Geo-economía y Política

Repercusiones y amenazas de la guerra comercial

Zhang Xin, 36, speaks during a street interview on U.S.-China trade war in Beijing's central business district, China August 9, 2018. Picture taken August 9, 2018.

Image: REUTERS/Jason Lee

Francisco Coll Morales

Para el presidente Trump, la guerra comercial es la única solución para el déficit comercial de los Estados Unidos; lo que no sabe es la recesión económica mundial que originaría.

En los últimos meses hemos visto como el comercio global se encontraba sometido a grandes amenazas por la declaración de intenciones proteccionistas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Para el presidente, las facilidades que se les estaba dando al resto de países que exportan a USA, a nivel global, no era más que un lastre para la economía norteamericana. Un lastre para su economía por la creencia de que se estaba dejando morir a industrias estadounidenses como la siderúrgica.

Desde su proclamación como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ha realizado todos los esfuerzos que había por hacer para romper el tratado de comercio con los socios comerciales de Estados Unidos, renegociando otro totalmente paralelo donde se incluyesen políticas arancelarias entre el 45% y el 35% sobre las importaciones provenientes de países como México y China, que junto con Canadá, forman los tres principales socios comerciales de Estados Unidos.

Para el presidente Trump, dejar morir una industria nacional como la de la siderurgia, una industria que para Trump posee un gran peso en la economía nacional sería un gran error por parte de América. Para Trump, el TLCAN ha resultado ser un verdadero quebradero de cabeza desde que se proclamó presidente, declarando en varias ocasiones no estar de acuerdo con las facilidades que se le estaba dando a la industria extranjera para introducir su producto en los Estados Unidos.

Desde su campaña como candidato del movimiento republicano, una de sus principales sus promesas cuando entró a la presidencia era la de proteger el producto americano sobre todas las cosas, todo esto bajo el lema de América primero.

Para el Presidente sólo existe una solución posible, el cierre de fronteras. Un cierre de fronteras que comenzaría por una elevada subida de impuestos y arancelas para frenar la entrada de exportaciones de los países vecinos.

UNA SOLUCIÓN PROTECCIONISTA: cierre de fronteras

Las medidas por las que optaba Trump eran las de imponer nuevos aranceles a los productos extranjeros, siendo los más significativos el del acero y el aluminio, que sufrirían una subida del 25% en el caso del acero y un 10% en el caso del aluminio. Como hemos comentado anteriormente, para Trump, la industria estaba completamente diezmada por las concesiones que Estados Unidos había hecho al mundo, concesiones que debían desaparecer inmediatamente y que reactivaría la industria.

Estas declaraciones suponen una gran amenaza para el comercio global, ya que si finalmente Estados Unidos optase por revocar el Tratado de Libre comercio y el resto de acuerdos con los países con los que mantiene relaciones comerciales, el comercio global sufriría una gran recesión y con ello, un gran lastre para las economías.

Teniendo en cuenta que el peso del comercio global sobre el PIB no ha recuperado sus niveles previos a la crisis de 2008, estas políticas proteccionistas significarían una gran rotura en el equilibrio del comercio mundial, un comercio que duplicó el crecimiento del PIB mundial y que, en caso de desaparecer, significaría una ralentización del progreso económico, con serias repercusiones tanto para los mercados financieros, como para la deuda.

En un entorno globalizado como el que se presenta actualmente, el proteccionismo es una gran amenaza global, ya que representa la principal amenaza de un mundo globalizado. Unas políticas que según la Organización Mundial del Comercio (OMC) califica como políticas erróneas que sólo traerían efectos negativos para los países, además de una desaceleración comercial del 25%.

Comercio de Estados Unidos y el PIB

Para el FMI, las políticas propuestas del presidente de los Estados Unidos significaría una gran amenaza también para el crecimiento de la economía mundial, un crecimiento más que necesario y que ayudaría a muchos países a salir de los escollos que provocó la gran recesión y que con la aplicación de políticas proteccionistas de cierre de fronteras, se vería muy debilitado.

Las declaraciones del presidente Trump ponían en serio riesgo al país de entrar en una guerra comercial con el resto de países y que, como afirmaban los principales analistas económicos mundiales, no tendría buenos resultados para ningún país. Mientras que el presidente Trump afirmaba que no percibía ningún tipo de miedo por entrar en una guerra comercial, muchos de los miembros del partido republicano temían la guerra comercial, oponiéndose al presidente en la decisión.

