Tres vías para el reinicio
En la carrera para luchar contra COVID-19 y reiniciar la economía, han surgido tres amplias estrategias. Image: REUTERS
Marin Gjaja
Managing Director and Senior Partner, BCG Global COVID-19 Response Leader, Boston Consulting GroupRich Hutchinson
Managing Director and Senior Partner, Social Impact Practice Leader, Boston Consulting GroupAdam Farber
Managing Director and Senior Partner, Health Care Practice Leader, Boston Consulting Group- Han surgido tres estrategias generales para combatir el coronavirus y reactivar la economía, pero está claro que necesitamos un esfuerzo global coordinado que incluya el intercambio de datos y mejores prácticas.
- Un pequeño subgrupo de gobiernos, como Corea del Sur y Nueva Zelanda, actuaron rápidamente para aplastar y contener la propagación de la COVID-19.
- La mayoría de los países fueron incapaces de contener el brote inicial y sus medidas se dirigieron a aplanar la curva de contagios y luchar contra la enfermedad.
- Es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre el modelo de sostenimiento y apoyo de Suecia.
El mundo está en transición. La pandemia de COVID-19 está agotando los sistemas de asistencia sanitaria, la capacidad fiscal de los gobiernos y la capacidad de numerosas organizaciones para hacer frente a los cambios causados por el virus y la respuesta correspondiente.
El nivel de incertidumbre para la mayoría de líderes no tiene precedentes, y gran parte de los contextos para la planificación y la resolución de problemas no permite gestionar la variabilidad geográfica, la incertidumbre y el cambio exponencial provocado por la crisis.
Muchos países han aplanado —y, rara vez, casi eliminado— la curva de infecciones por coronavirus y han comenzado el trabajo precario de reanudar la actividad económica.
Hasta la fecha han surgido tres estrategias generales para combatir el coronavirus y reactivar la economía, con diferentes enfoques para gestionar los compromisos entre resultados sanitarios y costes económicos y sociales. Son las siguientes:
1. aplastamiento y contención
2. aplanamiento y lucha
3. sostenimiento y apoyo
Aplastamiento y contención
Un pequeño subgrupo de gobiernos actuó rápidamente para contener la propagación del coronavirus. En algunos casos, han eliminado prácticamente la transmisión local. Corea del Sur impuso restricciones rápidamente, implantó sistemas integrales de monitorización del virus y puso en cuarentena los focos de infección para evitar un confinamiento total. Nueva Zelanda cerró el país de manera anticipada y desplegó rápidamente la monitorización del virus para limitar la transmisión en la comunidad.
La estrategia de aplastamiento y contención aún puede ser una opción para un número reducido de países. Costa Rica, por ejemplo, se declaró en estado de emergencia a finales de marzo y ha tenido menos de 20 casos nuevos al día desde principios de abril.
Otros países que no pudieron contener por completo la propagación temprana comenzaron a migrar hacia una estrategia de aplastamiento y contención. En Israel, por ejemplo, a mediados de abril surgían en promedio cientos de casos nuevos al día. Después de aumentar considerablemente la capacidad de su sistema de monitorización del virus, la proporción de resultados de prueba positivos del país se redujo a menos del 1 % el 18 de mayo, mientras que su promedio de casos nuevos en siete días disminuyó hasta 20 (menos de 2,5 casos nuevos por 1 millón de personas).
Estos gobiernos, que aplicaron la estrategia de aplastamiento y contención, ahora se centran en aplicar controles fronterizos estrictos y realizar pruebas en los principales puntos de entrada para mantener los casos nuevos en un mínimo absoluto. En efecto, el objetivo de cada gobierno es restaurar su economía dentro de una sociedad amurallada.
Pero la estrategia de aplastamiento y contención aún plantea compromisos relacionados con el comercio internacional, los viajes y el turismo, que constituyen motores económicos importantes para muchos de estos gobiernos. Además, las autoridades públicas deben permanecer atentas a las nuevas oleadas de infección. A principios de mayo, Corea del Sur cerró bares y clubes nocturnos en Seúl tras descubrir 40 casos nuevos vinculados a un cliente. Y a mediados de mayo, tras un brote, China impuso el cierre de toda la ciudad de Shulan, que está cerca de la frontera rusa y donde viven unas 700 000 personas.
