6 estrategias de resiliencia para preparar las empresas para un futuro disruptivo

En un mundo en rápida evolución, la pregunta ya no es si la disrupción afectará a los negocios, sino cuándo.

En una encuesta publicada en enero de 2024 por PwC, un 45% de CEO de todo el mundo dijeron que sus empresas podrían no sobrevivir a la próxima década si no si reinventaran profundamente, especialmente teniendo en cuenta la disrupción climática y los avances en IA. Esta preocupación es global y afecta a empresas de todos los sectores y tamaños, por lo que también refleja una presión sin igual sobre las empresas para que se adapten a los rápidos avances digitales y las amenazas climáticas.

"La capacidad de abrazar el cambio y sacarle ventaja determinará quiénes serán los ganadores y perdedores del siglo XXI", afirma René Rohrbeck, Catedrático de Prospectiva, Innovación y Transformación y Director de la escuela de negocios EDHEC. En su estudio Global Future FITness Study 2023, así como en investigaciones anteriores, Rohrbeck constató que las empresas con un alto grado de 'Future FITness' – que se puede traducir como "fitness o aptitud para el futuro" – superan a sus rivales en rentabilidad (+33%), crecimiento de capitalización bursátil (+200%) y chances de integrar el grupo de las mejores en su clúster industrial (+44%).

Por tanto, aunque las realidades que provocan la ansiedad de los CEO son complejas, el mensaje es sencillo: sobrevivir y prosperar en la próxima década requiere un cambio fundamental. Este entorno requiere un liderazgo proactivo, que considere la transformación como un viaje continuo y no como un proyecto aislado.

Las empresas deben adaptarse a muchos retos, en concreto al doble desafío que representan el riesgo climático y la disrupción tecnológica.

El cambio climático ha dejado de ser una cuestión de responsabilidad social de las empresas y se ha convertido en un problema de estrategia operativa. Consumidores, reguladores y partes interesadas exigen cada vez más que las empresas adopten prácticas sostenibles como estándar. En un estudio de septiembre de 2024, Bain & Company informa de que el 60% de los consumidores se han vuelto más preocupados por el cambio climático en los últimos dos años. Además, más de un tercio de los clientes B2B están dispuestos a cambiar de proveedor si no se satisfacen las demandas de sostenibilidad, mientras casi el 60% prevé que estará dispuesto a hacerlo dentro de tres años. Así pues, a las empresas se les exige que demuestren prácticas responsables como imperativo ético y como necesidad competitiva.

Mientras tanto, el ritmo acelerado de la tecnología presenta un reto de doble filo. La transformación digital, especialmente en áreas como la inteligencia artificial, es tanto un facilitador del crecimiento como una amenaza potencial para las empresas que se quedan atrás en su adopción. El éxito en integrar las herramientas digitales puede mejorar la agilidad, la eficiencia y la experiencia del cliente; sin embargo, si se descuidan estos avances, se corre el riesgo de que la empresa se quede obsoleta en mercados que cada vez más dominan las tecnologías.

Para ayudar a los líderes empresariales a responder mejor a este imperativo de transformación, he aquí seis estrategias para anclar el proceso y proporcionar una hoja de ruta hacia la viabilidad a largo plazo.

La reinvención no consiste solo en modificar un modelo de negocio, sino en replantearse los principios y procesos fundamentales que rigen las operaciones cotidianas de una empresa. Esto requiere un cambio de mentalidad para fomentar una cultura que abrace la adaptabilidad y adopte un enfoque del cambio orientado al crecimiento. Al integrar la resiliencia en el núcleo de las operaciones, los directivos pueden preparar a sus organizaciones para responder con agilidad a los nuevos retos, ya sean a partir de cambios tecnológicos o normativos o de las nuevas exigencias del mercado.

El panorama empresarial de hoy está definido por megatendencias interdependientes. El cambio climático, los avances tecnológicos, los cambios normativos y la evolución de los comportamientos de los consumidores están muy interconectados. Las regulaciones sobre sostenibilidad, por ejemplo, pueden impulsar la demanda de productos verdes, mientras que las innovaciones tecnológicas en energía verde o IA pueden redefinir los estándares del sector. Para navegar por estas dinámicas complejas, se pueden utilizar herramientas como la plataforma de Inteligencia Estratégica del Foro Económico Mundial, que ofrece perspectivas valiosas sobre cómo estas tendencias se entrecruzan y se influyen mutuamente. Los líderes que comprendan y planifiquen con base en estas interdependencias estarán mejor equipados para tomar decisiones informadas y anticiparse a los cambios antes de que se produzcan.

