Las mujeres musulmanas que trabajan son un mercado de billones de dólares
Image: REUTERS/Muhammad Hamed
En los últimos 15 años, una cantidad sin precedentes de mujeres, en particular millenials, han salido de sus casas para comenzar a trabajar en todo el mundo musulmán. Millones se han unido a la fuerza laboral por primera vez, en un movimiento donde la economía triunfa sobre la cultura.
El mundo musulmán no es un organismo monolítico, sino que está compuesto por un conjunto diverso de economías, culturas y geografías. La mayoría de las y los musulmanes del mundo viven en 30 mercados emergentes, en los que son la mayoría de la población. En conjunto, estas economías comprenden el 12% del PIB mundial y una quinta parte de su población.
Estos incluyen países con altos ingresos per cápita como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Kuwait; países de ingreso medio alto como Malasia, Turquía, Irán, Jordania y Túnez; y economías de ingresos medios bajos como Marruecos, Pakistán, Indonesia, Egipto, Bangladesh y Tayikistán.
Los musulmanes también son más jóvenes que el promedio mundial, con una edad media de 23 años en lugar de 28, como resultado de la "explosión de natalidad" del mundo musulmán. Los jóvenes musulmanes ahora son los más educados en la historia de sus países, tienen nuevas actitudes y usan nuevas tecnologías.
Diez cosas que debe saber sobre el extraordinario aumento de mujeres que trabajan en esta nueva generación:
1. La mayoría de las y los estudiantes universitarios en el mundo musulmán son ahora mujeres. Siendo tradicionalmente una minoría en la educación, las mujeres ahora superan en número a los hombres. En Indonesia, el país de mayoría musulmana más grande, la matrícula universitaria de mujeres aumentó del 2 % en 1970 a casi el 33 % en la actualidad, mientras que la inscripción masculina aumentó del 4 % al 29 % en el mismo período.
En Arabia Saudita, hace diez años, alrededor del 30 % de las mujeres en edad universitaria asistían a la universidad. Hoy asiste la mitad, una proporción más alta que en México, China, Brasil e India. Esta es la base del talento para la nueva fuerza de trabajo de cuello blanco del mundo musulmán.
2. Las carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) son una historia de éxito particular para las mujeres musulmanas, ya que las prepara para destacarse en la cuarta revolución industrial. En la mayoría de los países del mundo, las mujeres representan una proporción muy baja entre los expertos en codificación y en las ciencias en general. Pero hay cinco países donde, entre los estudiantes matriculados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), las mujeres superan en número a los hombres. Dos de ellos, Brunéi y Kuwait, son economías de mayoría musulmana.
En otros 18 países, las mujeres representan el 40 % o más de las y los estudiantes de carreras STEM. Más de la mitad de estos son también países de mayoría musulmana, incluidos Túnez, Qatar, Argelia, Omán, Malasia, Jordania, Baréin, Azerbaiyán y los Emiratos Árabes Unidos. En Arabia Saudita, el 38 % de las y los estudiantes en esos campos son mujeres y, en Irán, el 34 %. En el Reino Unido, el 36 % son mujeres, mientras que en los Estados Unidos, es el 30 %.
3. Cincuenta millones de mujeres se han unido a la fuerza laboral por primera vez desde el cambio de milenio. Una inesperada, aunque poco reportada, revolución ha estado sucediendo para las mujeres, con la llegada de la cohorte más numerosa y educada que alguna vez haya ingresado en los mercados laborales de sus economías. Justo después del cambio de milenio, había alrededor de 100 millones de mujeres trabajando en los mercados emergentes del mundo musulmán. Hoy, esa cifra se ha incrementado a casi 155 millones, un aumento del 50 % en solo 15 años.
Las mujeres que trabajan ahora representan el 30 % de las 450 millones de mujeres en las economías de mayoría musulmana. Las tasas de participación en la fuerza de trabajo varían ampliamente: 74 % en Kazajistán, 53 % en Indonesia y Malasia, 42 % en los EAU, 33 % en Turquía, 26 % en Pakistán y 21 % en Arabia Saudi. Pero estas tasas crecen más rápido para las mujeres que para los hombres en casi todas las economías de mayoría musulmana.
4. Sus ganancias combinadas harían a las mujeres musulmanas el decimosexto país más rico del mundo. Las mujeres que trabajan y sus ingresos disponibles representan un gran mercado nuevo, con ganancias que ascienden a casi 1 billón de dólares. Esta nueva generación de mujeres es sofisticada y tiene conexión digital. Está accediendo y creando una nueva demanda en una amplia variedad de campos, desde educación, salud y alimentos hasta finanzas, moda e informática.
Si bien la inversión inicial en la educación de niñas y mujeres ya ha comenzado a dar frutos para sus economías, aún queda mucho por hacer. Si se lograra una participación igualitaria en la fuerza de trabajo, los países musulmanes podrían agregar otros 5,7 billones de dólares a sus ingresos. Solo en el Medio Oriente, si la participación femenina en la fuerza de trabajo alcanzara su máximo potencial para el año 2025, el PIB de la región aumentaría en un 47 %, según McKinsey. Incluso si la participación femenina en la región aumentara "solo" para coincidir con el país con mejor desempeño de la región en la actualidad, habría un aumento del 11 % en el PIB.