Estas decisiones llevaron a varios miembros de la cámara de representantes y altos asesores económicos del presidente Trump a abandonar el cargo en la Casa Blanca y salir de esa guerra comercial que el magnate pretendía iniciar.

Aunque para Trump, estas políticas arancelarias y proteccionistas signifiquen un gran avance para la economía norteamericana, otros datos de fuentes bastante fiables como la OCDE reflejan exactamente lo contrario. Lo que el presidente auguraba como una pérdida en los puestos de empleo por la pérdida de peso de la industria del acero y el aluminio en la economía norteamericana se vería completamente frustrado con los indicadores que ofrece la OCDE.



Proyecciones del PIB de EEUU en los 3 escenarios posibles: línea de base, guerra comercial y guerra comercial abortada
Image: Peterson Institute for International Economics

Según los indicadores que nos ofrece la OCDE, estas políticas proteccionistas por las que optaría Estados Unidos no solo resultarían un lastre para la economía y el comercio mundial, si no que también serían perjudiciales para la propia economía norteamericana. Las políticas proteccionistas, por definición, repercutirían en un incremento en la inflación en los Estados Unidos, ya que se produciría un encarecimiento de los bienes de consumo importados del exterior, que observando la balanza comercial –la cual presenta datos negativos-, representan un gran peso en la economía del país.

Esto llevaría a la creación de una espiral inflacionista que acabaría por dañar el consumo en el país, ya que el encarecimiento de productos tendría un gran impacto negativo en el mismo, creando una paralización en el consumo que acabaría, como hemos comentado, dañando la economía norteamericana.

Balanza comercial de bienes y servicios (% del PIB)
Image: Banco Mundial

En materia de empleo, las medidas proteccionistas por las que aboga el presidente de los Estados Unidos tampoco favorecerían el incremento del empleo como el mismo afirmaba. Según los últimos estudios realizados por Oxford Economics, el gabinete de estudios económicos de la prestigiosa Universidad de Oxford, en un contexto políticas proteccionistas y cierre de fronteras, el país norteamericano podría sufrir una pérdida de hasta 300.000 puestos de trabajo. Unas cifras que distan mucho de las aportadas por la Casa Blanca.

Proyección de los sectores y puestos de empleo que se verían afectados por la guerra comercial
Image: Elaboración propia. Datos extraídos del Peterson Institute for International Economics.

Como última consecuencia de la aplicación de sistemas proteccionistas, una política de cierre de fronteras también provocaría en Estados Unidos una fuga masiva de capital, es decir, una retirada y paralización de la Inversión Extranjera Directa que entra al país, por lo que tampoco favorecería en términos financieros, ya que el país sufriría una gran fuga de capital.

Analizando los datos extraídos de la OCDE, los países que optan por economías abiertas, en lugar de protegidas, logran los niveles más altos de crecimiento económico. Además, las declaraciones que hacía el presidente y magnate Donald Trump sobre la pérdida de puestos de empleo debido al comercio internacional se vería totalmente frustrada con los últimos estudios que indican que la liberalización del comercio global y las inversiones suponen un crecimiento en los salarios reales promedio en lugar de destruir empleo.

Según el estudio del comercio internacional, aplicado a 63 países, reveló que un alza de un punto porcentual en la relación comercio y PIB podría suponer un ingreso per capita entre el 0,5% y el 2%. También se ha podido observar como una liberalización del comercio también supone un mayor beneficio para los propios trabajadores, al disponer de productos con un menor precio y una mayor oferta de productos y servicios.

Por otro lado, si observamos el gráfico que nos muestra la Reserva Federal de St. Louis, donde se mide la producción de la industria del metal y el acero, salvo la estacionalidad de la producción y las grandes depresiones económicas de los años 1990, 2000 y 2007, podemos observar como no se producen grandes reducciones como afirmaba el presidente, ya que la salvaguardando una leve caída, la producción en la industria del metal y el acero es similar, incluso ha sufrido un leve incremento, a la de hace 20 años.

Producción industrial de productos de acero y metal en los EEUU (84/18)
Image: Reserva Federal de St. Louis

Estos estudios desmontarían por completo las teorías iniciales del presidente de los Estados Unidos, donde afirmaba categóricamente que dar facilidades al comercio entre Estados Unidos y el resto de países estaba acabando con el empleo en muchos sectores del país, junto con algunas industrias.