PwC calcula que el 55% del PIB mundial depende de la naturaleza y de los servicios ecosistémicos. Abordar los riesgos ambientales va más allá de lograr la neutralidad de carbono. Para aumentar su resiliencia, las empresas deben tener en cuenta otras cuestiones ambientales, como la conservación del agua, la preservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos naturales. Las soluciones basadas en la naturaleza – como el uso de procesos naturales para restaurar los ecosistemas y el diseño de productos con un impacto ambiental mínimo – ofrecen formas de reducir el riesgo al tiempo que apoyan el crecimiento sostenible. Estas prácticas protegen los recursos naturales y pueden generar valor y confianza entre los consumidores, que están cada vez más interesados en la integridad ecológica.

La IA debe utilizarse como un medio y no como un objetivo final. Para las empresas, la IA ofrece oportunidades de agilizar las operaciones, mejorar el compromiso con el cliente y fomentar la innovación. Sin embargo, es fundamental garantizar que las iniciativas de IA se alineen a los estándares éticos y no socaven la confianza de los empleados. Una comunicación transparente sobre cómo se utiliza la IA, su papel en la toma de decisiones y sus posibles implicaciones para los trabajadores puede contribuir a que la IA se convierta en una herramienta de empoderamiento, y no una fuente de disrupción. Al establecer directrices claras y alinear la IA con los valores fundamentales de la organización, las empresas pueden generar confianza y utilizar la IA para mejorar y no erosionar su negocio.

Navegar por el panorama complejo actual requiere colaboración. Crear una red de empresas, entidades industriales e innovadores con ideas afines puede aportar nuevas perspectivas, promover el intercambio de conocimientos y facilitar la innovación. Por ejemplo, colaborar con proveedores sostenibles puede reforzar el compromiso de una empresa con las prácticas ecológicas, mientras que aliarse a empresas tecnológicas puede acelerar las iniciativas de transformación digital. Estas redes permiten a las empresas compartir conocimientos y recursos, ayudándose mutuamente en los procesos de adaptación al cambio. En una era de disrupciones constantes, ninguna empresa puede permitirse afrontar los cambios de forma aislada. El trabajo colaborativo permite que las empresas aprendan de los éxitos y fracasos de las demás, desarrollando la resiliencia colectivamente.

Por último, pero no por ello menos importante, un propósito claro y auténtico define lo que representa una empresa y sirve de brújula en tiempos de cambio. Las empresas que pueden articular su propósito y mantenerse fieles a él están mejor equipadas para navegar por las disrupciones, atraer a clientes leales e involucrar a empleados motivados. Para las empresas con propósito, es más fácil alinear los objetivos de sostenibilidad, adopción de tecnología y estrategias a largo plazo con los valores de sus partes interesadas.

La viabilidad y el crecimiento sostenible de una empresa requieren un compromiso de los directivos con la innovación y la responsabilidad. Los líderes que den prioridad a una transformación ética y con visión de futuro pueden posicionar a sus empresas para prosperar en una economía más interconectada, respetuosa con el medio ambiente e impulsada por la tecnología. La pregunta no es simplemente "¿Sobrevivirá mi empresa?", sino "¿Cómo evolucionará mi empresa para satisfacer las demandas del futuro?".

Las empresas que triunfen en la próxima década serán las que vean la disrupción como una oportunidad para transformarse. Al integrar sostenibilidad, adaptabilidad digital e innovación colaborativa en sus operaciones, las organizaciones pueden sortear las incertidumbres del mercado y convertirse en actores integrales de una economía mundial resiliente y sostenible.

Cuando los líderes miran hacia el futuro, el imperativo es claro: adaptarse no solo para sobrevivir, sino para prosperar. Con estrategias intencionadas y un compromiso con la transformación responsable, las empresas pueden asegurarse un lugar en el futuro – un lugar en el que creen valor duradero para los accionistas, los empleados y las comunidades a las que sirven.