Transporte verde: cómo los países pueden expandir su infraestructura de movilidad sostenible

Se espera que el gasto global en servicios de movilidad se triplique en la próxima década, pasando de 389.000 millones de dólares en 2023 a 1,1 billones en 2035, impulsado en gran medida por la expansión de los servicios de carga para vehículos eléctricos (VE) y los servicios digitales, en especial los sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS, por sus siglas en inglés).

Según el informe What Urban Mobility Will Look Like in 2035 del Oliver Wyman Forum, un think tank asociado a la consultora, los servicios de carga de VE crecerán globalmente un 32% anual, mientras que en Europa, caminar, andar en bicicleta, la movilidad compartida y el transporte público aumentarán 17 puntos porcentuales.

El transporte representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Abandonar los automóviles personales a gasolina y optar por un mayor uso de transporte público, servicios de movilidad compartida y vehículos eléctricos podría reducir significativamente estas emisiones.

Para que este crecimiento en movilidad sea equitativo, eficiente y sostenible, es fundamental contar con un marco regulatorio más confiable, asociaciones entre gobiernos e industria y la expansión de la infraestructura existente.

Estas son algunas maneras de hacerlo:

El informe revela que la distribución de movilidad cambiará significativamente en la próxima década. Asia, que en 2023 representó el 41% del mercado total de movilidad, liderará el crecimiento con un aumento anual del 11%, pasando de 161.000 millones de dólares en 2023 a 573.000 millones en 2035. Esto la convertirá en más de la mitad de la demanda total de servicios de movilidad.

Europa, con su enfoque en la descarbonización y la alta adopción de vehículos eléctricos, será el segundo mercado de mayor crecimiento. Se prevé que alcance los 246.000 millones de dólares en 2035, frente a los 92.000 millones de 2023.

El uso de vehículos personales disminuirá del 66% de la demanda total de movilidad en 2023 al 49% en 2035, mientras más personas opten por transporte público, micromovilidad y opciones como alquileres de autos, suscripciones y servicios compartidos. El uso de transporte público aumentará del 19% al 25% en el mismo período, y el transporte activo, como caminar y andar en bicicleta, crecerá del 9% al 13%.

Aunque la tenencia de automóviles está disminuyendo, los niveles de congestión seguirán siendo altos en los próximos años en todo el mundo. Ofrecer alternativas seguras, convenientes y asequibles, como el transporte masivo y las opciones de micromovilidad, puede ser una solución sostenible. Además, acelerar la adopción de vehículos autónomos podría ayudar a reducir aún más la cantidad de autos en circulación.

Los servicios de carga para vehículos eléctricos serán uno de los mayores impulsores de la descarbonización, con un crecimiento global proyectado de 2.600 millones de dólares en 2023 a 72.000 millones en 2035.

La confiabilidad es clave. Según una encuesta global del Oliver Wyman Forum realizada en junio de 2024, casi una cuarta parte de los consumidores que planean comprar un automóvil tienen la intención de adquirir un VE. Sin embargo, la disponibilidad de estaciones de carga sigue siendo el factor principal que los disuade y los inclina más hacia los híbridos. A medida que crezca la inversión, se espera que las estaciones sean más eficientes. Nuevas soluciones digitales podrían mejorar la confiabilidad y facilitar el acceso a la carga rápida, esencial para el crecimiento de los VE.

También se espera un aumento en la eficiencia gracias a los Sistemas Avanzados de Asistencia al Conductor, que crecerán un 54% anual. Impulsados por avances tecnológicos y la demanda de funciones autónomas, los ADAS pasarán de 1.700 millones de dólares en 2023 a 307.000 millones en 2035.

La magnitud de las inversiones necesarias para mantener y mejorar la infraestructura de transporte exige establecer más alianzas. Ninguna entidad o industria dispone de los recursos suficientes para liderar múltiples transformaciones por sí sola. Sin embargo, el sector privado puede aportar datos, recursos y tecnología de punta, mientras que los gobiernos ofrecen políticas, financiamiento y regulaciones para garantizar la seguridad.

Un ejemplo son los servicios de carga para vehículos eléctricos (VE): los gobiernos de todo el mundo han apoyado su adopción mediante inversiones públicas, como subsidios para VE, incentivos fiscales y desarrollo de infraestructura de carga. Por su parte, el sector privado ha construido los vehículos y la infraestructura de carga necesaria.

De manera similar, las ciudades están construyendo nuevas vías peatonales y ciclovías, mientras que el sector privado fomenta opciones como el uso compartido de bicicletas y otros modos de transporte sostenible.

Los gobiernos y la industria deben trabajar juntos para desarrollar un marco regulatorio adecuado. Una regulación efectiva puede ofrecer directrices y límites necesarios para industrias emergentes como la conducción autónoma, los taxis aéreos y la micromovilidad.

Además, las regulaciones pueden generar confianza. Por ejemplo, la conducción autónoma ha alcanzado un nivel de madurez significativo, pero los reguladores han sido cautelosos al permitir su uso en las carreteras. Contar con un marco regulatorio confiable no solo orienta la innovación, sino que también fortalece la confianza de los consumidores en los nuevos servicios de movilidad.

Según la encuesta del Oliver Wyman Forum, las regulaciones de seguridad más estrictas son el factor principal para que los consumidores consideren el uso de vehículos autónomos.

Una de las mejores formas de hacer crecer estos mercados es construir sobre los programas ya existentes. Las ciudades pueden reducir su huella de carbono y gestionar el flujo de tráfico integrando sistemas de transporte público con nuevas tecnologías.

Por ejemplo, el uso de bicicletas y los programas de bicicletas compartidas podrían crecer si las ciudades amplían la infraestructura ciclista, facilitando los desplazamientos en bicicleta, algo que muchas ya están implementando. Esta infraestructura debe ser segura y conveniente, pero no necesariamente requiere inversiones tan significativas como otros modos de movilidad.