Pese a esto, el presidente sigue optando por renegociar los tratados de comercio con los países, haciéndolos más proteccionistas para priorizar el producto nacional frente al producto extranjero. Para Latam, una de las grandes aliadas comerciales de Estados Unidos, una rotura en los tratados de comercio significaría grandes pérdidas económicas y aunque otros continentes y países como Europa o el continente asiático se viesen afectados por estas políticas proteccionistas, el continente latinoamericano sería, sin duda alguna, el perdedor de esta guerra comercial.

UN LASTRE PARA LA ECONOMÍA LATINOAMÉRICANA: México, el gran perjudicado

Como comentábamos antes, si Estados Unidos finalmente optase por aplicar restricciones al comercio internacional, para LATAM, una de sus grandes aliadas en materia comercial, significaría grandes pérdidas y un gran impacto en materia económica.

Latinoamérica, por detrás de China, se situaría en el segundo socio comercial con mayor importancia de los Estados Unidos. Tanto en importaciones como en exportaciones, Latinoamérica representa el segundo peso más importante en materia comercial con el país. Aunque para estados unidos, el comercio internacional esté perdiendo peso respecto a su PIB, su peso sigue siendo de casi un 30%.

Para Latinoamérica, el 35% de sus exportaciones son a los Estados Unidos, significaría que una ruptura de negociaciones en el comercio con los Estados Unidos representaría una pérdida bastante importante para los países que la integran.

Además, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe auguraba un gran crecimiento para los países latinoamericanos con un aumento en las exportaciones, crecimiento que no se daría en caso de optarse por una retirada de dicho tratado.

Una ruptura del TLCAN significaría un gran lastre para la economía latinoamericana, que supondría para los países grandes riesgos de crisis económica y el estancamiento de sus economías.

Observando estos datos, podemos observar como la importación de bienes en millones de USD en Estados Unidos representa monetariamente 2 billones de USD, según las últimas cifras recogidas por el Banco Mundial, de los cuales, el 13’5% es la representación que posee México dentro de los principales proveedores, lo que nos lleva a saber el gran peso de las importaciones de Latinoamérica y el Caribe en los Estados Unidos.

El más perjudicado en caso de que se produjese una rotura en el TLCAN sería México, un país que el año pasado tuvo un comercio bilateral con los Estados Unidos por valor de 280.000 millones de USD, unas cifras que representan el 80% de las exportaciones del país, y que, aunque se esté abriendo a más mercados en el exterior, representaría una pérdida de casi la integridad de sus exportaciones.

Para México, las exportaciones a los Estados Unidos representan casi un 36% de su PIB, por lo que es un ingreso más que imprescindible. Si Donald Trump optase por eliminar el TLCAN, esta pérdida significaría prácticamente la quiebra del comercio internacional para el país azteca, además de un proceso de crisis para el país, devaluando el peso mexicano –que ya sufrió una devaluación del 12% cuando Trump se proclamó como nuevo presidente de los Estados Unidos- frente al dólar cerca de un 8%, el mínimo histórico del Peso y que representaría una pérdida de poder adquisitivo para los ciudadanos y empresas que tendrían que reducir obligatoriamente su consumo y sus importaciones.

Además, México también representa el 16% de las exportaciones provenientes de México, es decir, el 16% de las exportaciones que realiza Estados Unidos, tienen como destino el país Mexicano. Un porcentaje bastante elevado que sitúa a México como el 3er país que más exportaciones recibe de Estados Unidos por detrás de Canadá y Europa, además de ser la relación comercial más equilibrada por delante del gigante asiático, China.

Estas nuevas regulaciones en materia arancelaria pondrían en serio riesgo las previsiones de crecimiento que se esperaban para México. Agencias de Rating y entidades bancarias ya han asegurado que ante este contexto geopolítico, las previsiones de crecimiento económico para México -las cuales se encontraban en el 2,3%- se verían reducidas al 1,8%. Unas cifras que, para México, representa una desaceleración en el crecimiento económico que supondría mayores dificultades, ahora estaba empezando a ver sus primeros brotes verdes.

Junto con la economía, el empleo en México sería otro de los afectados de una implantación de políticas proteccionistas ante la rotura de tratados. Según las previsiones, si no se llegase a alcanzar un acuerdo para mantener las relaciones comerciales, para México significaría la destrucción de un millón de empleos, una cifra más moderada que en los Estados Unidos, pero que si lo ajustamos al tamaño y la población del país, representa un gran número de empleos.

