La desigualdad se estanca generacionalmente
Image: REUTERS/Aly Song
¿Es la desigualdad un problema económico? Para muchas personas no deja de serlo, mientras que para otras no es un problema grave mientras que las capas más bajas de la sociedad tengan sus necesidades básicas cubiertas. Para mí no es tanto la desigualdad, como que esta se transmita intergeneracionalmente.
Porque, según numerosos estudios, si naces en una familia con una buena posición económica, es muy probable que esta la mantengas y también lo hagan tus hijos e hijas. Pero esto también tiene otra lectura, y es que si naces en una familia con una mala posición económica es bastante probable que no salgas a flote y sigas siendo un hijo o hija del hormigón.
Recientemente hemos estado hablando sobre la desigualdad en la crisis, y también se suele hablar mucho de que las familias que se hicieron ricas durante el franquismo siguen siéndolo en democracia. Lo primero a considerar es que esto no sucede sólo en España, de lo que se desvela de un reciente estudio de la OCDE sobre la movilidad social y cómo incrementarla. Por otro lado, no estamos hablando del país más igualitario, pero tampoco en el que tiene peor movilidad intergeneracional.
Normalmente cuando se trata este tema, se habla del 1%. Esa “casta” como la ha acabado llamando un partido político de ejecutivos, empresarios y cargos políticos que domina nuestra sociedad. Pero la verdad es que ese 1% no es tanto. En realidad la capa superior de la sociedad a la que es muy difícil ascender y de la que no se baja tanta gente es bastante mayor, según el estudio entre un 10 y un 20% de la sociedad.
Por lo que estamos viendo, en todos los países del mundo parece que la clase social se está transmitiendo de una generación a la siguiente, a pesar de haberse abolido privilegios sociales (como no pagar impuestos) asociados a la clase hace decenas de años. Hoy en día los países ricos proporcionan un sistema educativo, mejor o peor, un nivel de protección social, mayor o menor, e incluso un sistema de impuestos más o menos progresivos.
Por ejemplo, empezando en países de nuestro entorno, en Italia según un estudio los y las descendientes de las familias de los comerciantes ricos de 1400, siguen teniendo una buena posición económica. En otros países, como China, se ha visto como la descendencia de las élites del Partido Comunista de Mao mantiene una buena posición económica, lo cual también sucede en Reino Unido o Estados Unidos.
De hecho, según un investigador de la Brookings Institution, en Estados Unidos se ha hablado como el 20% de los estadounidenses que formarían la clase media alta, mediante las políticas que instituyen por las políticas públicas que ellos ponen en marcha al alcanzar el poder. Por ejemplo la deducción fiscal por vivienda es un ejemplo de una política que acaba beneficiando a las clases más ricas. En Estados Unidos, el tratamiento preferencial que dan algunas universidades a hijos e hijas de personas graduadas en la misma, ayuda a la inmovilidad social.
También en EEUU, recientemente ha publicado Mathew Stewart en The Atlantic sobre cómo el 9,9% (dejando la posición de élite y dueños del mundo al 0,1% superior en la sociedad) como se ha convertido en una especie de aristocracia en el país.
Por ejemplo el 0,1% de la sociedad en EEUU es dueña del 20% de la riqueza. Pero es que el 9,9% siguiente es dueña del 60%. Con lo cual el 90% restante de la población acaba compartiendo el 20% restante de la riqueza.
Además, esta capacidad económica les ayuda a llevar a su descendencia a los mejores colegios y, con el tiempo, a las universidades de élite (pagando incluso asesores para ello), a vivir en vecindarios buenos y seguros, y pagar una buena sanidad. Esto les ayuda a permanecer en esa élite y mantener a sus familias en la misma.
El economista Alan Kruguer, ex asesor del presidente Obama, inventó lo que se ha conocido como la curva del Gran Gatsby. Básicamente, esta muestra una correlación entre la desigualdad en una sociedad (medida por el índice de Gini) y la movilidad en la misma (medida por índices de movilidad social).
Básicamente esta curva muestra que cuanto mayor es la desigualdad en una sociedad, menor es la movilidad social. Lo cual tiene sentido, puesto que hay más camino que recorrer entre los distintos estamentos de la sociedad.
En España, por ejemplo, una persona que naciera en el 10% económicamente más débil de la sociedad no tendría fácil situarse en la media, de hecho lo más probable es que no lo consiguiera, sino que necesitara cinco generaciones para hacerlo. Es decir, no serían sus hijos/as, sus nietos/as, ni sus bisnietos/as, sino sus tataranietos/as los que por fin estarían en la media de ingresos.
Puede parecer mala, y desde luego es peor que la de los países nórdicos, pero es equivalente a la de países como Bélgica, Canadá, Japón u Holanda, y mejor que en Alemania y Francia (donde se necesitarían seis generaciones), ya no digamos Colombia (el caso más extremo, once generaciones).
De hecho, en la curva del Gran Gatsby, la OCDE sitúa a España aproximadamente en la media de la OCDE24, no muy lejos de Australia o Grecia, y por supuesto lejos de los casos extremos de Colombia, Brasil, Chile o Argentina. Así que si alguien quiere unirse a este decil (10%) o quintil (20%) de mayores ingresos de la sociedad, es bastante complicado, pero no imposible.
La respuesta no es tan fácil, digamos que sí y no. No lo tenemos porque la desigualdad económica y la falta de movilidad en España es alta pero no extrema, de hecho es mejor que algunos países de nuestro entorno (Reino Unido o Estados Unidos). No obstante, se podría mejorar, y queda camino para que sea como la de los países nórdicos.
Sí lo tenemos principalmente por el empleo. Los salarios en España son bastante bajos y la tasa de desempleo es extraordinariamente alta. Existe un mercado laboral muy dualizado, entre trabajadores con buenos empleos, antigüedad y seguridad laboral y trabajadores y trabajadoras precarias que van cogiendo contratos temporales mal pagados.
La poca adaptación al nuevo contexto global y que en los últimos años se haya perdido la oportunidad de hacer reformas de calado que solucionen los problemas de nuestra economía, hacen que nuestra economía tenga serios problemas que tienen que irse abordando, y que deberían de mejorar la desigualdad en el país.
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