Economía en concreto: Portugal, inversión y distancia con Europa
Jordi Sevilla
Economista y vicepresidente de contexto económico de Llorente & Cuenca. , Ministro de Administraciones Públicas del Gobierno de España entre 2004 y 2007.En este nuevo documento Economía En Concreto se analiza el modelo de recuperación de la economía portuguesa, la situación de la inversión en España y aquellos aspectos que siguen separando (negativamente) a España de la media Europea.
- Portugal se configura como un modelo exitoso de salida de la crisis alternativo al griego gracias, precisamente, a que no ha deprimido tanto su demanda interna
- Crece la inversión en España, aunque todavía alejada de la media europea y de la situación anterior a la crisis. Empieza a ser imperativo la recuperación de la inversión pública.
- La distancia de España con la media europea se agranda, en negativo, en demasiados asuntos importantes. Recuperar el rumbo de equipararse a los países más avanzados de la eurozona debe ser una necesidad política.
Antonio Costa, líder del Partido Socialista (PS), es primer ministro de Portugal desde noviembre de 2015. Gobierna en minoría gracias a un pacto con las fuerzas a la izquierda (el Bloque de Izquierdas, el Partido Comunista y los Verdes), capaces de lograr una mayoría alternativa sobre la base del rechazo a las anteriores políticas de austeridad.
El 22 de mayo de 2017, la Comisión Europea recomendó la salida de Portugal del Procedimiento de Déficit Excesivo, reconociendo la evolución favorable de la trayectoria fiscal de Portugal. El gobierno de Costa ha logrado los déficits más bajos y los superávits primarios más altos en décadas. También se ha logrado un saldo positivo en la cuenta corriente.
Portugal ha registrado 13 trimestres consecutivos de crecimiento, lo cual ha ido acompañado de una recuperación sostenida del mercado laboral, y ha repercutido positivamente en las cuentas públicas.
Sin embargo, la inversión pública ha sufrido una fuerte caía para cumplir con los ajustes presupuestarios, pasando de representar el 5,5 % del PIB en 2010 a menos del 2 % del PIB el pasado año.
El gobierno ha apostado por una estrategia de estabilidad impositiva, en lugar de una reforma en profundidad del sistema tributario. Ha subido los impuestos sobre los combustibles, el tabaco y las bebidas azucaradas, y al IBI. Y se ha logrado compaginar la consolidación fiscal con una serie notable de medidas sociales:
- Dos subidas del salario mínimo
- Una descongelación de las pensiones
- Una restauración de la semana de 35 horas para la función pública y de sus salarios, y el reinicio de las contrataciones en este sector
- Una reducción temporal y progresista de las aportaciones a la seguridad social de los que cobran el salario mínimo, para que recuperen poder adquisitivo.
La inversión española ha perdido unos 114.000 millones de euros y 5 puntos sobre el total de la inversión en el área Euro respecto a su nivel en 2007. La recuperación de la inversión en la eurozona es más rápida y acusada que en el caso español. Francia (36.423 millones), Alemania (120.493 millones) y Dinamarca (522,4 millones) invierten ahora mucho más que en 2007.
Si bien la inversión española llegó a pesar más del 30 % sobre el PIB, ahora está en el 19,8 %. Desde 2012 crece pero con volatilidad: ha reducido su dependencia del crédito, la rentabilidad no está tan sesgada hacia la vivienda, y los tipos de interés, el coste de la inversión, están en sus mínimos históricos.
La inversión en vivienda es una característica histórica de la economía española, agudizada desde 1995 por un exceso de crédito y un crecimiento acelerado de sus precios. Se está reconduciendo pero hay que seguir vigilante porque aún sigue con porciones altas de la inversión total.
Por su parte, la inversión pública ha perdido mucho peso tanto en relación al PIB como al total de la inversión. De un 4 % del PIB en el periodo pre-crisis a un 2 % en la actualidad. De un casi 15 % del total de la inversión a un 11 % hoy. En Alemania y Francia ha mantenido posiciones y en Dinamarca ha aumentado su peso en el PIB y en el total de la inversión.
Atendiendo a la inversión en infraestructuras, ésta se ha mostrado muy eficaz para aumentar la productividad media de la economía –al reducir los costes operativos de transporte y la accesibilidad, entre otros. Esta inversión pública está siendo la gran pagana de la consolidación fiscal con crecimientos muy por debajo de la media histórica.
La sostenibilidad del crecimiento futuro, aboga por crecimientos más fuertes de la maquinaria y sobre todo de los productos de la propiedad intelectual (el software, la i+d y otros activos intangibles), que desde 2008 son muy bajos.
De esta manera, Conforme aproximemos nuestra tasa de inversión a la media de la eurozona, se irá incrementando el peso de las importaciones sobre la balanza comercial.
Ahora que la economía española está creciendo, es el momento de corregir las importantes diferencias negativas que nos separan de nuestros “socios” europeos.
La elevada brecha en términos de renta per cápita ha aumentado en los últimos años. El PIB per cápita español en paridad de poder de compra (25.900) se sitúa por debajo tanto del promedio europeo (28.900) como de la zona euro (30.700).
España tiene el mayor déficit de la eurozona, situado en el 4,33 % del PIB, y por ello sigue bajo supervisión europea. No obstante, tanto el gasto (42,4 %/ PIB) como los ingresos públicos (37,9 %/ PIB) están por debajo de la media de la eurozona (47,7 % y 46,2 % sobre el PIB respectivamente), lo que indica que hay margen de mejora.
Atendiendo al mercado laboral, España presenta una tasa de paro del 18,75 %, muy por encima del 10 % de la eurozona, y la temporalidad es muy elevada (26,1 %). Además, el desempleo de larga duración como porcentaje respecto a la población activa duplica la media de la zona euro (9,5 % frente a 5 %). La situación es especialmente complicada para los jóvenes, cuya tasa de paro duplica la de la eurozona y su tasa de temporalidad supera el 56 %.
España presenta una tasa de paro del 18,75 %, muy por encima del 10 % de la eurozona, y la temporalidad es muy elevada (26,1 %).
”Otro aspecto en el que avanzar es el esfuerzo inversor en I+D, innovación o digitalización. El gasto real en I+D es tan solo del 1,2 % del PIB, frente a la media europea del 2 %. Además, este porcentaje es inferior tanto en gasto público como en gasto empresarial. El tejido empresarial aporta menos a I+D que la media europea, a la vez que las empresas de alta tecnología de nuestro país (52.784) son muy pocas si comparamos, por ejemplo, con Italia (105.837) o Francia (144.825).
Por otro lado, el fracaso escolar es un grave problema: el 42,6 % de los españoles que tienen entre 15 y 64 años disponen, como mucho, de Educación Secundaria Obligatoria, el 19 % de los menores de 25 años abandonan de manera temprana la educación, y más de 1 millón de jóvenes ni estudian ni trabajan (“ni-nis”).
España presenta problemas estructurales en aspectos fundamentales que no se resolverán solos con el crecimiento y requieren acciones específicas.
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