Las nieves ya no son perpetuas
Estación de ski cerrada por la falta de nieve, 10 de febrero 2020, Francia. Image: REUTERS/Regis Duvignau
Diversos informes documentan que las cumbres de Europa pierden su manto blanco mientras los glaciares continúan su declive.
El departamento de la Alta Garona, en Francia, autorizó a la estación de esquí de Luchon-Superbagnères un transporte de nieve en helicóptero. El insólito operativo duró dos horas y media, y permitió transportar 50 toneladas desde la cumbre de la estación hasta sus laderas.
El propio departamento admitió que, sin duda, esta no era la solución más ecológica para resolver la falta de nieve; pero justificó la decisión en la necesidad de “apoyar la estación, la ciudad de Luchon y a los actores del turismo, ya fuertemente impactados por las condiciones climáticas excepcionales”.
Este transporte de nieve representa perfectamente la situación que sufren muchas estaciones de esquí. También es un símbolo de lo que muchos vaticinas para el futuro.
Los dos primeros meses del invierno 2019-2020 conforman el segundo período invernal más suave desde que empezaron los registros (al menos desde 1900).
La temperatura media nacional en estos dos meses ha sido de 7,6ºC: 2,3ºC grados por encima de la media climática (5,3ºC).
"Lo que estamos viendo en la evolución de este glaciar es la prueba irrefutable de este calentamiento global"
”Sólo ha sido superado por el período bimensual de invierno 2015-2016 (+3ºC). Son datos de Météo-France.
El presidente francés, Emmanuel Macron, se trasladó el pasado miércoles al Mont Blanc, la montaña más alta de Europa Occidental, con 4.808 metros de altura y que padece una masificación galopante (más de 20.000 alpinistas anuales).
Sobre el terreno comprobó los deshielos en el glaciar Mar de Hielo, el más grande de Francia, que ha retrocedido dos kilómetros desde 1850, y 700 metros en los últimos 30 años, según el Ministerio para la Transición Ecológica.
“Lo que estamos viendo en la evolución de este glaciar es la prueba irrefutable de este calentamiento global”, afirmó Macron en Chamonix. “No me imaginaba un deshielo tan rápido. Es impresionante. Uno se da cuenta de cómo las no decisiones nos han llevado hasta aquí”, explicó.
Francia vive su segundo invierno más suave desde 1900, y las estaciones se resienten
La escasez de nieve es un fenómeno cada vez más evidente también en Suiza. Es un asunto que causa especial preocupación, sobre todo en el sector turístico.
“Con respecto a las nevadas de este año, puedo decirle que en algunos centros turísticos de baja altitud en los pre-Alpes y en el Jura, todavía no ha nevado en absoluto este invierno 2019/20. La situación hasta ahora está siendo peor que la del año pasado”, resumía a este diario Bruno Galliker, portavoz de Rémontées Automatiques Suisses, la asociación que representa a las estaciones de esquí de este país alpino.
Las estaciones en Austria presentan un nivel de nieve adecuado, aunque con altas temperaturas el fin de semana. El Observatorio Sonnblick (a 3.106 metros) estableció un nuevo récord de temperatura de 3,9ºC el 16 de febrero.
La temperatura anual media en Suiza ha aumentado cerca de 2ºC en los últimos 150 años, según MéteoSuisse, que detecta un aumento algo menos pronunciado en el sur de los Alpes que al norte.
La ONU prevé una merma del 80% de la masa de los glaciares en un escenario de emisiones de gases sin control
La nieve ha ido desapareciendo las últimas décadas incluso en las cimas de los Alpes, lo que ha sido relacionado con el cambio climático, según un estudio de la Universidad de Ginebra (septiembre del 2018).
Este informe, basado en observaciones de satélite hechas durante 22 años (1995-2017), puso cifras a este retroceso. En la primera década del período analizado (1995-2005), el 36% de la superficie de Suiza se encontraba sin nieve (o con menos del 20% de probabilidades de tenerla a lo largo del año). En cambio, en el período 2005-2017 la superficie libre de nieve fue del 44% del total del país. Suiza ha perdido en sólo dos décadas unos 5.200 km2 de superficie cubierta de nieve, en ellas se puede afirmar que ya nieva muy raramente.
La pérdida de superficie libre de manto blanco no se limita a las cotas bajas del país, sino que es observable también en las cimas y montañas más elevadas de los Alpes suizos.
Las zonas con nieve perpetua (donde la probabilidad de caída de nieve está entre el 80% y el 100%) cubría el 27% en la década 1995-2005. Sin embargo, más recientemente sólo cubría un 23%, lo que implica una pérdida de 2.100 km2.
El informe especial de la ONU sobre océanos y zonas heladas del planeta (publicado en septiembre del año pasado) indicó que las capas de nieve cada vez duran menos tiempo en tierra. Su período de permanencia se ha acortado unos cinco días de media por década. “La profundidad y la extensión de la nieve de baja elevación han disminuido, aunque la variación de año a año es alta”, señala. La pérdida de masas es generalizada en los glaciares en todas las regiones montañosas (excluyendo las zonas altas del Ártico canadiense y ruso, Svalbard, Groenlandia y la Antártida).
