invertir en eficiencia energética. Los ahorros en las facturas de energía suelen significar que estas inversiones se amortizan relativamente rápido.

Sin embargo, muchos no se dan cuenta del potencial no aprovechado de la eficiencia energética para reducir las emisiones. Por ejemplo, los sistemas de motores eléctricos consumen alrededor del 45% de la electricidad mundial. Actualizar los motores a modelos más eficientes y equiparlos con variadores de velocidad puede reducir su demanda energética en un 20-30%, lo que también ofrece períodos de amortización cortos para estas inversiones.

Las políticas gubernamentales de apoyo pueden acelerar significativamente el progreso. En 2021, la Unión Europea introdujo una regulación que obliga a la incorporación gradual de motores eléctricos de mayor eficiencia. Se estima que esto ahorrará 106 TWh de electricidad para 2030, lo que equivale al consumo anual de electricidad de los Países Bajos, y evitará 40 millones de toneladas de emisiones de CO2 al año. Además, se espera que la medida reduzca las facturas energéticas anuales de los hogares e industrias europeos en aproximadamente 20 000 millones de euros.

La transición energética es buena para los negocios. Los avances tecnológicos impulsados por la inteligencia artificial generativa están mejorando significativamente el monitoreo y la gestión eficiente de plantas industriales y equipos. Estas innovaciones conducen a menores costos, operaciones más seguras y una reducción del consumo de energía y las emisiones.

La transición energética ya está atrasada. Al acelerar el despliegue de tecnologías y mejorar la eficiencia en la tecnología que ya estamos utilizando, podemos construir un camino seguro hacia las emisiones netas cero.