Cómo pueden los escenarios de uso del solo y cambio climático ayudar a proteger la biodiversidad

Los servicios ecosistémicos son la contribución de la naturaleza a las necesidades de la humanidad: el suministro de agua potable, la regulación del aire y el clima, la protección frente a riesgos y enfermedades, entre otros. Además, la naturaleza despierta inspiración en las personas y crea un sentido de lugar. La biodiversidad, es decir, la diversidad de genes, especies, paisajes y sus interacciones, sustenta estos servicios ecosistémicos y es una de las palancas más poderosas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La Visión 2050 para la Biodiversidad pretende proteger y restaurar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos (BSE), compartir beneficios, invertir y colaborar. La Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) destaca las amenazas corrientes a la biodiversidad y los servicios ecosistémicos: desde la década de 1970, el 75% de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones significativas; el 66% de la superficie oceánica ha sufrido impactos; y se ha perdido el 85% de la superficie de los humedales.

La economía global está en peligro porque la biodiversidad y los servicios ecosistémicos son fundamentales para el funcionamiento de nuestras sociedades y nuestra economía: más de la mitad del PIB mundial depende moderada o altamente de ellos.

Por lo tanto, responsables políticos, organizaciones de la sociedad civil y líderes empresariales necesitan tener una imagen granular de ese riesgo. Los escenarios pueden proporcionar esa imagen, analizando muchos de los posibles impactos y dependencias relacionados a la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. También permiten analizar el cambio climático y el uso del suelo como dos de las presiones que afectan a estes recursos en todo el mundo, proporcionar datos geoespaciales y una visión local y regional de la complejidad de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos.

Una coalición de múltiples partes interesadas, entre ellas Swiss Re Foundation, Swiss Re Institute, AXA Research Fund, el World Wide Fund for Nature (WWF) y EY*, concedieron fondos a cinco proyectos de escenarios multiescala (enumerados a continuación) para trabajar en el desarrollo de estrategias de BSE contra la degradación ambiental e ilustrar los retos y soluciones.

Estos cinco proyectos se basan en datos, experiencia local y regional y aprendizaje iterativo. Están relacionados con los escritos de Mintzberg, que afirma que las estrategias cuidadosamente elaboradas son más eficaces que los procesos de planificación rígidos. Podemos aplicar escenarios cuidadosamente elaborados para la Visión de la Biodiversidad 2050 con el fin de comprender mejor los cambios que afectan a la biodiversidad, entender cómo invertir la degradación de BSE, aumentar la resiliencia y clarificar las opciones políticas.

La Visión 2050 para la Biodiversidad necesita estrategias basadas en escenarios para transformar los impactos de la actual degradación ambiental global sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. A través de escenarios, se pueden modelizar las causas de los cambios en BSE a distintos niveles espaciales y temporales. Estos escenarios son especialmente importantes para las economías que dependen en gran medida de BES. Por ejemplo, modelizar el suministro futuro de BSE, como la disponibilidad de agua, puede prevenir posibles impactos en las actividades industriales que dependen del agua. Asimismo, pueden proporcionar a las autoridades locales y a las empresas una primera orientación sobre cómo crear resiliencia en sus comunidades o cadenas de valor.

Los escenarios de BSE pueden ayudar a la comunidad internacional a anticipar dónde las inversiones basadas en la naturaleza aumentarán la resiliencia frente a las catástrofes naturales. Para tener éxito, estos escenarios deben afrontar tres retos: identificar los principales factores de pérdida de BSE, incorporar distintos niveles geoespaciales y reconocer las preferencias contradictorias de las partes interesadas. Los cinco equipos seleccionados superaron estos retos proponiendo ejemplos de resultados y soluciones de ámbito local a nacional.

Los cinco equipos utilizan las tendencias históricas del clima y el uso del suelo para cuantificar su impacto y elaborar predicciones de futuro. Por ejemplo, la ETH de Zúrich elabora mapas de alta granularidad que muestran el cambio en la distribución de las especies y los servicios ecosistémicos en Perú como resultado de la interacción de estas tendencias. La VU de Ámsterdam construye escenarios de agrobiodiversidad en Europa que evalúan la amenaza a largo plazo de la pérdida de biodiversidad sobre la productividad agrícola. La Universidad de Zúrich simula procesos de uso del suelo que podrían hacer irreversible la pérdida de servicios ecosistémicos.