5. Esta revolución económica tiene un precedente histórico. Si bien el rápido crecimiento de mujeres que trabajan en todo el mundo musulmán es nuevo, la cohorte de mujeres empresarias ambiciosas de la actualidad puede encontrar en la historia un modelo a seguir. La primera persona que se convirtió al Islam fue una mujer de negocios, una comerciante adinerada llamada Khadija, que contrató al profeta Mahoma y lo envió a una misión comercial desde La Meca hasta Siria. Ella se convirtió en su esposa y financió al partidario de la nueva religión en sus primeros días.
6. La globalización, la tecnología, la ambición y las necesidades económicas han creado una "tormenta perfecta" para el aumento de las mujeres trabajadoras en los mercados emergentes del mundo musulmán. La globalización y la tecnología les han abierto una gama de oportunidades económicas, y nuevos modelos de participación que van más allá de sus propias comunidades. Las mujeres, especialmente las que han recibido educación, eligen demostrar su capacidad y empoderamiento fuera del hogar, adentrándose en un ámbito no previsto por la generación de sus madres y abuelas. En otras palabras, se está imponiendo una nueva generación de mujeres musulmanas ambiciosas y educadas.
Además, el modelo tradicional de sostén de la familia y cuidadora de la generación de sus padres ya no es viable para sustentar la vida que muchas mujeres, y hombres, desean para sí mismos y para sus hijos. Los hogares con doble ingreso se han convertido en la norma para las parejas urbanas de clase media con aspiraciones de movilidad social.
7. Cuando se trata de equilibrar el trabajo y la familia, las mujeres todavía tienen la mayor parte de la responsabilidad. Si bien muchas parejas jóvenes de clase media en Yakarta, Estambul o Jeddah ahora tienen más en común con sus pares en Londres, Nueva York o Hong Kong que con sus padres con respecto a la división del trabajo, las tareas domésticas no remuneradas aún son reponsabilidad en gran medida de las mujeres. En Turquía, por ejemplo, las mujeres pasan casi tres veces más de tiempo en trabajos no remunerados que los hombres. Las mujeres musulmanas profesionales urbanas a menudo recurren a la disponibilidad de ayuda doméstica barata para realizar los quehaceres domésticos, y muy a menudo dependen de fuertes redes familiares para el cuidado de los niños.
8. Las empresas están aprovechando esta nueva tendencia, y los políticos deben actualizarse. Las mujeres que trabajan y sus habilidades, gustos y ganancias ya no son un nicho de mercado. Las empresas locales y multinacionales han tomado nota de este enorme potencial. Muchas están invirtiendo en estrategias específicas para contratar y retener a más mujeres, y están diseñando prácticas que se ajustan al contexto y la cultura locales.
También reconocen que el segmento de consumidores representado por las mujeres con control sobre sus ganancias es muy diferente del consumo indirecto de las mujeres que siguen en sus funciones domésticas tradicionales. Y están empezando a diseñar productos y servicios para este nuevo mercado. Los gobiernos deben ponerse al día con las nuevas realidades de la creciente cohorte de trabajadoras, empleadoras, contribuyentes y consumidoras, en particular ampliando el acceso a las finanzas, el transporte y la tecnología, fomentando el emprendimiento femenino e incentivando a las empresas a contratar, retener y promover a las mujeres.
9. Las plataformas gig y el comercio electrónico son un camino de oportunidades económicas sin precedentes para las mujeres musulmanas. Las mujeres emprendedoras con conocimientos de tecnología en todo el mundo musulmán están aprovechando oportunidades digitales en campos en los que tienen una ventaja comparativa para comprender el mercado. Raye7 de Egipto es un servicio de viaje compartido ideado por la empresaria Samira Negm, que resuelve la congestión del tráfico y el transporte seguro. La start-up pakistaní doctHERS pone en práctica las consultas digitales para conectar a las comunidades rurales remotas con "amas de casa" que también son médicas calificadas. Hijup de Indonesia afirma ser la empresa minorista en línea más grande de "moda modesta", que atiende a mujeres devotas que les gusta estar a la moda y tienen ingresos disponibles. Todas estas empresas incorporaron nuevas perspectivas femeninas a la solución de los problemas familiares.
Otras plataformas gig están captando el "mercado de las mujeres". Ladyjek en Indonesia ofrece traslados en motocicletas solo para mujeres a través de ciudades superpobladas. Mumm en Egipto conecta a las cocineras expertas con miles de personas que desean comidas sanas y caseras en sus oficinas. Careem en Arabia Saudi está enseñando a conducir a una nueva cohorte de mujeres, anticipándose a que podrán conducir legalmente a partir del verano de 2018. La economía gig es un camino nuevo y más seguro de lograr un sustento para las mujeres en los mercados emergentes del mundo musulmán, que tienen esta posibilidad por primera vez; a diferencia del mundo occidental donde suele ser sinónimo de trabajo precario.
10. Las implicaciones de esta tendencia van mucho más allá de las fronteras del mundo musulmán. A medida que la cantidad de mujeres musulmanas que trabajan crece, las implicaciones de su aumento van mucho más allá de las fronteras de los mercados locales. Una de cada diez personas en el planeta es una mujer musulmana. Hay 800 millones en total. Eso es más que las poblaciones combinadas de los EE. UU., Rusia y Brasil. De hecho, ya hay más mujeres que trabajan en todo el mundo musulmán que en los EE. UU. o la UE. Sus fortunas económicas determinarán la prosperidad y la estabilidad de sus propios países y, por consiguiente, de la economía global.
Saadia Zahidi es directora del Centro para la Nueva Economía y Sociedad y miembro del Comité Ejecutivo en el Foro Económico Mundial. Su libro, Fifty Million Rising, ya está a la venta.
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