Algunos miembros del gobierno Mexicano, pese a su miedo por la eliminación del TLCAN, han afirmado que en caso de no llegar a un acuerdo de comercio con los Estados Unidos, México optaría por seguir exportando mediante las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), las cuales subirían los aranceles, pero asumibles para el país.

Si observamos los datos macroeconómicos que se prevén para México en un contexto de ruptura de relaciones comerciales, el país Azteca sería el más perjudicado con diferencia del resto de países que conforman América Latina y el Caribe. Además, esta ruptura de relaciones comerciales no quedaría solo en eso, si no que supondría una ruptura de relaciones diplomáticas, que pondrían en serio riesgo –aun más difícil- la libre circulación de personas entre ambos países.

Para muchos empresarios Mexicanos, las malas decisiones del presidente llevarían a México a una recesión económica innecesaria, ya que los tratados de libre comercio eran mutuamente beneficiosos para ambos países, aseguran.

LATAM Y LAS ECONOMÍAS EMERGENTES

En este contexto proteccionista, un contexto que perjudicaría gravemente a una de las principales economías latinoamericanas como lo es México, los grandes perjudicados de la situación también serían los países emergentes, esos países que están marcando las cifras records en materia de crecimiento económico.

Países latinoamericanos y del caribe como Colombia, Argentina Venezuela, Chile, República Dominicana, Perú, México y Brasil, los llamados como las nuevas economías emergentes, una serie de países donde el Índice de Desarrollo Humano está a un alto nivel –salvando el caso de Venezuela, el cual su economía no está pasando por su mejor momento- podrían verse arrastrados por unas políticas proteccionistas completamente innecesarias.

Según los últimos datos obtenidos de la OCDE, los países emergentes sufrirían gravemente las consecuencias de unas políticas proteccionistas, que verían como su crecimiento económico estancaría sus economías. Este contexto podría suponer un riesgo muy alto para los países emergentes, ya que si por algo se caracterizan estos países es, tanto por la necesidad, como por el acelerado ritmo de crecimiento de sus economías.

Latinoamérica y El Caribe posee diversos países entre ese selectivo de países emergentes. Este selectivo de países emergentes, uno de sus principales métodos de crecimiento y que le ha llevado a tener un acelerado ritmo de crecimiento ha sido el comercio global y las facilidades transaccionales que ofrecían las políticas de libre comercio con los Estados Unidos.

Presentando un contexto donde estos sistemas proteccionistas marcasen la economía y las normas del comercio global, los países con menos recursos, es decir, aquellos que no están no están desarrollados por completo y se encuentran en vías de crecimiento –en el caso que se encuentran los países emergentes-, serían los más perjudicados, ya que el bajo nivel de recursos monetarios los dejaría fuera del mercado.

Junto a esto debemos tener en cuenta el incremento del valor de las transacciones, algo que perjudicaría gravemente a estos países. El problema que traería un incremento en el valor de las transacciones sería el valor de la divisa del país que desea realizar esa transacción, un escenario bastante complejo que en el caso de los emergentes, coincide con que también son los países que poseen las divisas más débiles, dentro de las divisas transaccionales de uso, medianamente común.

Image: Mercado de divisas (FOREX). Advertencia: estas cotizaciones cambian constantemente.

Valor del cambio de divisa en las distintas divisas de LATAM y El Caribe (100 USD)

Fuente: Mercado de divisas (FOREX). Advertencia: estas cotizaciones cambian constantemente.

Como podemos apreciar, este incremento en el valor de los productos y el bajo poder adquisitivo que tendrían los países latinoamericanos en un contexto donde sus divisas se devaluasen sería algo realmente catastrófico, tanto para los ciudadanos que integran estos países, como para el consumo de los mismos. Un dato importante a tener en cuenta, ya que podría producirse una nueva recesión.

Finalmente, tanto las organizaciones encargadas de supervisar y regular el comercio global, como los principales gobernantes de los principales países afectados por estas políticas están estudiando las posibles vías para reducir, solventar, el gran impacto negativo que supondría para sus respectivas economías. Sin embargo, la última palabra, como “dueño” del comercio de su país y de sus políticas comerciales, la tiene Estados Unidos.

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