¿Está la banca tal y como la conocemos en vías de extinción?
Image: REUTERS/Bobby Yip
Las finanzas viven una época en la que se produce una desagregación de servicios históricamente ofrecidos por bancos. Algunas entidades han utilizado esta desagregación para volver a ofrecer servicios y crear productos transversales que cubren un gran número productos bajo un mismo paraguas. Estas empresas, llamadas, en la jerga sectorial, challenger banks han pasado a la primera línea de la actividad bancaria de nuestro país. Algunos lo ven como algo pasajero; otros, como una verdadera revolución que podría acabar con el sector bancario tal y como lo conocemos.
Si bien es difícil predecir dónde acabará el sector en 20 años, es innegable que la amenaza de los challenger banks es real. Solo a nivel estructural, los cambios tecnológicos —potenciados por innovaciones en medios de pago, seguros, blockchain y automatización de servicios— hacen temblar los cimientos, hasta hace poco estables, de las actividades de los bancos más orientadas al cliente.
Existen al menos 3 factores que hacen que los challenger banks puedan tener una ventaja competitiva notable y sostenible a medio plazo frente a la banca:
Carecen de total infraestructura física —no tienen sucursales—, por lo que se pueden mover más rápido, sacar productos y probarlos en semanas o incluso días. En muchos casos son expertos en crear interfaces y experiencias de usuario más adaptadas a los tiempos. El centro de todo lo que se crea es el usuario final y no la cuenta de resultados. Mezclando tecnología con agilidad, empatía y transparencia, se logra una combinación ganadora que encaja muy bien con los usuarios modernos de banca.
La generación Z —los nacidos a partir de 1995— es verdaderamente nativa digital. Usan internet desde muy jóvenes, son autodidactas y los nuevos procesos tecnológicos les son familiares. Se mueven en Snapchat, Whatsapp e Instagram y cualquier experiencia de uso que sea más complicada no les interesa. Los bancos no se han caracterizado por crear productos intuitivos, sencillos de entender y modernos.
El modelo con el que han competido los bancos tradicionalmente basado en la portabilidad —una cuenta abierta en un banco implica el cierre de otra— no aplica a los challenger banks, puesto que se pueden usar para cosas muy concretas. Y la inexistencia de comisiones implica que se puede crear una cuenta como algo complementario. Algunos servicios cuentan con proposiciones de valor únicas que buscan servir de gancho para captar y retener clientes que vayan a hacer un uso prolongado en el tiempo. Todo de la mano de la introducción de nuevos productos que se adaptan a estas necesidades de uso. Las empresas que empiezan de cero pueden entender mucho mejor a sus clientes y desarrollar productos más exitosos.
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