La ETH de Zúrich (para Perú), la UB-ERI de Belice y el IIS de Brasil utilizan un proceso participativo de creación de escenarios. Involucran a las comunidades locales en el diálogo sobre preferencias políticas y sociales, así como las posibles respuestas a la pérdida local de BSE y al cambio climático global. Este enfoque de desarrollo de escenarios consensuados es transformador porque favorece que las comunidades asuman la responsabilidad y se comprometan con soluciones sostenibles.

Para el Corredor de la Selva Maya de Belice, UB-ERI Belice analiza cómo dependen la comunidad y los medios de subsistencia de los ecosistemas, señalando los riesgos climáticos y no climáticos. Para el estado de Río de Janeiro, IIS Brasil desarrolla un marco replicable de gestión del riesgo de catástrofes para orientar la aplicación de soluciones de restauración y conservación de ecosistemas. Estas últimas permitirán a los afectados hacer frente mejor a las inundaciones, la subida del nivel del mar, el aumento de las precipitaciones y las islas de calor.

El uso del suelo y el cambio climático repercutirán en la distribución futura de las especies y en la prestación de servicios ecosistémicos. En consecuencia, los valores futuros de los servicios ecosistémicos – por ejemplo, la contribución a la polinización, o el ahorro de gastos de reducción de toneladas de CO2 al evitar la pérdida de bosques o pastizales – cambiarán geográficamente. Las medidas con mayor impacto global de adaptación al clima pueden orientar las políticas locales de restauración y conservación, como demuestra el IIS para el estado de Río de Janeiro.

El objetivo 30x30 del Marco Global de Biodiversidad exige a los países signatarios que identifiquen y protejan sus áreas prioritarias. Los estudios de caso de Perú, Belice y el Estado de Río de Janeiro identifican áreas potenciales. El modelo global de la Universidad de Zúrich apoya este proceso para islas, deltas y regiones montañosas. La VU de Ámsterdam identifica puntos calientes de cambio de biodiversidad en Europa que pueden utilizarse en escenarios de planificación de la conservación. Si se combina el objetivo 30x30 con objetivos de adaptación y mitigación del cambio climático, es posible derivar beneficios económicos de la cobertura de areas de conservación.

Los cinco proyectos también sugieren establecer sólidas cadenas de valor para la restauración y la infraestructura asociada. Los gobiernos deben garantizar los derechos sobre la tierra y hacer cumplir la legislación ambiental vigente. Es necesario colmar las lagunas políticas, como integrar la planificación del uso del suelo, la zonificación y la restauración. Por último, pero no por ello menos importante, hay que sensibilizar sobre nuestras dependencias de la naturaleza y nuestro impacto sobre ella. De ese modo, podemos afinar nuestra perspectiva a largo plazo y comprender mejor cómo lo que producimos y consumimos repercute en otros lugares.

Los escenarios son herramientas para fomentar y dirigir una acción ambiental y socioeconómica transformadora. Son una lente a través de la cual científicos, partes interesadas y responsables políticos pueden explorar resultados probables y fundamentar la toma de decisiones estratégicas. Al reconocer los diversos usos de los escenarios y sus posibles impactos, podemos aprovechar su potencial para abordar desafíos complejos relacionados a la biodiversidad y al cambio climático. Deberíamos empezar a explorar y perfeccionar la creación de escenarios de BSE en las políticas ambientales y las estrategias corporativas.

*EY como proveedor de servicios de Swiss Re.
El premio completo abarca un periodo de dos años; los proyectos finalizarán hacia finales de 2025.

Contribuidores: Maud Abdelli (WWF), Florian Altermatt (UZH), Eloi Astier (AXA Research Fund), Benjamin Black (ETH), Ivis Chan (UB-ERI), Adrienne Grêt-Regamey (ETH), Elodie de Warlincourt (Swiss Re Foundation), Stefan Huber Fux (Swiss Re Foundation), Christos Karydas (EY), Jochen Krimphoff (WWF), Rafael Loyola (IIS), Juliana Monteiro de Almeida Rocha (IIS), Jake Snaddon (UB-ERI), Christoph Nabholz (Swiss Re), Adrien Portafaix (EY), Martin Reader (UZH), Federico Riva (VU Amsterdam), Maria J. Santos (UZH), Josef Settele (UFZ Helmholtz).