Las zonas rurales y agrícolas afrontan mejor la crisis del coronavirus
Un rebaño de ovejas pasta en un campo durante el brote de la enfermedad coronavirus (COVID-19) en Bercial, España, el 16 de abril de 2020. Image: REUTERS/Juan Medina - RC2B6G9KN57H
- El mayor peso del sector primario y energético y menos contagios del virus son la clave
La crisis provocada por el coronavirus está cambiando la escala de valores respecto al trabajo y el sector productivo. Si empleos hasta ahora denostados adquieren mayor relevancia, también lo hacen ámbitos de actividad a los que se prestaba menor atención pública y que pueden resistir un poco mejor el maremoto económico derivado de la pandemia, especialmente el primario y agroalimentario. Así lo establece una investigación publicada esta semana por el director de la cátedra de Economía Local y Regional de la Universitat Rovira i Virgili, Juan Antonio Duro.
La incidencia económica de la crisis del coronavirus sería menor en las regiones con mayor peso del sector primario y energético, concluye el trabajo de Duro, que ha analizado la afectación de la pandemia a nivel territorial en función de su estructura sectorial.
¿Qué está haciendo el Foro Económico Mundial en relación con el brote de coronavirus?
El estudio toma como punto de partida los sectores considerados esenciales durante el estado de alarma, y que resisten mejor al parón económico, y analiza también el peso del PIB del resto de sectores considerados no esenciales en cada una de las comarcas y territorios de Catalunya.
A partir de ahí establece un índice de afectación económica, que da como zonas mejor preparadas para resistir la pandemia económica las Terres de l’Ebre y las comarcas de Ponent. En la Segarra, por ejemplo, donde ahora buscan contra reloj temporeros para la campaña de recogida de fruta, el sector agroalimentario representa el 40% del PIB, frente al 4% de la media catalana. En Les Garrigues llega al 30% del PIB y en el Urgell al 19%.
Todas ellas aparecen bien posicionadas en el ranking de afectación económica elaborado por la URV. Se trata, paradójicamente, de zonas con una mayor proporción de población envejecida y castigadas por la despoblación –Les Garrigues, por ejemplo, ha perdido casi un 7% de habitantes desde el 2012–. Ahora, en cambio, la Catalunya vaciada, donde además se están produciendo menos contagios, podría quedar un poco más a salvo de la crisis económica.
Por el contrario, las zonas más dependientes del turismo y la hostelería, sectores que no empezarán a retomar la actividad hasta final de año, según informó el viernes el Gobierno, son especialmente vulnerables. El Penedès, el Alt Pirineu y las comarcas de Girona estarían potencialmente más afectadas, según la investigación de Juan Antonio Duro. En Aran la dependencia del turismo llega al 50% del PIB y en la Costa Brava se prevén unas pérdidas del 70% de los ingresos turísticos entre marzo y agosto, según datos de la Universitat de Girona presentados en un debate telemático sobre industria del turismo celebrado esta semana.
Barcelona y su área metropolitana estarían en la media de afectación económica dada su mayor diversidad sectorial. “Se está produciendo una revalorización del campo, del mundo rural y de sus sectores productivos”, concluye Duro. Otro de los cambios que conlleva esta situación de excepcionalidad.
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