Aplanamiento y lucha
La mayoría de los países, gran parte de ellos de Europa, América del Sur y América del Norte, fueron incapaces de contener el brote inicial. En consecuencia, siguieron una estrategia general de aplanamiento y lucha. Ante el crecimiento exponencial de los casos, establecieron el distanciamiento social y los confinamientos para evitar una crisis de salud pública.
El enfoque de aplanamiento y lucha es, por necesidad, prolongado e incierto. El objetivo es reanudar la economía por fases sin sobrecargar el sistema de asistencia sanitaria. Sin embargo, dado que el virus aún no ha sido aplastado, los gobiernos se enfrentan a un riesgo significativo de brotes futuros y a la necesidad de establecer cierres localizados. En efecto, estos países esperan equilibrar los ámbitos de la salud y la economía y desarrollar la capacidad de monitorización del virus mientras esperan tratamientos y vacunas efectivos. Hasta ahora, solo algunos países, como Alemania, han creado con éxito las infraestructuras necesarias, y muchos mercados en desarrollo carecen de las infraestructuras sanitarias o de monitorización del virus, así como de los ingresos o la seguridad alimentaria necesarios para sobrevivir al coronavirus.
Las estrategias de aplanamiento y lucha también son esencialmente caras. Los resultados sanitarios son una preocupación constante, mientras que el desempleo y la actividad económica se ven enormemente afectados. Los países que siguen la estrategia de aplanar y luchar deben desarrollar políticas a la medida de regiones, estados e incluso municipios específicos para minimizar los compromisos económicos y sanitarios; esto constituye una estrategia diferenciada que pondrá a prueba la resolución y los recursos de los gobiernos y la sociedad.
Sostenimiento y apoyo
La experiencia de Suecia sugiere un modelo alternativo: sostenimiento y apoyo. El enfoque sueco se basa en las restricciones selectivas y en gran medida voluntarias para proteger a los segmentos vulnerables de la población, como las personas de edad avanzada, mientras se mantiene abierta gran parte de la sociedad y la economía. El objetivo no es tanto limitar la transmisión en la comunidad, sino controlarla para desarrollar la inmunidad colectiva entre los jóvenes y las personas sanas.
Es muy pronto para sacar conclusiones definitivas sobre este modelo. A principios de mayo, Suecia tenía de tres a siete veces más muertes per cápita que sus homólogos nórdicos, aunque es posible que esa disparidad desaparezca con el tiempo. Suecia también ha luchado por contener el coronavirus en las residencias con asistencia médica. El porcentaje de casos de COVID-19 en Suecia en personas de 70 años o más es el doble que el de Dinamarca y el triple que el de Finlandia y Noruega.
Los beneficios económicos de este enfoque siguen siendo inciertos. Los datos de movilidad indican que los residentes de Suecia viajan, compran y utilizan el transporte público aproximadamente un 15 % menos, en promedio, una cifra que iguala a la de Noruega pero es muy inferior a la de Dinamarca y Finlandia.
A pesar del número de muertos, el coronavirus no ha desbordado el sistema sanitario sueco. Hay datos de estudios que indican que la mayoría de los suecos apoyan el enfoque, lo que puede hacerlo más sostenible con el tiempo.
El camino a seguir
¿Podría el modelo sueco funcionar en otro lugar y, de ser así, cómo podría mejorarse? Las estrategias nacionales no pueden ser la única respuesta, especialmente en países grandes, como India, Rusia y Estados Unidos. Todavía hay oportunidades a nivel estatal o regional para imponer una estrategia de aplastamiento y contención.
Dada la inestabilidad del aplanamiento y la lucha, las próximas semanas y meses son críticos para los países y las regiones que se enfrentan a un público inquieto, a la posibilidad de sucesivas oleadas de infección y al estancamiento de sus economías. Sigue siendo urgente encontrar mejores estrategias y políticas.
Necesitamos inventar el nuevo campo de la epinómica (el análisis integrado de los resultados sanitarios y los costes económicos y sociales) en tiempo real. Necesitamos crear un sistema de aprendizaje global basado en estándares de datos compartidos y un intercambio rápido de información para averiguar qué funciona, compartir las mejores prácticas y desarrollar un esfuerzo global coordinado para derrotar al coronavirus y reactivar la economía mundial.
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