El glaciar Maladeta ha perdido un 60% de superficie y unos 330 metros en su frente
El informe prevé que para finales de siglo (2100) las masas heladas de los glaciares se reducirán entre el 22% y el 44% respecto al 2015, en un escenario de recorte importante de emisiones de gases. Pero si el escenario es un incremento de estas emisiones (y con la consiguiente subida de temperaturas), la pérdida de situaría entre el 37% y el 57%.
Además, en las regiones del planeta con glaciares mayormente pequeños (Alpes europeos, Pirineos, Cáucaso, Asia del Norte, Escandinavia, Andes tropicales, México, África oriental e Indonesia), los glaciares perderán más del 80% de su masa actual para 2100 si las emisiones se escapan de control. “Muchos glaciares desaparecerán independientemente del escenario de emisiones”, añade.
Mientras la Confederación Hidrográfica del Ebro (Ministerio para la Transición Ecológica) ha dado las últimas cifras del retroceso del glaciar Maladeta, cuyo seguimiento es el mejor indicador de la situación de los Pirineos. La campaña de seguimiento del 2019 se saldó, de nuevo, con un balance negativo.
El retroceso fue de 1,49 hectáreas y el espesor del hielo se redujo en 182 centímetros de media el último año. Ha sido el quinto peor balance desde que se iniciaron las mediciones hace casi 30 años. El glaciar ha menguado un 60% desde 1991 y ha pasado de 50 a 20 hectáreas de extensión. Desde 1992, la pérdida de grosor es de 23 metros, aunque en el frente de glaciar alcanza los 50 metros. En la punta de su lengua, su retroceso alcanza los 330 metros desde esas primeras mediciones.
“Estamos detectando un incremento en las grandes avalanchas de nieve en los últimos años”. Quien así se expresa es Carles Garcia, técnico del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya, que cita el período entre el año 1970 y el 2010 al dar cuentas de estas conclusiones. En los últimos años, se observa, además, un aumento de las avalanchas de lo que técnicamente se llama “nieve húmeda”, todo lo cual “se relaciona posiblemente con el cambio climático”.
El fenómeno de las avalanchas de la nieve húmeda es especialmente relevante, puesto que está relacionado con el aumento de las temperaturas.
“Estas situaciones se producen debido a las lluvias que se dan en pleno invierno. No hablamos de las típicas avalanchas de primavera; sino que observamos que se producen en pleno invierno. Son lluvias intercaladas entre nevadas y que producen este tipo de avalanchas húmedas”, añade.
El Institut Cartogràfic i Geològic efectúa un estricto seguimiento diario de la nieve acumulada en los Pirineos (espesor, estructura de las capas…).
Las avalanchas se producen en invierno, y esto es nuevo, pues antes se concentraban en primavera
”Para ello, en todas estas comarcas se establecen siete regiones, para las que se elabora un informe incluyendo el grado de peligro que puede darse en cada una de ellas.
Para elaborar estos avisos cuenta con información procedente de las 12 estaciones automáticas que gestiona el Servei Meteorològic de Catalunya (aunque usa el Instituto), otras 7 estaciones manuales propias y la red de observadores sobre el terreno que también “hacen cortes de hielos, identifican las capas” y establecen el grado de peligro.
Los avisos se elaboran cada día, si bien para el fin de semana se dispone de uno válido para 48 horas.
La nieve de los Pirineos actúa como uno de los grandes embalses de la cuenca de los Pirineos. Actualmente acumula el equivalente a 160 hm3 de agua (el mismo volumen que la capacidad máximo del embalse de Sau en el Ter). Es el sexto año con más reservas de nieve desde que en el 2002 la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) inició un estricto seguimiento.
“Esta es una estimación; pero debemos evitar el triunfalismo. Varios años ha habido mucha más nieve. No es un año excepcional. Lo que pasa es que ha nevado pronto...”, señala José Ramón Sánchez, técnico en hidrología de la CHE. La evaluación de estos recursos es una estimación que se obtiene a partir de los datos sobre pluviometría y temperaturas y un modelo de simulación.
Los Pirineos (que representa el 10% del territorio de la cuenca del Ebro) aportan el 25% de sus reservas hidráulicas. Pero se estima que sólo el 60% de esta nieve alimentará los recursos del Ebro. El resto se pierde: se sublima (pasa del estado sólido al gaseoso), se la lleva el viento, se evapora o se filtra en el suelo.
“Hace casi un mes que no nieva y las altas temperaturas de los últimos días están acelerando la fusión de la nieve”, dice Aleix Serra, técnico del Servei Meteorològic de Catalunya, quien detalla la situación en las zonas de alta montaña (2.000/2.500 m) en el Pirineo oriental.
Tras un noviembre frío y fuerte innovación, diciembre continuó la misma tónica, con lo que se alcanzaron gruesos superiores a la media en Boí (2.535 metros).
Y en enero llegó el temporal Gloria , que tocó de lleno al Pirineo. En cambio en febrero ha predominado el sol en la falta montaña. La temperatura ha rebasado la media; y la nieve se ha ido fundiendo en las vertientes soleadas y las cotas altas. Los grosores superan los del año pasado y la media de las últimas décadas.
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